Hace algunos años, cuando vi El Club de la Pelea, quedé alucinada por la genialidad del director, David Fincher, para manejar historias con cambios de rumbo sorpresivos; algo que se puede notar también en La Chica del Dragón Tatuado. Gone Girl (Perdida, en Latinoamérica), me dejó completamente alucinada.
Por:
Alexiel Vidam
He de admitir que inicialmente, al ver la cara de Ben Affleck en la portada del DVD, tuve desconfianza. Ben Affleck no es precisamente mi actor favorito, pero había escuchado tan buenos comentarios acerca del filme, que tenía que comprobar si todo eso era cierto. Cuando leí el nombre del director, exhalé con más confianza. Debo decir que fueron los 3 soles mejor gastados de todo el mes.
La película arranca como un thriller policial clásico, aunque no por ello poco interesante. Nick Dunne (Ben Affleck) llega a su casa por su quinto aniversario, y encuentra su sala hecha un desmadre: la mesa de vidrio rota y sus restos completamente desperdigados. Su esposa no está. Ha desaparecido.
Nick llama a la policía. La “búsqueda del tesoro” comienza. El filme mantiene la tensión típica del suspenso; sin embargo, somos conscientes de que presenta una estructura distinta. Las secuencias de rastreo policial se intercalan con pasajes del diario de Amy (la esposa de Nick, interpretada por Rosamund Pike). Se muestra cómo la relación entre ella y Nick era, en un inicio, idílica, y cómo luego va degenerando a causa de la recesión y la rutina.
Es por el diario de Amy que conectamos con ella. Nos ponemos en su lugar. Comprendemos su posición de esposa sometida, asustada, agredida. Progresivamente, vamos culpando a Nick por su desaparición, tentándonos incluso la idea de culparle de homicidio.
En este momento las cosas sufren un giro brusco. Nos quedamos confundidos. Sabemos que la muerte está en el aire pero ya no sabemos de dónde ni hacia dónde va.
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