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(ENTREVISTA) Algo ocurre así, de repente, y ya nada es igual. Las personas que viven a nuestro alrededor no son las mismas, se han vuelto ciudadanos grises que solo recuperan el brillo en nuestra imaginación. La ciudad donde vivíamos también se ha transformado y la única manera de que sea habitable es, justamente, huyendo. De ahí el título y una serie de preguntas que giran en torno al punto de vista. Sobre «Ciudades Vencidas» conversamos con Miguel Sánchez Flores, su autor.

Por:

Gianfranco Hereña

Naciste en La Plata, Argentina pero toda tu carrera la has desempeñado en el Perú ¿Has pensado en volver alguna vez y escribir sobre la ciudad que te vio nacer?

Nací en Argentina, en 1979, en plena dictadura militar; pero antes de cumplir un año mis padres decidieron enviarme con mis abuelos paternos al Perú, específicamente a Chiclayo. Así que, para mí, la ciudad que me vio «nacer y crecer» más que La Plata es Chiclayo, aquel lugar del norte peruano que tiene a su viento como el correlato perfecto del sol de casi todo el año. Recién volví a La Plata por primera vez cuando cumplí veintitrés años, en el 2002. Recuerdo que en ese viaje traté de registrar con fotos cada espacio de mis primeros meses ahí: el hospital donde nací, el departamento de mis padres, los lugares que frecuentaban, el parque central, su catedral Gótica, el bosque, las calles cercanas. Cuando volví al Perú, luego de algunas semanas, descubrí al revelar las fotos que todas estaban veladas. Me pareció una señal, un mensaje del pasado sobre la dificultad de volver tras tus pasos. Luego de eso he vuelto varias veces, la más prolongada de casi cuatro meses hace unos años. Lo curioso es que en ninguna de ellas escribí mucho y que cada vez que he intentado hacerlo no he podido. Como con las fotos, las historias que emprendo sobre La Plata aún me salen veladas y nada claras.

A diferencia de los personajes, y pese al viaje de mi infancia, creo que yo sí encontré un lugar donde echar raíces.

Ciudades vencidas es un título bastante sugerente para ser un libro de cuentos. Y en cierto modo, lo es porque los personajes dejan de relacionarse con su entorno para cambiar de perspectiva sobre lo que los rodea y ya nada es igual ¿Te ha ocurrido algo similar?

Pessoa tiene un poema que siempre me ha gustado mucho, que dice: ¡Viajar! ¡Perder países! / ¡Ser otro constantemente, / Por el alma no tener raíces / De vivir viendo solamente! Creo que la mayoría de los personajes de Ciudades vencidas justamente se enfrentan al drama del desarraigo que no los ubica en ningún lugar como en el poema. Justamente por eso emprenden viajes, para encontrar su lugar en el mundo, para restablecer algo que ellos piensan pueden recuperar. Rara vez (por no decir, nunca) lo logran. Por el contrario, la brecha de no encontrarse parece hacerse más profunda en estas búsquedas. A diferencia de los personajes, y pese al viaje de mi infancia, creo que yo sí encontré un lugar donde echar raíces. Es en ese lugar, Chiclayo, donde muchas de mis historias se desarrollan e incluso sus calles y lugares están representados en la portada del libro de cuentos.

¿Qué crees que nos hace cambiar más nuestros puntos de vista, Miguel? ¿El tiempo o las personas que nos rodean?

No lo sé muy bien. En mi caso, el tiempo y las personas han permitido que entienda muchas cosas que no entendía antes, pero no sé si han cambiado mucho mi punto de vista. Ser padre, por ejemplo, me ha hecho entender mejor a los míos. También el lugar de enunciación es importante. Finalmente, es distinto si narras un crimen siendo uno de los involucrados o si lo observas todo, a lo lejos, desde la terraza de un edificio.

Mientras elaboraba esta serie de preguntas, salió la noticia del premio que obtuviste a nombre de la Cámara Peruana del Libro. Serán dos publicaciones en un año, lo que para un autor de narrativa es bastante ¿Cómo tomaste la noticia? ¿En qué circunstancias?

Me llamaron un sábado por la mañana mientras recién me levantaba. Así que tardé en darme cuenta de lo que pasaba. Recién cuando me dijeron que estaba todo el jurado, ahí reunido, y que todos me estaban escuchando, caí en la cuenta de lo importante de la noticia. Ni en el sueño más lejano hubiera pensado publicar dos libros en un mismo año. Es una alegría inmensa y también un estímulo importante que Alonso Cueto, Ricardo González Vigil, Karina Pacheco, Jeremías Gamboa y Patricia Arévalo hayan elegido a mi novela como ganadora. Para mí, funciona como una garantía que opera contra las propias inseguridades de quienes recién comenzamos.

(…)es distinto si narras un crimen siendo uno de los involucrados o si lo observas todo, a lo lejos, desde la terraza de un edificio(…)

Cuéntanos un poco de la trama de esta novela que, según tengo entendido, es histórica.

Pese al título Secta Pancho Fierro la novela no tiene nada de histórica. Es más bien un relato que transcurre en un tiempo muy contemporáneo, entre los años 2014 y 2015. La trama en un primer nivel es la de un clásico policial y va así: el profesor Manuel Fontana quiere develar el negocio de una secta que engaña a coleccionistas, museos e investigadores de todo el mundo con obras falsificadas del pintor peruano Pancho Fierro. Para Fontana, la empresa no solo busca desmantelar esta red criminal sino también poner en duda cómo se ha escrito (o se escribe) la historia del arte peruano. Como en el género, Fontana tratará de superar las trabas que la secta le pondrá a su labor. En un segundo nivel la trama se complejiza y de a pocos vemos como las especulaciones del profesor Fontana parecen transgredir la propia realidad a partir de la ficción. Es en ese momento que surge la interrogante sobre cómo se escribe la historia pero también sobre el propio proceso creativo literario. ¿Dónde se establecen los límites entre la vida y la ficción? ¿Cuánto de ella se basa en piezas falsas de la realidad? Como si se tratase de una pintura, la novela se cuestiona sobre cuántas capas de realidad o ficción logran darle forma a una historia.

Bonus Track

¿Qué andas leyendo últimamente?

Ando leyendo La violencia del tiempo de Miguel Gutiérrez, totalmente fascinado por esa especie de gran epopeya de nuestra literatura. A otro ritmo, ando revisando muchos cuentos: Salinger, Alice Munro, Samanta Schweblin, Junot Díaz.

Un comentario para “#Las5cortas

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