En realidad, nunca se fue. Sin embargo, años de mala praxis educativa y un marcado centralismo hicieron que la lengua de nuestros ancestros se hablara y oyera cada vez menos. He aquí la historia de cómo el quechua se reinventó para volver en la Era Digital.

Por:

Gianfranco Hereña Rodriguez

 

Conocí a José Linares Gallo a inicios del 2015. Desde entonces, nos ha unido una amistad cuya base ha sido, sin dudas, el buscar que la educación se renueve a través de distintas metodologías y formas de aprendizaje. Parte de ese trabajo ha consistido, precisamente, en revitalizar al quechua con fines tecnológicos. Es decir, que nuestra lengua madre, en vez de generarse préstamos linguísticos de otros idiomas, genere términos para referirse a elementos que hoy son tan cotidianos como «mouse», «cpu», «laptop», etc.

A propósito de ello, señala: «En China, por ejemplo, ya existe un intento por hacer una mezcla entre chino e inglés para referirse a tecnología. Sin embargo, el inglés sigue siendo la lengua de la que salen la mayoría de términos porque además son ellos quienes producen tecnología. Imagínate si tomamos todos los préstamos de ese idioma y los llevamos al quechua, sería terrible para la lengua y se perdería su esencia, de ahí mi interés».

«En todos los diccionarios de quechua que encontraba en bibliotecas, en ninguno encontré un solo término referido a tecnología», dice.

Y razón no le falta. A mediados de los años noventa, como parte de una licitación que ganó para capacitar a alumnos en uso de tecnología (en Ayacucho), Linares se percató de que la mayoría de alumnos hablaba quechua, por lo que enseñarles en castellano resultaba difícil. Entonces, hizo uso de una triple traducción: convirtió los comandos del inglés al español y del español al quechua, logrando así mejores resultados de aprendizaje.

Esta dificultad por asimilar nuevos términos referidos a tecnología, Linares se la atribuye a un retraso natural que ha tenido el idioma: «Desde que los españoles llegaron al Perú en 1532, el quechua dejó de evolucionar. Los únicos nuevos términos que se adaptan eran relacionados al catecismo, la evangelización, algunos básicamente económicos pero nada más. Nos perdimos la Era Industrial y la Era Analógica. Entonces, el reto ha sido mayor ¿Cómo creábamos términos referidos a tecnología sin tener estos antecedentes?».

En el tiempo que lleva la investigación, Linares concluye que se topó con obstáculos, que pese a todo no lo detuvieron sino que lo animaron a seguir adelante «En todos los diccionarios de quechua que encontraba en bibliotecas, en ninguno encontré un solo término referido a tecnología», dice.  En 2015, una vez que se inició el programa Beca 18 en el Instituto Von Braun, del que es director, Linares advirtió que en sus propios alumnos podía estar la clave para la gran renovación. Muchos de ellos venían de zonas quechuahablantes como Cuzco y Huancavelica.

«Lejos de obligarlos a usar el castellano, les sugerimos que no abandonaran su quechua, ya que partían con una ventaja frente al resto y era ser bilingües. Hoy puedo decir, con agrado, que usan el quechua y que además usan un quechua renovado». Gracias a los diferentes cursos que ofrece la institución (tecnológica) , Linares pudo enseñarles desde sus lenguas originarias lo que era un torno, elemento clave para la producción en masa de la Era Industrial. Posteriormente, introdujo conceptos de electricidad en quechua y fue ahí recién, cuando tras introducir muchísimos otros nuevos términos, que se dio cuenta que estaba más cerca que nunca de poder llegar a la Era Digital.

Y la respuesta cayó por su propio peso, como también el proyecto del libro que acaba de presentar. Pablo Landeo, profesor de INALCO en París, se interesó en lo que Linares venía realizando y le propuso trabajar con los alumnos. Tras haber sido testigo de los buenos resultados obtenidos, le propuso algo: llevar el proyecto a Francia a fin de que los alumnos de Von Braun pudieran ir de intercambio hasta allá y viceversa, logrando así un enriquecimiento cultural mutuo.

El tratado ya se firmó. A finales de este año, alumnos de Beca 18 irán a París y alumnos franceses, interesados en aprender un quechua tecnológico y renovado, vendrán a Lima. Se trata, sin lugar a dudas, de un paso adelante en innovación educativa. Por lo mismo, también queda tendida la oferta para revisar la investigación hecha por el Dr.Linares que lleva por título: «Alfabetización digital en quechua».

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