El ahogo se volvió verso. Poco a poco, las luces de la habitación se hicieron más débiles que de costumbre. La negrura empezó a devorar el recinto y de pronto, todo fue oscuridad. Mirando hacia el techo, como un punto fijo, Mario Benedetti se resistía a creer de que su vida llegaba al tramo final.

«Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras».
Amor de tarde

Por Gianfranco Hereña

El ahogo se volvió verso. Poco a poco, las luces de la habitación se hicieron más débiles que de costumbre. La negrura empezó a devorar el recinto y de pronto, todo fue oscuridad. Mirando hacia el techo, como un punto fijo, Mario Benedetti se resistía a creer de que su vida llegaba al tramo final.

Tomó el hecho como una simple distracción, como las que venía teniendo desde hacía tres años atrás en Madrid, cuando creía que olvidarse de apagar las luces de la casa era parte del apuro o de las circunstancias: El poeta recién cayó en cuenta de que esas ausencias, en verdad, se debían a un alzheimer.

Sus seguidores a nivel mundial sufrían con él y es que a pesar del diagnóstico, el uruguayo siguió produciendo con relativa continuidad. La obra literaria de Benedetti incluye a más de 80 libros, algunos de los cuales, fueron traducidos a más de 20 idiomas.

Según una nota del diario El País, se atrevió a bromear cuando Hortensia Campanella, su biógrafa, le entregó el manuscrito donde plasma la vida entera del escritor y él, en tono jocoso,  ironizó diciendo: “¿Tanto he hecho?”.

Pero aquellos momentos de alegría fueron breves. Benedetti siguió decayendo en su salud y las luces de la casa se apagarían definitivamente  el 17 de mayo de 2009 en Montevideo, a los 88 años de edad.

Eligió como lecho de muerte esa ciudad de la cual había escrito alguna vez  refiriéndose a la pequeñez de su tamaño “uno tiene la impresión de que aquí todos nos conocemos. Caminar por 18 de Julio es como moverse por el patio de la casa familiar”.

Sin embargo, su muerte acarreó una serie de homenajes póstumos y mensajes de condolencia por parte de numerosos intelectuales que no fueron exclusivamente uruguayos. Entre ellos, Mario Vargas llosa quien dijo que a Benedetti  “le tuve siempre afecto y admiración, aunque discrepé profundamente con él por razones políticas” y es que en algún momento, ambos tuvieron un fuego cruzado de palabras y el mismo Benedetti había mencionado que  a Vargas Llosa había que leerlo pero «no escucharlo».

Más sobre Benedetti vs Vargas Llosa en : Mario vs Mario

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