Esta espectral textura de la oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este hundirse sin hundirse. ¿Qué estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no quiero decir, yo quiero entrar.) El dolor en los huesos, el lenguaje roto a paladas, poco a poco reconstituir el diagrama de la irrealidad. Posesiones no tengo (esto es seguro; al fin algo segu- ro). Luego una melodía.

Es una melodía plañidera, una luz lila, una inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa en casa preguntando si estaba. Paso desnuda con un cirio en la mano, castillo frio, jardín de las delicias.

La soledad no es estar parada en el muelle, a la madrugada, mirando el agua con soledad es no poder decirla por no poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla si- nónimo de un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases.

Alejandra Pizarnik en «En esta noche, en este mundo» de Poesía Portátil, 2017.

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