Un crisol de poetas hace su aparición en «El mar del ángel solo». Andrea Cabel, poeta antologadora y profesora de estos talleristas (ahora convertidos en autores), nos comenta al respecto. 

Por:

Gianfranco Hereña

 

¿Cómo nace el proyecto?

El proyecto nace de los alumnos. 17 talleristas de más de 50 que he tenido en cuatro grupos de diferentes versiones de mi taller «La poesía del goce», deciden juntar fondos y seleccionar sus poemas para armar una propuesta colectiva y a la vez, personal. Decidí involucrarme no solo porque tengo un vínculo con ellos que va más allá del de profesora – alumno, sino porque me di cuenta que realmente disfrutaban escribiendo y porque muchos de ellos veían en la literatura un camino de superación personal, es decir, de reencuentro, de satisfacción, de breve felicidad. De otro lado, todos, si no todos, me parece que están en el camino del aprendizaje constante, y tratan de escribir mejor cada día. De hecho, creo que algunos escriben mucho mejor que algunos poetas que ya han publicado. Por todas estas razones, decidimos publicar la plaqueta con un diseño profesional, y con un editor que sabe del tema. Luis Zuñiga co-fundador del editorial Estación La Cultura es quien se ha encargado del diseño, y yo de dirigir el contenido.

¿Y el título? ¿Tiene alguna relación con alguno de los poemas publicados?

El título es un verso de Oquendo de Amat. Más puntualmente, es un verso del poema «El ángel y la rosa», un poema que Oquendo de Amat dedicó a Eguren. Lo que hice fue seleccionar algunos versos que me parecían interesantes, y se los propuse. Los chicos votaron, en el grupo de Facebook que tenemos, y eligieron este verso. Fue este, por una arrasadora mayoría la que les gustó.

 

¿Quiénes conforman esta publicación?

Esta publicación revela el trasfondo de la idea principal que sostiene mis talleres: no importa tu edad, tu raza, tu sexo, tu condición social ni tu condición económica. No importa de donde vengas o a donde vayas. Escribe. Escribe. Los que conforman esta publicación son muy distintos entre sí: Ana María García es una poeta reconocida, fue jurado del concurso El poeta joven del Perú. Muy distinto su perfil al de Adrián Huamán, el miembro más joven de la plaqueta, que tiene 19 años y estudia Comunicaciones en la UPC. Adrian participa en torneos de improvisación y tiene una prosa y una poética poderosa, verdaderamente fuerte. Pero, si Adrián es alumno, Fausto Mercado, economista y además narrador y Olger Huamaní, están del otro lado de la clase. Ambos son docentes universitarios, y también participan de esta plaqueta. Desde otra arista, muy distinta Dedyz Galindo, por su lado, es capitán del ejercito peruano. Liliana Miranda es poeta, actriz, es conocida por los «Monólogos femeninos»; Nicola Sabroso es muy joven aún, tiene 21 años y milita el partido aprista. Estudia una maestría en escritura creativa en San Marcos. Susana Saco es una artista autodidacta, Kenki Ibañez es cajamarquino, vive en Lima desde hace tiempo y trabaja en un banco. Kevin Martell trabaja como cartero, está estudiando en un instituto. Fabiola del Mar ha descubierto que quiere dedicarse a la poesía, pero estudió Administración de Negocios y Marketing. Diana Albornoz estudia periodismo y derecho en dos universidades distintas. Lo primero que me dijo cuando la conocí es que no tenía idea de cómo escribir poesía. Ahora va a todos los talleres y eventos relacionados a este arte. Ya no solo le interesa, sino que le apasiona. Aquiles Bramón, tan querido, es géminis, desentierra tesoros (es en serio), y tiene un hermano gemelo. Kurt Furse es arquitecto, ha publicado un libro de cuentos y lo que más le interesa es entender la vinculación entre diversas artes. Elizabeth Pelaez estudió literatura en PUCP, tiene formación académica en el arte de la poesía, le faltaba desarrollar la intuición y el ritmo. Va por buen camino. Renato Rondinelli es bibliotecólogo, pero escribe poesía por amor y por recuerdos de un amor también. Y desde esta arista académica, Juan Pablo Ronco, historiador de PUCP, escribió sus primeros versos en el taller. Ha comenzado a vivir desde la poesía y eso es increíble. Ellos son «El mar del ángel solo».

¿Cuál ha sido el mayor reto al que se han enfrentado para sacarla adelante?

El más difícil creo que ha sido coordinar entre todos. Creo que un reto cumplido ha sido contar con amigos que por fuera del proceso de gestación del concepto y de la plaqueta nos han ayudado: Rosella Di Paolo, Jose Carlos Agüero y Rodolfo Suito, son poetas que aparecen, junto conmigo, en la sección de invitados, secundando no solo el trabajo de los poetas noveles, sino también apoyando la propuesta interdisciplinaria del taller. De otro lado, la librería Escena Libre nos ayuda dándonos un espacio para presentar, igual que la Casa de la Literatura, lo cual agradecemos mucho. En realidad lo que te estoy mencionando son las personas que han hecho posible que este proyecto se materialice, teniendo en cuenta tanto en contra: el dinero, el sello editorial, el miedo escénico. El otro mayor reto que creo que también hemos superado ha sido también el miedo a ser leídos. Y lo hemos superado gracias a un blog en el que hemos publicado los poemas de cada uno de ellos. El blog se llama igual que la plaqueta: El mar del angel solo y está en La Mula. Desde ahí se ha comenzado a distribuir gratuitamente la lectura del trabajo que estamos haciendo y poco a poco se ha ganado la batalla contra el miedo.

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