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Un comunista en calzoncillos es una novela breve muy emotiva. Me ha transportado a esa época en la que los veranos se antojaban eternos y todo estaba aun por descubrir. Es, además, una historia con Historia. Se desarrolla en los momentos previos y posteriores a la sublevación militar en Argentina de 1976, que derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Perón, y dio comienzo a la dictadura de Videla. Su protagonista, una niña cruzando la frontera de la adolescencia, nos ofrece su perspectiva de la figura de su padre y de la gran influencia que ejercen en su vida sus ideas y visión del mundo. Sus emociones oscilarán entre la admiración hacia él y el sentimiento de ser diferente a sus amigos, una carga difícil de soportar.
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Está muy conseguida la dualidad de de sentimientos: ahora niña, ahora adolescente. El debate entre la fidelidad a la familia y el deseo de pertenencia al grupo. La visión infantil de lo “trascendente”, donde el diseño de un gorro de baño puede ser más crucial que la muerte de un familiar. El recién adquirido sentido crítico, que aporta una imagen diferente, y en ocasiones dolorosa, de los padres.
He sentido como si fueran mías algunas emociones de la infancia, ¡incluso recuerdos! Como cuando suspendieron las clases después del 23F y para mí fue una fiesta, ajena a la importancia real de todo aquello, con la televisión sonando de fondo y la casa repleta de rostros preocupados…
Una novela que es un precioso “recuerdo”, íntimo y entrañable.

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