betobenza

 

Autor: Alberto Benza
Editorial: La nave, 2015

(RESEÑA) La minificción peruana ha obtenido un importante reconocimiento este año, como lo demuestra su amplia participación en un evento internacional como la XX FIL-Lima. Y es que este género tuvo la oportunidad de desfilar en diferentes mesas, entre las que destacaron las presentaciones de libros. Aquí merece ser resaltada Entre vivos y muertos. Antología personal (Lima: La Nave), la tercera entrega de microrrelatos de Alberto Benza González (n. Lima, 1972), escritor y director de la editorial Micrópolis.

Por:

Dany D’Oria Rodas

Esta selección está conformada por los mejores microrrelatos de sus libros A la luz de la luna (2011), Señales de humo (2012) y Hojas de otoño (2016): dos publicaciones que ya han visto la luz y una que la verá el próximo año. En otras palabras, la antología funciona como un anticipo de lo que traerá el siguiente libro de Alberto Benza, además de ofrecer una muestra de lo que ya se encuentra a disposición de los lectores.

     Entre vivos y muertos consta de 64 microrrelatos ditribuidos en 3 partes que corresponden a cada una de las colecciones escritas por Benza y precedidos por un prólogo de la escritora e investigadora argentina Ana María Shua, donde apunta, entre otras cosas, cómo el autor opera con ciertos recursos para dar vida a estos, epidérmicamente minúsculos, organismos significantes: “El espacio no abunda y todo está calculado: el golpe de sentido y el efecto cómico llegan en el momento justo. Basta con un buen juego de palabras. Un instante ínfimo, único, clave y quizás banal contiene el vértigo de una realidad inesperada”.

Se reconoce, por un lado, que el estallido emocional, en la escritura de Alberto, es producto de un trabajo de precisión y afinamiento, y busca que el lector, después de una primera lectura, regrese al texto para reorientarse; y, por el otro, que no tiene la necesidad de recurrir a situaciones o elementos grandiosos o elevados para proponer historias que nos sacudan de nuestros asientos.

Tanto el título como la selección antológica fueron propuestos por Luis Zúñiga, director editorial de La Nave, debido al tema más recurrente en la producción de Alberto Benza: la interrelación entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. Curiosa o coincidentemente, este año fallecieron 7 amigos de promoción y 2 familiares del escritor, con lo que al parecer, la muerte no es solo una atracción literaria, sino que también rodea la vida del escritor.

Pero es más lo que se puede encontrar en Entre vivos y muertos: política, historia, relaciones humanas; personajes que franquean la realidad y la leyenda, individuos inconformes o desconcertados ante lo que los rodea; situaciones que desbordan lo comúnmente aceptado o que vienen a invertir el orden en que se vive. Apreciemos un microrrelato como “Bombardas”, de A la luz de la luna:

 

Recuerdo la Navidad con tremendas bombardas. Mi padre, abrazándome, decía: “No tengas miedo, se avecina la llegada de Papá Noel”, y mi miedo se transformaba en paz. Después empezaba a oír, con más claridad, los fuegos artificiales. Mi padre agregaba: “Son los renos Donner (Trueno) y Blitzen (Relámpago) que están pasando por la chimenea”. Esa noche recibí un tractor de regalo. Pero me hubiera gustado que fuera uno real, para así limpiar los escombros que dejó la guerra aquella Navidad.

 

El relato saca a relucir una contraposición central: la construcción de un ambiente festivo al interior de un hogar y el suceso de un conflicto bélico en el exterior. En un primer momento, la fiesta es recreada a partir de una situación típica (miedo infantil y actitud paternal) que nos lleva a cierta identificación afectiva con el narrador y que no implica mayor cuestionamiento del evento. Pero, en un segundo momento, se nos revela la verdadera realidad que enmarca esa situación familiar. De esta manera, podríamos pensar en la incapacidad que muchas veces tienen los mayores para afrontar o explicar hechos fuertes frente a los más pequeños, la subestimación del adulto para con el niño porque cree que éste no puede darse cuenta de lo que pasa alrededor, de la ridiculez o lo irrisorio que resulta de recurrir a las mismas explicaciones para ocultarles cosas a los chicos, entre otras.

Otro microrrelato donde podemos encontrar contraposición de realidades es el titulado “Iquique”, de la sección dedicada a Hojas de otoño:

 

Sol, arena, deportes náuticos, pesca, excursionismo, chicas en biquini. La bahía es un paraíso. A lo lejos, una caracola nos recuerda los estruendosos sonidos de dos barcos en pleno combate.

 

Es destacable el trabajo de precisión en la selección de los elementos que van a caracterizar el espacio en tanto escenario y ambiente: un lugar turístico, con un clima veraniego, atmósfera relajante y actividades esparcivas. Asimismo, la narración puede funcionar como la descripción de una fotografía: el encuadre estaría saturado por las actividades que se están realizando en la playa, mientras que sólo en el fondo destacaría la presencia de un elemento cohabitante, pero algo ajeno: la caracola, que, junto con el título, nos trae a la mente un enfrentamiento bélico: la Guerra del Pacífico.

La contraposición se produce, entonces, entre un paisaje de recreo presente y un acontecimiento funesto pasado. Nuevamente, nos aparecen algunas reflexiones: el tiempo como factor de transformación de la memoria/olvido, el predominio del divertimento despreocupado que relega a un rincón los “grandes asuntos”, la apropiación de un espacio para resignificarlo, etc.

Alberto Benza posee la habilidad para fabricar narraciones brevísimas, con una concisión que se plasma en el diseño de los espacios, personajes, acciones e historia, capaces de establecer nuevas relaciones entre diferentes cosas para comprenderlas o enjuiciarlas. Los microrrelatos de Entre vivos y muertos pueden revelarnos una realidad diferente u ofrecernos entradas distintas para atender lo circundante.

Sobre el reseñista:

Dany D’Oria Rodas (Lima, 1987). Bachiller en Literatura por la UNMSM. Fue organizador del evento «Narradores en San Marcos. Un espacio para la prosa» (2007) y del Coloquio Internacional de Minificción (2012). Dirigió la revista de creación Bosque de Latidos (2007-2008) y es editor de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruanadesde 2008 y diagramador de Editorial Micrópolis. Dirige el Club de Lectura de la Casa de la Literatura Peruana.

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