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Título: Maestra vida
Autor: Pedro Novoa
Editorial: Alfaguara 2012

Lograr una voz con autenticidad y saber llevarnos de la mano a lo largo de la novela, es quizá uno de los mayores méritos de «Maestra vida». Pedro Novoa retrata con crudeza la brutalidad que se vive a diario en las calles de Lima. Su prosa, trepidante y coloquial, ha sabido pintar de cuerpo entero a aquellos personajes que más allá de ser invisibles están ahí, día a día, colmando las páginas policiales y siendo una materia exquisita para la crónica roja.

Por:

Gianfranco Hereña

Haga un paseo por las zonas más peligrosas de Lima. Respire el aroma de sus calles contaminadas por la violencia y contenga el aire; uno, dos, los suficientes capítulos como para terminar de leer «Maestra vida»,  novela ganadora del Premio Internacional Mario Vargas Llosa 2011.  De arranque, una cita a Rainer María Rilke anuncia que las páginas siguientes son puro vértigo: «En la vida no hay clases para principiantes; en seguida exigen de uno lo más difícil».

Novoa ha visto en alternar las voces un recurso bastante útil para plasmar lo que quería. Podía resultar bastante arriesgado considerando la extensión del texto. Felizmente, el balance termina siendo positivo, ya que en las 75 páginas de «Maestra vida»,  corren varias historias paralelas. Aunque esto puede llegar a confundir, la agilidad de la prosa contrarresta el peso del estilo y consigue atrapar al lector. Así, podemos encontrarnos con una mujer que es explotada por un marido que vive a expensas de su talento para escribir. a un estudiante que le habla a al «profe Orlando» y que paralelamente trata de salir adelante, ser universitario, hacerse un lugar en medio de esa nueva Lima caótica y emergente.

(Tomado de: La República.pe)

Lima sueña, profe Orlando, se retuerce, lucha. Ha caído de panza encima de una madrugada líquida que pretende hundirla, tragarla, vencerla; pero la ciudad combate por permanecer a flote, maestro, se revuelca, chapotea, ingrávida, encima de sus ojos y de los nuestros. Está aprendiendo a despertar, a desarroparse de esa camisa de fuerza que le cruza y ata, con furia, los sueños por la espalda. Lima aún sueña, profe Orlando, sus alumnos, usted también. (pg 15)

 

 Hoy saldrá de cacería urbana; diablo y puto recorrerá los vericuetos más sabrosos y bravos de las calles. Se tomará un merecido y tantas veces postergado descanso. Se gastará lo poco que pudo ahorrar durante quince años de servicio docente comprando ropa chévere, bacán y cerrará el día con una putilla; pero esta vez, firme. Ojalá no sonámbula y mal soñadora como su jodida suerte, maestro, su perro destino. (pg 18)

Estamos, sin duda alguna, ante una novela que se puede leer de un tirón y que mantiene a lo largo de su estructura imágenes lo suficientemente fuertes como para golpear.  Cito literalmente a Julio Cortázar: «La novela debe ganar por puntos y el cuento por nocaut». En este caso, «Maestra vida»  logra los méritos necesarios como para salir airosa de esa lucha con el lector. Y lo hace, además, como los boxeadores de barrio: con bastante esquina, dispuesta siempre a sorprender con algún movimiento de lujo.

Otras comentarios:

Historias que nos muestran, en una acumulación temporal de eventos trepidantes que las clases en esta vida son sin atenuantes y recias. A través de ellas, se recorre los vericuetos más sabrosos y bravos de las calles, sin concesión alguna, sin tregua ni banderita blanca que valga. Nos muestran que en esta vida el que pestañea, no solo pierde aquí, sino que muere y mal, sin el somero artilugio de la esperanza. (Alfaguara)

 

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