(ENTREVISTA) Hace poco tiempo me asaltó la invitación al fan page y también la curiosidad. Se llamaba «Las críticas» y era, en principio, una página dedicada al análisis literario pero compuesta totalmente por mujeres. El proyecto merecía una revisión y por eso me propuse entrevistar a Nataly Villena, su directora.
Por:
Gianfranco Hereña
¿Cómo nace el proyecto?
Es una idea que surgió hace ya tiempo y que pusimos en marcha hace algunos meses. Me puse en contacto con un grupo de escritoras e investigadoras, aceptaron formar parte de este proyecto y nos pusimos a trabajar para poder estar presentes en la red desde octubre. Luego empezamos a comunicar primero a través de nuestros propios contactos en diferentes países y la idea fue recibida con entusiasmo. Nuestro deseo era y es el de publicar los trabajos de mujeres, de distintas generaciones y de horizontes diversos, alrededor de nuestro mutuo interés por los libros y la literatura.
¿Qué lleva a una narradora o poeta (en este caso a un grupo de ellas) a sumergirse en el terreno de la crítica?
La crítica es una práctica que se da a un nivel distinto de la escritura de ficción o de la poesía, pero que sin embargo parte, como aquellas, de la lectura o la interacción con una manifestación artística. Mientras que la lectura, por ejemplo, alimenta de un modo más o menos inconsciente la escritura ficcional y poética, la crítica exige racionalizar esa experiencia y poder expresar de modo organizado y claro, las distintas interpretaciones que podemos hacer de un texto. Hay muchas escritoras, poetas o dramaturgas a quienes esta otra posibilidad grada y motiva.
Luego hay que considerar también la dimensión social. En un medio que desfavorece claramente el trabajo femenino, el ejercicio de la crítica es un modo de dar mayor visibilidad a textos, publicaciones y manifestaciones artísticas hechas por mujeres. O de permitir oír voces distintas. Y hay muchas escritoras y poetas a quienes esta segunda razón motiva doblemente.
La mayor dificultad, me imagino, es la de poder coordinar tiempos estando cada una de ustedes en diferentes partes a la vez ¿Cómo lidian con el tema editorial?
Cada una de nosotras tiene, además de ésta, otras obligaciones laborales y personales. Hay quienes tienen más disponibilidad en algunos momentos y nos vamos adaptando a todo ello. Por esa razón no hemos querido imponernos una frecuencia determinada, aunque tengamos la aspiración de poder proponer novedades regularmente. Una vez que los textos van llegando los leemos y comentamos. Luego van surgiendo cuestionamientos recurrentes, autorxs que se van imponiendo porque traducen adecuadamente el actual clima cultural y eso da ideas por desarrollar más adelante.
Por ejemplo, para mayo del año que viene habrá una entrega temática acerca de la maternidad, así que las colaboradoras que deseen escribir acerca de ello, de todos los modos de ser o no ser madre, podrán irnos enviando textos o proponiendo temas. Luego lidiamos con ello como lo hacen todos los espacios virtuales, con la facilidad de poder comunicarnos estemos donde estemos.
Mientras que la lectura, por ejemplo, alimenta de un modo más o menos inconsciente la escritura ficcional y poética, la crítica exige racionalizar esa experiencia y poder expresar de modo organizado y claro, las distintas interpretaciones que podemos hacer de un texto.
En una de las entrevistas que has dado anteriormente, mencionas que tu experiencia como editora en una editorial francesa sirvió para darte cuenta que la literatura hecha por mujeres incluso ahí, en un país que supuestamente había dado más lucha en cuanto a igualdad de género, el número de publicaciones era bastante escaso ¿Ha ocurrido lo mismo con la crítica hecha por mujeres? ¿Tienen algún otro portal que les haya servido como marco referencial?
En el terreno de la ficción, las publicaciones de autoras van en aumento, eso es una realidad en Francia y creo que de manera general en todo el mundo. La brecha es todavía significativa pero no se puede negar que va en disminución. Desde hace algunos años, por ejemplo, hay más escritoras que reciben premios consagrados. Desde luego, se sabe que muchos de estos premios literarios resultan de férreas negociaciones y campañas de seducción por parte de las editoriales más grandes. Hay también consideraciones comerciales detrás. Las editoriales apoyarán con más o menos recursos a lxs autorxs que mayor impacto puedan tener en el público. Pero el hecho de que los dos premios literarios más importantes en Francia hayan sido obtenidos por dos escritoras, independientemente de lo cualitativo, traduce una realidad económica: que se edita más y se vende cada vez mejor la literatura escrita por mujeres.
El panorama cambia considerablemente cuando se trata de publicaciones que aspiran a generar una reflexión de mayor alcance. La desigualdad de género en las publicaciones de no ficción es mucho mayor. El territorio de las “ideas”, el de los libros “serios” excluye el trabajo femenino y lo hace desde la propia academia. Las revistas universitarias seleccionan mayoritariamente los trabajos de investigadores cuando ello no refleja la realidad de las aulas en ciencias humanas. Y esa misma lógica se extiende a la notoriedad que van adquiriendo unos con mayor facilidad que otras. Luego, evidentemente, las editoriales consolidan esa orientación. Cada una de estas instancias determina para el trabajo de mujeres un techo de vidrio que es sumamente difícil romper.
Un ejemplo concreto aquí donde escribo es que tras haber existido más de 350 años, la Academia Francesa convirtió a una mujer en “inmortal” solamente en 1980. Y tuvo que ser la excepcional Marguerite Yourcenar, quien lo consiguiera.
Lo que sucede en América latina es similar.
Hay muchas buenas revistas en línea, hay cosas que nos inspiran de unas u otras y por citar solo dos: de La Tribu (http://latribu.info), su excelente argumentación en temas feministas; de Vísperas (http://www.revistavisperas.com) la calidad de sus textos y colaboradorxs.
Abordan críticas que van desde lo literario hasta lo hermenéutico, lo cual da pie a un público bastante diverso ¿Cómo congeniar opiniones siendo cada una de ustedes de un perfil aparentemente distinto?
Lo primero que pedimos a las colaboradoras es evitar el hermetismo. Cualquier tipo de lector.a debe poder comprender el texto sin necesidad de conocer tecnicismos. Luego cada una de ellas hace un esfuerzo por invitar al.a lector.a a acompañarla en su interpretación. Eso no garantiza, claro, que cualquier lector.a se interese por todo lo que publicamos.
Hay distintos tipos de textos: breves, otros más largos y también análisis, que responden a una reflexión de mayor aliento. Se puede elegir en ese sentido. El formato digital da la posibilidad de navegar y acceder al contenido de muchas maneras distintas.
Por ahora estamos también observando los comportamientos y las opiniones y sugerencias que nos han ido llegando. Es un momento interesante y por supuesto un aprendizaje.
Creo, eso sí, que hemos acertado convocando a colaboradoras que escriben de distintos países en Europa y América, pues cada una de ellas nos permite abrirnos a mucho más lectorxs.
Equipo internacional
El comité de lectura cuenta. además, con autoras extranjeras que colaboran con la página.