Si Marie Kondo te dijo que tener más de 30 libros en casa era dañino y empezaste a cuestionar tu biblioteca, no te preocupes. Es perfectamente normal tener esa cantidad de saberes habitando junto a nosotros. Sin embargo, sí es importante mantener los libros en buen estado, aquí te contamos cómo.

1- Invierno y hongos al ataque

El invierno asoma y los hongos también. La pregunta surge tras una pesquisa por nuestra biblioteca. Devorados por hongos, polillas y ácaros, nuestros libros a veces pierden la batalla contra el tiempo y la humedad. Habría que entender, primero, que uno de los principales enemigos para los libros es el polvo. Sus partículas se depositan de manera silenciosa en las tapas duras y en las hojas. Por ello, si no se limpian bien, puede ocurrir que al tomar uno del estante las manos se ensucien rápidamente, transportando esas mismas partículas a otro libro, generando una reacción en cadena que no ayuda para nada a preservarlos. Un consejo es que periódicamente, cada quince días, pases la aspiradora con cuidado, sobre todo en las esquinas que es donde suele acumularse una mayor cantidad de partículas dañinas. Además, como diría Borges, ordenar libros puede ser un ejercicio saludable de crítica.

2- El ambiente sí importa

Para la web Consumer: «Para evitar este inconveniente, la primera medida es procurar que reciban la menor cantidad de polvo posible. En general, si se puede, deben estar en habitaciones que no estén expuestas a muchas corrientes de aire. Por otra parte, existen muebles con estanterías cubiertas por puertas acristaladas. De esta manera, los libros quedan a la vista, no dejan de formar parte de la decoración y es posible leer sus lomos sin exponerlos al polvo, y abrir las puertas del mueble solo cuando se quiera consultar o leer alguno».

Esto no quiere decir que quienes no cuentan con un vidrio o al menos algún tipo de rejilla protectora queden expuestos a la resignación de ver cómo sus libros son devorados por los hongos. Todo lo contrario, existen otros métodos como forrarlos que pueden servir como aliados en esa batalla.

3- Lomos dañados

En caso los dañados hayan sido los lomos, lo primero es cogerlos cuidadosamente con un algodón humedecido en alcohol para limpiar sus bordes sin dañar la tintura original. Otro consejo importante por mantener a salvo nuestros libros, es no doblar los picos de las páginas. Si bien, esta práctica es común entre mucha gente, a posterior termina generando marcas que con la humedad logran acentuarse y dañar las páginas.

 

 

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