Autor: Hernán Rivera Letelier
Editorial: Alfaguara Chile, 2012
Leer a Rivera Letelier es abrir una Caja de Pandora. De ella salen diferentes demonios que aterrizan siempre en el mismo lugar: el norte de Chile. Se trata de un autor que puede contar una misma historia desde ángulos distintos y «La contadora de películas» no ha sido la excepción.
Por:
Gianfranco Hereña
La protagonista es María Margarita, una niña sin madre que vive al cuidado de su padre y un nutrido grupo de hermanos. Aunque trata de sobrevivir a la infancia en medio de un panorama hostil y alejado, Rivera Letelier le da pincelazos de rebeldía. Orina parada, dispara escopetas, rompe el cliché de niña conservadora para el tiempo donde vive y es en ese contexto donde ella misma se descubre como «Contadora de películas».
En el pueblo el cine era tan costoso que el padre de María Margarita decide organizar un concurso entre sus hijos. Este, tenía como finalidad reunir dinero para enviar a alguno de ellos a ver la película para que a su regreso la narrara delante de todos.
Como en casa el dinero andaba a caballo y nosotros a pie, cuando a la Oficina llegaba una película que a mi padre —sólo por el nombre del actor o de la actriz principal— le parecía buena, se juntaban las monedas una a una, lo justo para un boleto, y me mandaban a mí a verla.
Tras varios intentos fallidos con sus hermanos, finalmente llega el turno de la niña, que deslumbra por su increíble capacidad para gesticular e imitar a los actores y actrices famosos (también hace lo propio con los sonidos y hasta fabrica su propia indumentaria para darle más realismo a sus acciones). El talento de Margarita trasciende las fronteras de su propio hogar y pronto convierte su sala en una extensión del cine, ya que muchos pagan por escucharla en vez de ir a ver la película original.
Aunque ligera, esta novela es precisa como para leer durante unas vacaciones.
Contratapa:
La historia de María Margarita, una niña con el extraño don de contar películas.
«Mientras tomaba mi taza de té y me preparaba a contar la película de pie contra la pared blanca, mi padre no se cansaba de repetir a sus invitados que aunque la película fuera en blanco y negro y a medida pantalla, esta niñita, compadres, parece que la contara en tecnicolor y cinemascope.»
Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, Gary Cooper o Charlton Heston, o una mexicana con hartas canciones, en su casa se juntan las monedas exactas para un boleto y la mandan a ella a verla. Al llegar del cine tiene que contarle la película a su padre, postrado en un «sillón de ruedas», y a sus cuatro hermanos. Luego, ya famosa, a todo un público que la espera impaciente.
Junto a las peripecias de la niña, convertida de pronto en la mejor contadora de películas de la salitrera, Hernán Rivera Letelier va narrando la historia mágica de los cines en la pampa, en sus tiempos de esplendor y decadencia. (Ver más detalles)
Cautivante. Solo de esta forma podría encasillar la prosa de Rivera Letelier. En sus narraciones está siempre presente el aroma de principios de siglo y las salitreras del norte chileno. Aunque en sus inicios fue poeta, Rivera Letelier supo adaptarse a la narrativa con gran éxito. Tanto así, que hoy en día es uno de los narradores chilenos contemporáneos con mayor acogida a nivel regional.
El primer sello que publicó sus novelas fue Planeta, pero a partir de 2006 Rivera Letelier saca sus libros en las editoriales del Grupo Santillana , que han reeditado todas las novelas aparecidas anteriormente en Planeta , particularmente en Alfaguara y Punto de Lectura.