Por algún motivo, me ha costado más de lo normal escribir este post sobre La Teoría del Todo. Quizás porque siento que hay demasiado que abarcar a partir de la película. Y es que luego de verla me he sumergido en una extensa investigación sobre Stephen Hawking, sobre sus teorías, sobre su primera esposa –Jane Wild-, sobre la enfermera Elaine Mason, y sobre la relación entre Jane Wild y Jonathan Hellyer Jones. Me obsesioné “un poquito de más” con la historia y sus personajes reales, al punto en que me tomó cierto trabajo volver a enfocarme en el filme.
Por:
Alexiel Vidam
El caso es que siempre he pensado, que el punto más fuerte de un biopic, debe ser la intriga que despierte hacia el personaje retratado, y éste vaya que intrigó.
Desde el principio, tanto Stephen como Jane se nos presentan como seres encantadores; de ojos resplandecientes. Cada uno a su modo, son seres fascinados por el mundo, por los nuevos descubrimientos y el sentido de la vida; ella desde el arte, y él desde la ciencia. Dos mundos, aparentemente opuestos, se unen por la curiosidad y la capacidad de sorprenderse.
De pronto, su historia de amor se ve marcada por la tragedia. Stephen, con sólo 21 años, es diagnosticado con la enfermedad de la neurona motora, un mal que le augura sólo dos años más de vida, y por el cual iría perdiendo progresivamente la habilidad de controlar sus movimientos. Sus pensamientos permanecerían intactos, pero pronto nadie podría acceder a ellos, pues la enfermedad le quitaría incluso la posibilidad de hablar.
La reacción de Stephen es apartarse: Encapsularse en su propio mundo, estudiar de modo acelerado e intentar recuperar el tiempo perdido en su letargo académico. En su mente habita un sinfín de ideas transformadoras, pero su propio ser se encuentra totalmente devastado.
Hoy en día, Stephen Hawking tiene 73 años. Sigue trabajando desde su silla de ruedas, apoyado por un computador parlante. Es una eminencia de la física e incluso muchas veces es comparado con Albert Einstein. Posiblemente, nada de esto hubiese sido posible, de no ser por Jane.
Tomado de: http://cinematosiscronica.blogspot.pe/2015/03/en-la-entrana-de-la-historia-del-genio.html