Por Gianfranco Hereña

 

El día en que Éride, la diosa de la discordia, soltó una manzana de oro en medio de la celebración del matrimonio entre Peleo y Tetis, no sólo desató la disputa entre las diosas más cotizadas del Olimpo (Hera, Atenea y Afrodita) sino que dio pie a un conflicto mucho mayor a partir de lo que planteaba su autor, Homero: tratar de resumir en los siguientes capítulos la historia de la humanidad a través de sus miserias y bajas pasiones.

Es verdad que Naves negras ante Troya se nos presenta como una adaptación de la Ilíada de Homero.  También es cierto de que probablemente omita muchas partes de la versión original. Sin embargo, en sus páginas reposan también múltiples lecturas que son las que voy a abordar a continuación y en las que, espero, los pueda animar a consultar el libro independientemente a su nexo con el plan lector para secundaria, ya que se trata de un libro para volver en más de una oportunidad y encontrarle, por lo tanto, más de una lectura interesante.

Arrancamos.

 

El rol de las mujeres en la Guerra de Troya

Si bien el rapto de Helena constituye uno de los hechos más importantes (sino el principal) de Naves negras ante Troya, este hecho va encadenado a una serie desafortunada de eventos que deben padecer las mujeres a lo largo del libro. La adaptación de Rosemary Sutcliff, su autora, nos presenta con sutileza el cómo las mujeres se convertían , de pronto, en motines de batalla. Tal es el caso de Criseida y Briseida, ambas entregadas a Agamenón y Aquiles respectivamente. Sin embargo, también podríamos ver el rapto de Helena en sí mismo como un hecho en el cual las mujeres ocupaban un rango de posesión más que de valía en sí mismas. Helena fue entregada como esposa a Menelao como símbolo de alianza, lo que nos lleva a un contexto en el cual las mujeres cumplían el rol que sus padres decidieran para ellas, independientemente a su voluntad. Asimismo, la presencia femenina cumple, en la mayoría de los casos del libro, una labor que consistía básicamente en la crianza o el acompañamiento a sus pares masculinos. Este tema puede ser ampliamente debatible en un aula (o fuera de ella), ya que puede poner sobre carpeta el largo camino que han tenido que padecer las mujeres para que se respeten sus derechos más básicos, tales como la libre elección con respecto al matrimonio o a sus relaciones interpersonales.

 

Paris: el protagonista del desmadre

Si hay un personaje central en toda esta historia, ese es Paris. Habiendo sido abandonado por sus padres cuando era niño, su familiarización con hechos divinos era poca o nula, condicionando esto también a su posterior decisión el día en que se le presentan las tres diosas del Olimpo. Hagamos un flashback hacia el inicio, cuando Éride suelta la manzana de oro. Ésta contenía un mensaje: Para la más bella. Fiel al estilo de una diosa de la discordia, siembra la intriga y el ego entre Hera (diosa de la abundancia y esposa de Zeus), Atenea (diosa de la sabiduría) y Afrodita (diosa de la belleza). Cada una de ellas se siente en el derecho de reclamar el premio, por lo tanto, la disputa necesitaba de un árbitro, que en este caso fue Paris. Sin embargo, el arbitraje de Paris estaba condicionado, como hemos dicho, a su poca familiarización con encuentros divinos. En lo que pareciera ser casi una campaña electoral, Hera le ofrece riqueza en abundancia. Atenea, en cambio, opta por ofrecerle sabiduría y Afrodita, una mujer igual de bella. Paris opta por lo último, demostrándonos que las decisiones equivocadas son parte de la humanidad desde tiempos inmemoriales.

Por si fuera poco, Paris tiene dos momentos más dentro del libro que merecen resaltarse. Es él quien huye de la batalla cuando, tras haber los griegos ingresado a tierras troyanas, decide enfrentarse a Agamenón y habiéndose dado cuenta de su inferioridad en la lucha, opta por una de las retiradas más cobardes de la historia de la literatura. Sin embargo, y pese a ello, es quien le da muerte a Aquiles, el héroe mirmidón, a quien le clava un flechazo en el talón (su punto débil) tras esconderse detrás de una de las torres pertenecientes a una de las murallas de Troya.

Es decir, tenemos a un personaje que más allá de haber tomado una mala decisión, mata a uno de los héroes del bando contrario sin demostrar alguna habilidad especial, quedándose también con Helena y configurando así uno de los desenlaces más injustos. Sin embargo, es esa inconformidad que ronda a la Ilíada y particularmente a esta adaptación, lo que la convierten en una lectura más que interesante.

Hasta aquí dejo este comentario.

Lee parte del libro aquí: http://www.vicensvives.com/vvweb/_pdf/01%20-%20Naves%20negras%20ante%20Troya%20-%20La%20Iliada.pdf

 

 

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