No podríamos hablar de una sola historia sino de «las» historias que se tejen en torno a ella. Aunque todo ocurre en dos escenarios principales (Piura y Santa María de Nieva, pueblo de la amazonía) a través de cambios muy bruscos de voz podremos descubrir a más de un personaje que llamará poderosamente nuestra atención.
Por:
Gianfranco Hereña
«La casa verde» está considerada como una de las novelas emblemáticas del Boom latinoamericano. Dicho mérito no es gratuito. Es una verdadera polifonía que rompe con las estructuras de la novela clásica, ya que no es concebida linealmente (una sola voz que narra) sino mediante varios puntos de vista. Hay que considerar que fue escrita cuando Vargas Llosa era todavía joven y partiendo desde aquí ya tendríamos visos de un autor con todos los recursos para convertirse en un grande no solo en el continente sino a nivel mundial.
La historia
Para hablar de «La casa verde» no podríamos hablar de una sola historia sino de LAS historias que se tejen en torno a ella. Aunque todo ocurre en dos escenarios principales (Piura y Santa María de Nieva, pueblo de la amazonía) a través de cambios muy bruscos de voz podremos descubrir a más de un personaje que llamará poderosamente nuestra atención.
A los «Vargasllosianos» de corazón les resultará entrañable, por ejemplo, la aparición del Sargento Lituma, un militar destacado en la selva que regresará a su ciudad con una mujer que conoce durante su estadía en la selva(Lituma es un personaje recurrente en la narrativa de Vargas Llosa, incluso se presume que estará presente en su siguiente novela «El héroe discreto»).
Esta mujer, Bonifacio, es una aborigen criada en una misión religiosa. Aquí, supuestamente «domesticaban» a las mujeres para convertirlas en monjas y Bonifacio no resiste a los rigores católicos, intenta escapar y tras muchas idas y vueltas deciden expulsarla.
En una narración paralela, Fushía, un antiguo contrabandista cauchero de origen brasileño, va navegando el río en un barco dirigido por el viejo Aquilino. Ambos van recordando su pasado mientras reman. La narración se intercala con otra historia más, la de don Anselmo, un pintoresco arpista que llega a Piura con intenciones de hacer un gran burdel al que luego se le conocerá como «La casa verde».
A la vista es un argumento simple , pero no se confíe, no es apto para lectores distraídos. Esta novela exige una atención minuciosa debido a sus constantes saltos de tiempo y lo complicado que resulta seguir el paso de la narración.Por momentos volveremos al tiempo y lugar cuando el sargento Lituma y sus amigos «Los inconquistables» eran los reyes de la bohemia en Piura y, dos párrafos más abajo, nos toparemos con los recuerdos de Fushía o de cómo Bonifacio llegó a casarse con Lituma.
Conclusiones finales
Nos daremos cuenta, entonces, que tanto Lituma como Bonifacio comparten un pasado en común que los une (no por ello se juntan, ojo). Ambos han sido expulsados de sus respectivos lugares y son víctimas del desarraigo. Han sobrevivido y se juntan en una trama que envolverá al lector debido a su extrema carga realista. Las descripciones de Vargas Llosa distan mucho de tener la musicalidad de García Márquez, pero son, qué duda cabe, plagadas de detalles y ayudarán al lector a situarse en una atmósfera agradable.
En «La Casa Verde» también aparece un personaje que luego cobraría vida propia y hasta tendría su obra de teatro. Me refiero a «La Chunga», una mujer que regenta «La Casa Verde» y de la cual hablaremos más adelante. Como siempre, despido mis reseñas con el clásico «Esa es harina de otro post».
Otras impresiones:Julio Cortázar le escribió a Vargas Llosa con motivo de esta novela:
«Sí, leer tu libro impreso va a ser una gran maravilla, porque volveré a vivir el largo viaje de Fushía y Aquilino, que me parece la viga maestra del edificio, o mejor, el hilo conductor de todo el tapiz, como en los diagramas geográficos la línea del nivel del mar parece regir todas las curvas ascendentes y descendentes, las montañas y las fosas submarinas. Y volveré a encontrarme con Bonifacia y con Lituma, con Nieves y con Lalita, para mí los personajes más vivos y logrados de la novela después de Fushía, o junto con él. Fíjate que así, soltándote unas primeras impresiones casi pasionales, te estoy dando ya una opinión sobre el libro; pero me parece necesario decirte, antes de seguir, alguna cosa sobre la totalidad del libro. Bueno, Mario Vargas Llosa. Ahora te voy a decir toda la verdad: empecé a leer tu novela muerto de miedo. Porque tanto había admirado La ciudad y los perros (que secretamente sigue siendo para mí Los impostores), que tenía un casi inconfesado temor de que tu segunda novela me pareciera inferior, y que llegara la hora de tener que decírtelo (pues te lo hubiera dicho, creo que nos conocemos). A las diez páginas encendí un cigarrillo, me recosté a gusto en el sillón, y todo el miedo se me fue de golpe, y lo reemplazó de nuevo esa misma sensación de maravilla que me había causado mi primer encuentro con Alberto, con el Jaguar, con Gamboa. (Leer carta completa)
Entrevista a Vargas Llosa donde menciona la novela: