Honestidad brutal. Es lo primero que pienso cuando me enfrento a este pequeño libro («Quisiera que oyeran la canción que escucho cuando escribo esto», La travesía 2019). Se trata de la historia de una familia de mujeres tocadas por el don de la música y la actuación, siendo las más pequeñas quienes cargan con el peso de continuar dicha tradición. Manuela, la protagonista, es una de ellas, y cuestiona su afinidad al canto, provocando así una serie de preguntas que se trasladan a quien la lee como heridas expuestas. A propósito de ello, decidimos mandarle #Las5cortas a Manuela Espinal, su autora, quien pasó por Lima en marco de «La independiente». Acá sus respuestas.

 

Por:

Gianfranco Hereña

Manuela, cuéntame un poco sobre el proceso tras bambalinas detrás de esta novela corta. Digo «tras bambalinas» porque entiendo que vienes también de una familia de músicos.

Bueno, fue trabajar mucho con la memoria y con cosas que en realidad pasaron pero también fue jugar un poco con la autoficción y de convertirme a mí misma en un personaje literario pero que no fuera «yo» del todo. Ha sido también hurgar en mi memoria y trastocar mis propios recuerdos.

¿Tu relación con la música es propiamente la de un don rechazado o ha sido, más bien, el haber huido de ella un salto al vacío del que has salido bien librada?

Digamos que no, no ha sido un salto al vacío. Hubo una preparación detrás por parte mía, porque leí y leí mucho en lo que ha sido el encuentro de una ocasión y, ojalá, un oficio. Ha sido el encuentro de un gusto, de un placer, de una nueva responsabilidad . Así que no, no ha sido propiamente saltar al vacío sino que detrás siempre hubo la idea de hacer algo más. Eso sí, hay que hacer énfasis en que yo no rechazo el don de la música (si es que puede llamarse un don) sino que es el personaje quien lo hace.

Manuela Espinal Solano (Medellín, 1998). Estudió Comunicación social y periodismo en la Universidad Pontificia Bolivariana. Su primera novela se edita en Colombia en 2016. Publica artículos cada mes en el periódico El Espectador y en las revistas Arcadia y Soho. (Vía: http://www.editorialbarrett.org/manuela-espinal-solano/)

Para ti, ¿Qué pesaría más? ¿Que todos esperen algo de ti o fracasar en lo que realmente a uno le gusta?

Creo que siempre va a ser más duro fallarse a uno mismo. De hecho, fallarle a los papás o a quienes uno más quiere siempre será difícil pero uno siempre tiene el deseo de complacerse de alguna manera, y no lograr eso puede llegar a ser más fuerte. Imagino que preguntas esto debido al conflicto que existe entre la madre y la protagonista, lo cual es acertado. Ella decide al final arriesgarse.

En varios pasajes la protagonista se está continuamente moviendo por diferentes ciudades y readaptándose al entorno que la rodea, a veces gracias su condición de extranjera y en otras, gracias a la música ¿Qué significado para ti readaptarte a esta nueva ciudad llamada literatura donde has adquirido protagonismo gracias al talento natural con el que fluye tu escritura?

Esa adaptación tiene que ver con leer y escribir, practicar y forjar un estilo propio. Lo más difícil creo que tiene que ver con forjar una voz propia. Encontrar la literatura ha sido encontrar nuevas responsabilidades pero sobre todo de una nueva vocación. Es la búsqueda de transformar un gusto en un oficio. Del gusto al oficio hay bastantes pasos y este cambio a la literatura, en la que es todo nuevo, me resulta maravilloso y es algo que disfruto bastante.

La última, ¿Hubo realmente canciones sonando en tu playlist mientras escribías o fue más bien un proceso marcado por el silencio?

Digamos que la escritura para mí es todavía un proceso muy callado. Me gusta el silencio y poder así trabajar con los recuerdos y combinarlos no solo con referencias personales sino también con referentes que voy leyendo. Digamos que con el título del libro (Quisiera que oyeran la canción que escucho cuando escribo esto) lo que quería decirle a la gente era en realidad una metáfora de traer al lector a la escena en la que me encuentro cuando escribo lo que escribo. Es decir, una forma de transmitirle a la gente de que ojalá todos pudiesen ver lo que yo estoy viendo y como en el libro todo es musical, juego con eso.

Foto principal: Revista Arcadia

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