Título: La mujer gallina
Autora: Karo Castro
Editorial: Balmaceda Arte Joven, 2016
(RESEÑA) «Karo Castro en su libro La Mujer Gallina, se sitúa desde un escenario particular. Corina Lemunao es una mujer chilena que por su deficiencia mental, fue por sus padres relegada a vivir dentro de un gallinero, adoptando todas las costumbres de las gallinas –aves que no pueden volar- y sin jamás poder desarrollar un lenguaje humano».
Por:
Fabián Burgos
Vivo en una casa antigua, la ventana de mi pieza da hacia un patio bastante grande si lo comparamos con las construcciones actuales, ninguna calle o avenida concurrida queda por los alrededores, desde pequeño que de vez en cuando despierto a mitad de la noche por el ladrido de los perros, desde pequeño que en las madrugadas escucho el canto de los pájaros, también me pregunté si es que entre ellos estaban conversando. También en la adolescencia en alguna borrachera o resaca me pregunté si algo me querían decir –nunca fui lo suficiente intuitivo para preguntarme lo mismo en un estado de absoluta lucidez-. Pero esto no es una duda que me atañe exclusivamente a mí, sino que ha acompañado desde la prehistoria a la humanidad, pájaros que guiaban humanos hacia donde se encontraba la carroña a cambio de una parte del botín. La capacidad de comunicarse con los pájaros como la posibilidad de obtener una comprensión completa de lo existente, así pues, a gran parte de los sabios de la antigüedad (en todas las culturas) se les atribuyó esa sabiduría a la capacidad de hablar con las distintas aves, que efectivamente desde las alturas tenían un rango de percepción inalcanzable para el ser humano. En la comprensión del lenguaje de los pájaros habitaría también la comprensión de la verdad, tanto así que se ha llegado a analogar con el lenguaje de los ángeles o el lenguaje de Dios.
Por lo tanto, en esta analogía el lenguaje de los pájaros no sólo ha quedado supeditado a la compresión de la verdad, sino que también a la comprensión y la posibilidad de ejecución de la fuerza creadora, ese logos o Verbo de la tradición judeo-cristiana que en tanto dice, crea. La palabra transformadora y creadora que atañe al chamanismo, al ocultismo, al tarot, a la alquimia, a la magia, al psicoanálisis y para los más huidobrianamente esperanzados, a la poesía. Obviamente las referencias históricas y culturales al tema son increíblemente amplias, no se agotarían en páginas y páginas. Pero de lo dicho nos bastaremos en este breve repaso. Sólo como añadidura diré que la ornitología no se ha quedado fuera del problema y bastantes avances ha realizado, en torno a las maneras de comunicarse que ciertas aves guardan con nosotros.
La influencia que ha tenido el tema en poesía, histórica y mundialmente es innegable. Libros y más libros desarrollándose en torno a la metáfora del pájaro, ya sea en el cliché del vuelo y su promesa o negación de libertad, en tanto ala extendida, ala dañada, ala rota, ala cortada y más contemporáneamente, de forma particular en Chile revitalizado por el tremendo poema de Juan Luis Martínez, el problema del lenguaje y la capacidad de comunicar lo que efectivamente desea comunicar, en tanto posibilidad de sentido, en tanto posibilidad de verdad. Basta darse una vuelta por una feria del libro para ver la cantidad de poemarios que refieren a los pájaros y sus distintas especies.
Aludiendo a lo último, diversas poéticas han pensado al poeta como médium, como traductor que en su lucha, que en su desgarro puede llegar a verbalizar el sentido más profundo de lo humano, puede llegar a verbalizar la música de las esferas, puede llegar a verbalizar el lenguaje de los pájaros, el mensaje divino o no conseguirlo y simplemente quedar dañado luego de este intento estéril.
Karo Castro en su libro La Mujer Gallina, se sitúa desde un escenario particular. Corina Lemunao es una mujer chilena que por su deficiencia mental, fue por sus padres relegada a vivir dentro de un gallinero, adoptando todas las costumbres de las gallinas –aves que no pueden volar- y sin jamás poder desarrollar un lenguaje humano. Y esa es la gran paradoja que habita en este personaje. Un ser que cualquiera identificaría con lo monstruoso y que sin embargo guarda en secreto la palabra divina, una palabra incomunicable, en tanto su propia gallinicidad la ha alienado de toda verbalización posible.
Desde esta perspectiva podemos pensar que el gesto de la autora, sobrepasa el bullado recurso de darle voz a los sin voz que tan frecuente es verlo en diversas poéticas que aluden al rescate de las distintas marginalidades. Este dar voz, va a desentrañar desde las vísceras la sospecha respecto cuáles serían las palabras articuladas desde este mundo posible.
