Por: Baúl De Libros De Colección
En «La hermanada de la uva», la situación es la siguiente: Henry Molise (cincuentón, escritor y guionista, casado con Harriet, padre de dos veinteañeros), recibe la llamada de su hermano Mario (adorador del baseball) diciéndole que sus padres septuagenarios se van a divorciar. Henry viaja entonces a San Elmo para mediar en la situación.
Al llegar, las cosas han cambiado, sus padres ya no piensan en divorciarse, ahora se teje una conspiración a espaldas de Henry: su padre quiere que lo acompañe a las afueras para construir una cámara de piedra para ahumar carne. Necesita un peón. Henry se rehúsa, pero pronto entiende que no hay escapatoria, que en cierto modo, ha ido hasta allí para eso. De modo que estamos ante una despedida, el último regreso a casa, y eso es visible desde el comienzo. Esa es la parte de la historia que funciona. Todo lo que rodea al infumable, desagradable, rencoroso y canalla anciano Nick Molise; sus beodos amigos Zarlingo y Cavallaro –tan detestables como él mismo, un auténtico par de viejos de mierda-; y el entorno de los bares, tugurios y prostíbulos de San Elmo; la relación de Henry con su madre y sus hermanos, Mario, Virgil y Stella; y la secuencia de la construcción de la cámara de piedra. Todo eso está muy bien, tangible y viviente.
Lo que falla en «La hermandad de la uva» (1977) son los pasajes en los que predomina la mirada retrospectiva de Henry, los capítulos 8, 9 y 10, íntegros, cuentan de nuevo la historia de los comienzos de Fante como escritor, su viaje a Los Ángeles, sus primeros trabajos, su caída en la indigencia, etc., historias que ya había contado –¡y mucho mejor!- en Camino a Los Ángeles (su primera novela, pero editada por primera vez recién en 1985) y en Pregúntale al polvo (1939). Supongo que ese es el peligro –si es que se trata de un peligro- de sustentar una obra en la memoria más que en la imaginación.
Si uno mete la mano demasiadas veces en la bolsa de la memoria, es probable que se encuentre más de una vez con la misma manzana. De modo que si el lector de La hermandad de la uva llega aquí luego de haber pasado por la obra anterior de Fante, le van a rechinar estos capítulos, que parecen destinados simplemente a alargar una novela –que aún así es breve- en lugar de aportarle espesura o complejidad real.
John Fante:
John Fante (1909-1983) fue un escritor estadounidense. Nacido en una familia humilde de origen italiano, estudió en la Universidad de Colorado y se mudó a California, donde ambientó la mayoría de sus novelas. Son constantes de sus obras: la pobreza, el catolicismo en relación a la comunidad italoamericana y la incomunicación en la familia o en la pareja. Su trabajo más conocido es Ask the Dust (1939), una novela semiautobigráfica acerca de la vida en Los Angeles, California, la tercera de una serie de cuatro novelas, ahora conocidas como «la saga de Arturo Bandini». Trabajó como guionista en Hollywood y dedicó su vida a la literatura, aunque sólo alcanzó el pleno reconocimiento de la crítica y del público después de su muerte.
La hermandad de la uva – John Fante
Título: La hermandad de la uva
Autor: John Fante
Editorial: Anagrama