Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
Suelta a tu canario que quiere volar…
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
Déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
Hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
Ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más.
Bien pudiera ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido
No fuera más que aquello que nunca pudo ser,
No fuera más que algo vedado y reprimido
De familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido
Estaba todo aquello que se debía hacer…
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
De mi casa materna… Ah, bien pudiera ser…
A veces a mi madre apuntaron antojos
De liberarse, pero se le subió a los ojos
Una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo eso mordiente, vencido, mutilado
Todo eso que se hallaba en su alma encerrado,
Pienso que sin quererlo lo he libertado yo.

11 comentarios para “Hombre pequeñito: Un poema de Alfonsina Storni

  1. Versos que cobran actualidad, por la lucha que libra la mujer para ser simplemente igual al hombre, clama libertad para optar, decidir ante sí y por sí misma, cosa que el hombre «pequeñito» no alcanzará a comprender jamás…

  2. Me emociona tanto porque este poema lo encontré en un cuaderno de mi madre y hoy que es fecha de su cumpleaños uds.lo publican
    Y la vigencia que tiene es tan grande porque lo sufrí, me «liberé » creí yo pero mis dos hijos que tanto quiero siguen sin comprenderme .

  3. Es probable que un gran porcentaje de la prolífica poesía de la poetisa argentina haya sido concebida bajo el ominoso manto de la frustración de saberse la hija no deseada de un padre que siempre quiso un hijo varón y que en su absurda necedad, nunca lo ocultó.
    La esencia de la creación poética de Alfonsina Storni estuvo invariablemente demarcada por este cabalgante trauma que, a la postre, la indujo al suicidio en el Mar del Plata. Una Maestra de escuela con un alma desgarrada que lo único que buscaba era aceptación y que nunca pudo vencer los demonios heredados de su progenitor, al no aceptar su vulnerabilidad de mujer, por ello proclama en uno de sus poemas: «En los ojos, la carga de una enorme tristeza; / en el seno, la carga del hijo por nacer; / al pie del blanco Cristo, que está sangrando, reza: / ¡Señor, el hijo mío que no nazca mujer!»

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