Ya Castro nos arroja una pincelada en Nací Gallina, el segundo poema de su libro:
“Yo Chicken no hablo con la gente
Conozco el lenguaje de los pájaros
Hablo con los pájaros que
Se entienden con las gallinas
Tengo mensajes que cantarles
Y ellos tienen mensajes que entender
Porque los pájaros también son santos
Porque los pájaros hablan el lenguaje secreto de dios.” (pág. 12)
¿Qué se oculta tras esta divina monstruosidad? Me gusta pensar en eso de que Dios guarda 2 rencores contra los humanos; primero la imposibilidad que tiene de mentir y segundo la imposibilidad que tiene de verbalizar, cada vez que dice crea, de aquello no puede escapar, su palabra nunca es escuchada, es vista, se concreta. Dios no puede hacer poemas, Dios no puede decir que la luna es perla porque se haría perla, el universo no es un poema, el poema surge cuando el humano intenta comprenderlo, cuando el humano intenta transformarlo. No es bella la naturaleza por sí sola.
En el fondo, es esta dualidad entre lo Santo y lo asqueroso, desde donde la poeta se instalará como médium. Ese interesante discurso que se puede extraer de todo aquello que nos habla desde Lo intocable.
El libro consta de 3 capítulo: “El gallinero”, “La domesticación” y “Desplegar las alas”.
El Gallinero será la conciencia de la mujer gallina revelándose, reconociéndose en la monstruosidad en y como reflejo del mundo, mostrando desinterés a que su mensaje sea develado por los humanos, no se lo merecen. Mensaje que en lo más profundo es un mensaje ético, una alegoría a la belleza ética del monstruo, que juguetea con lo santo en esta pureza. La misma pureza de la que sospecha, en algún momento le dará las alas que le permitirán romper la jaula.
“Vivir desde el silencio (sin voz)
No tener miedo del silencio
No tener miedo a permanecer en afonía
Y habitar el espacio más árido del corazón.” (pág. 13)
Así, reconocerá en sí misma al verse en una jaula, un híbrido en exhibición, no sólo para curiosos morbosos, más profundamente, para todos aquellos que quieren intentar desentrañar un mensaje en su voz sin voz.
Luego en “La domesticación” se hablará de una mujer gallina liberada del gallinero, que sin embargo se resiste a mutar humano, pues descubre en esta liberación el verdadero lugar del monstruo, fuera. Es decir, ese nuevo mundo no sería otra cosa que una segunda jaula. Se llena de recuerdos de sus hermanas, donde reconoce a su madre sacrificándolas, dejándola en la verdadera orfandad.
“acá no hay gallos que me despierten de madrugada
Sí, bestias
Muchas bestias en dos patas” (Pág. 43)
Violación, ropas, modales, pastillas, psicólogos, el mundo de los humanos es básicamente hipocresía, esconder al monstruo. Frente a esto el deseo de inmortalizarse pájaro.
Finalmente en “Desplegar las alas”, hablará sobre la verdadera liberación que ve en un doble gesto. Primero, la síntesis monstruo/ divinidad que se encarna en su descendencia, el advenimiento de la santidad al mundo, en tanto mensaje de amor. Segundo, su propia superación, al devenir canto.
Poemas
Con alas de fuego hasta el exterminio
Quiero cantar en todas partes
Quiero una cuna de plumas
Quiero un pedazo de cielo entre las tablas
Quiero un enjambre de abejas en la boca
Quiero mi cuerpo con olor a tierra y jazmín
Quiero que me salgan lenguas de humo por los pies
Quiero abrir mis codos, quiero mis codos emplumados
Quiero cambiarlos por alas de alondras al amanecer.
Morbo
Yo soy el morbo que asusta
la miseria heredada de un pueblo huacho y ausente
Me dieron la posibilidad de ser humana/ si alguna vez pude serlo
pero no
mi meta es ser gallina
Nací para esto
No puedo ignorar mis alas
Una gallina domestica para la audiencia
Querían verme de pie
como ellos comiendo de sus platos
saboreando su vino picado
La anormalidad les satisface su ego perfección
siento la arcada en la garganta/a punto de reventarles en sus caras
El maíz en los campos
ya no basta para saciarlos.
Me vi
Tan muerta y miserable frente a dios
que me dieron hasta la cornea
Sin treguas
La herida sigue abierta en mis costillas
Aún quedan pedazos alojados
por más agua que trague
abro la boca y me salen todos los pájaros
en la sangre fría de las venas.
Eclipse
Tengo la luna
y el sol henchido en mi vientre
crecerás hasta que no tenga sonrisas
pujo tus alas
(Para perder los pies que no necesitamos).
Karo Castro. Santiago Chile (1982) Poeta, Psicopedagoga Licenciada en Educación Ha publicado Mujer Gallina, Ediciones Balmaceda, 2016, Inclinación al Deseo y al Caos gracias al Premio Mustakies Jóvenes talentos 2002, Divas. Blanco y Negro sin ángeles azules. (Campos, F y Castro, C; Ediciones Punto G, Santiago,2014, El Gallinero Ediciones punto G 2015. Descerrajando (2016) en la editorial Ediciones.G. Con su proyecto La Mujer Gallina, texto dedicado a Corina Lemunao, ganó el Poetry Slam Goethe Institute Chile 2015. Su trabajo ha sido publicado en revistas y antologías nacionales e internacionales. Recibió la beca de creación literaria por el consejo nacional de la cultura y las artes 2016. Mención Honrosa categoría Poesía, en los juegos florales Gabriela mistral, Municipalidad de Santiago 2016.
Foto: http://kevinhurlt.blogspot.com/2017/08/la-mujer-gallina-de-karo-castro.html