Título: Huellas en el tiempo
Autor: Jonathan Yaranga
Editorial: Altazor, 2013
Hay que salir de lo cotidiano, tener el valor de ir al frente y publicarlo. Ese es quizá el mayor mérito de «Huellas en el tiempo», un libro de cuentos escrito por Jonathan Yaranaga y que tiene como género a la literatura de época. Con textos relativos a eventos muy puntuales en la historia; La Santa Inquisición, el exilio Napoleón, Las cruzadas, La revolución francesa y el Imperio Romano. Yaranga ha intentado situarnos como viajeros en el tiempo.
Por:
Gianfranco Hereña
Vale aclarar que el intento es lo que se resalta por sobre todo lo dicho al inicio de esta reseña. Huellas en el tiempo tiene algunos baches de estructura. Quiero decir, la novedad inicial de plantearnos un tema novedoso, termina por esfumarse con lo anunciados que resultan sus títulos. Por ejemplo: «Delirios de un moribundo» y «Dicen que mañana me colgarán».
Lo mínimo que un lector más o menos entrenado busca con estos títulos, es por lo menos toparse con algún final shock, cosa que jamás ocurre. Asimismo, el punto de vista que nos plantea puede pecar muchas veces de ser demasiado descriptiva.
«Medio oriente fue testigo, hace más de nueve siglos, de una legendaria guerra. Una guerra que conmovió al mundo, una guerra que impulsó a miles de hombres a morir por su fe: las Cruzadas(…)La amenaza turca puso en peligro al mundo cristiano oriental, por lo que pidieron ayuda a los reinos de occidente (….) La historia que se narra, se halla dividida en dos periodos: la primera cruzada, vista por el místico religioso Pedro el ermitaño(…)» (pg 33)
El mérito de haber logrado construir una atmósfera histórica, no necesita en su caso recurrir a los diálogos que se estrellan contra el cliché. «Tomad vuestras pertenecias e idos en paz todos, no se derramará más sangre, os juro por el profeta que ninguno morirá (pg 78)».
Sin embargo y pese a ello, Yaranga apela a oraciones cortas, lo cual es otro punto a rescatar. Para tratarse de literatura de este género, el uso de este tipo de prosa agiliza la lectura priorizando siempre las acciones antes que la introspección.
Este clima favorece a la creación de la idea que pretende transmitirnos: que la crueldad del hombre no tiene límites. Y este es, quizás, el tema que termina por vertebrar los cinco textos de una edición de Altazor bastante bien cuidada.
El balance es positivo. Me refiero a que, pese a sus limitaciones literarias, bien podría ser una lectura recomendable en escuelas para explicar mejor la historia del mundo. Ya hacía falta toparse con textos de este tipo y autores que se atreviesen a dar un paso más allá de lo común.
