Por Octavio Paz

Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.

La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.

Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.

Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.

Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.

La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.

En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.

Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.

11 comentarios para “Entre ir y quedarse

  1. Estar poco expresivo, más bien, entre el pecho y la cabeza, con un mundo atorado, esfumando los días como si nada, con el sentido medio husmeando de soslayo tras la certeza de no saber como proceder, con una noche del mismo vacío cada cara que ya parece vicio; y un desgarre despierto por la cuestión hacia donde? si no se que!

  2. Hermosa poesía. La actualización poética del mito de la caverna de Platón exhibe la revelación subjetiva de la identidad ambigua de las personas y de las cosas. Los conceptos y las cosas indisociables del tiempo y el lugar. Presentes y a la vez ausentes en el teatro de reflejos.

  3. Irse y quedarse es como un tormento a flor de piel, es una lenta agonia que consume desde las entrañas. La indiferencia y la pasión, ¿Quien ganará? Es una lucha de gigantes.

  4. Hermoso y bello poema, percibit la transparencia, donde todo es visible y elusivo, cer
    cano
    e intocable.
    Latir del tiempo en mi sien, el recuerdo
    La luz hace del ser indiferente, un teatro de espectrales reflejos
    En el centro de los ojos de un extraño, me descubro, no me miran, me miro en su mirada
    Es una revelación, es un instante, en el que me quedo y me voy, una pausa
    Así, se une a la existencia, al corazón y al alma

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