(ENTREVISTA) Galo Ghigliotto es editor del sello Cuneta, editorial independiente chilena que poco a poco se va haciendo un espacio y pretende conquistar este difícil mercado. A él lo sometimos a las 5 cortas.
Por:
Gianfranco Hereña
¿Cuándo y cómo nace Cuneta?
Cuneta nace en 2009 con la idea de publicar libros sin pagar derechos de autor, más como una queja contra la baja publicación y circulación de autores en Chile que con una voluntad vandálica –aunque, sí, nuestro logo es un pasamontañas–. Junto al artista Arturo Aguilera (1983-2012) pensamos un concepto que recogiera estas ideas y decidimos que los libros debían reflejar un esfuerzo en la construcción del objeto, por lo cual comenzamos haciendo libros impresos de manera artesanal y con portadas en serigrafía. Pronto nos mudamos a la impresión tradicional, manteniendo una línea atrevida en cuanto al diseño de portadas, lo que era una carencia en otras editoriales y donde queríamos proponer algo distinto. Hoy el grupo se ha ampliado, llegando Ian Campbell a tomar el testigo en cuanto al trabajo gráfico, y los escritores Francisco Ovando y Lucas Costa a colaborar con sus conocimientos, además de amigos de la editorial como Alejandra Costamagna, quien nos orienta en cuanto a publicaciones de nuevos autores latinoamericanos.
«El catálogo de un editor podría funcionar como su propia novela collage, o antinovela, fragmentos sin un hilo argumental de por medio».
Hasta hoy ¿cuántos libros han editado?
Ya hemos superado los 50 títulos y dado un importante giro, avanzando desde la publicación de autores reconocidos, a autores cada vez más jóvenes, con temáticas y estilos bien arriesgados. El próximo título que publicaremos, Charapo, es la historia de un inmigrante peruano en Santiago de Chile y su autor es un joven escritor de 21 años, Pablo D. Sheng.
¿Es el editor un escritor encubierto?
Absolutamente. En mi caso, como escritor/editor, me parece que la edición es una extensión de la propia obra, porque en la mayoría de los casos uno publica los libros que quisiera haber escrito. Esos títulos indican el camino que uno sigue como escritor, cada uno es un adoquín. Al mismo tiempo, los autores que he publicado influencian de una u otra manera nuestra escritura, ya sea con ausencias o presencias, porque la obra de un autor también puede manifestarse en la de otro a través de la ausencia. Un catálogo también es discurso, y por lo tanto expresión. El catálogo de un editor podría funcionar como su propia novela collage, o antinovela, fragmentos sin un hilo argumental de por medio. Si lo vemos así, podemos concebir la edición como el estilo más experimental de escritura, hecha de intertexto y paratextos.
¿Cuál ha sido el reto más importante que has afrontado en esta faceta de revisiones y sugerencias a otros autores?
Creo que el reto más importante es cuando me he encontrado con textos que te desconciertan como editor, y no estás seguro de si deben ser tocados o no. Peor aún, cuando crees que debes cambiar algo y lo propones, pero el autor te entrega una pieza clave, algo que no habías visto, y eso te descoloca. Entonces dudas de ti como editor, piensas que, quizás, ese texto necesitaría la mano de otra persona. Hasta que el libro aparece y comprendes –a partir de los comentarios de sus lectores– que esas luces y sombras sólo fueron parte del proceso, donde la sicología del autor y el editor se cruzaron como las llamas de un incendio sobre las dos orillas de un río. También es difícil cuando ocurre al revés, ves algo en el texto que está mal y no dudas en decirlo con toda certeza, pero el autor insiste en defender lo indefendible, algo que sabes que no está bien, que sobra, que está mal dicho, entonces dudas de si no fue un error elegir ese texto. Por suerte eso me ha pasado pocas veces, porque no tengo mucha paciencia. La tercera situación complicada es cuando tu editor incorporado se enfrenta a otro editor, es decir, cuando como escritor entregas tu texto. Ahí puede pasar de todo.
En el caso de Cuneta, ¿Existe un criterio de selección? ¿Hay algún género por el que tengan cierta predilección?
En Cuneta tenemos varios criterios de selección, estrictos y no. Por ejemplo, en la colección Almácigo, publicamos sólo primeras obras en narrativa. Eso nos ha significado perder a autores interesantes que ya tenían un libro, pero decidimos hacerlo así para hacerle honor al nombre de la colección y ser el lugar donde las semillas brotan y se desarrollan antes de ser trasplantadas a “otro lugar”. Eso por citar un criterio estricto. Pero nuestros criterios más importantes son los subjetivos, difíciles de verbalizar. Podría decir que lo que buscamos es algo con forma de literatura, pero que contenga muchas cosas más. Que sea música, pintura, cine, danza. Nos gusta el ritmo, pero no por eso desdeñamos de lo narrado. Buscamos emocionarnos y quedar impactados tal como lo haría un lector anónimo al encontrar uno de nuestros libros. Buscamos libros que peguen, con todos los elementos mencionados y más, y para ello siempre nos ponemos en el lugar del lector de paso, de ese que para se mete una librería a hojear libros, y de pronto, ¡pum! ya no logra soltar el libro que tiene en la mano.
BONUS TRACK
¿Cómo ves el panorama de editoriales independientes en Chile hasta ahora?
Excelente. A veces Chile se me hace un país pesado para vivir, por diferentes razones. Pero el mundo editorial independiente me devuelve la esperanza y me hace sentir orgulloso cada vez que salgo del país. Hace poco estuve en España y constaté de qué manera en ese lugar el «mercado» ha pasado a ser las anteojeras del mundo editorial. Cuando hablas de títulos interesantes y arriesgados de inmediato alguien menciona la palabra «mercado», tal si fura un demonio legendario que amenaza a todo quien ose publicar algo que no sea “vendible”. En Chile la situación es muy diferente. Los detractores de las editoriales independientes acusan “falta de profesionalismo”, básicamente porque la mayoría de los independientes no vivimos de nuestros proyectos editoriales, siendo la edición un oficio paralelo. Eso permite tomar decisiones más arriesgadas en cuanto a lo que se publica. Creo que en el resto de América Latina es lo mismo, lo que me hace sentir que España se aleja cada vez más de nosotros los sudacas, porque mientras ellos hacen esfuerzos por no morir, nosotros estamos habituados a la supervivencia. Y como es bien sabido supervivencia significa adaptación, y adaptación es siempre evolución, riqueza de formas, de colores, de vida. Además, cómo no sentir que se hace un buen trabajo, si cuando publicamos un autor joven –hablo de los independientes en general– y este tiene un mediano éxito, rápidamente aparecen las transnacionales a ofrecerles contratos. Por eso el nombre de Almácigo que le dimos a nuestra colección de autores emergentes. Esa circulación le da vida a la literatura de cualquier país, enriqueciéndola.