A Tomás Eloy Martínez lo conocí tarde, tal vez demasiado como para llorar su muerte aquel primero de febrero del 2010. Sin embargo, la literatura es sabia. Ocurrió en una de mis tantas incursiones por el Jirón Quilca y ahí, preso de polvo, yacía un ejemplar de «El vuelo de la reina».
Quizás porque esta fue la primera novela que leí de él y porque siempre he querido rendirle un homenaje, no pude hallar mejor ocasión que esta para reseñar a esa entrañable primera experiencia. A usted maestro, por ese tiempo en que no lo conocí. Por que hay escritores y escritores, pero lo mío con Eloy Martínez, pienso, bien pudo ser una complicidad de toda la vida.
Título: El vuelo de la reina
Autor: Tomás Eloy Martínez
Editorial: Alfaguara 2012 (Argentina)
«Premio Alfaguara de novela 2002»
Nos cuesta identificarnos con Camargo. Desde «El Extranjero» de Camus nunca leído a un personaje tan frío ni calculador. La historia de este periodista, dueño de uno de los más conocidos diarios de la Argentina durante el Gobierno de Ménem, es una oda a la incertidumbre en aquellos años. No se trata pues de una aventura sinfín, ni de la revelación de algún caso de rutilante importancia para el país. Todo gira en torno al dueño del diario y la relación que mantiene con Reina Remis, una joven periodista de la que se enamora mientras una de sus hijas agoniza en otro país.
Camargo es padre de mellizas. Ambas viven en Chicago y una de ellas está enferma de cáncer. La lejanía de las hijas no lo aflige. Lo aflige la sensación de que su sangre sufre y brama y se pudre en otro lado, y esa tormenta distante viene tal vez a llover sobre su cuerpo.
Con trazos de estilista, Tomás Eloy Martínez logra dibujar una atmósfera propicia para meternos dentro del relato. En ella, pueden observarse elementos que enriquecen el aroma a revanchismo político que se huele a través de las páginas. Asimismo, hay un desenfado notorio para hablar de sexo. El erotismo no es grotesco, más si evoca imágenes interesantes.
De perfil, mojada apenas por las luces difusas del dormitorio, la mujer es también la noche que afuera cambia tanto(…) Con la barbilla levantada, la pose de una reina, ella goza con la imagen de su cuerpo en el espejo. (…)
Pero hablemos de la prosa en si, que es legible y sencilla. Dicho en términos prácticos: fácil de leer. Se aproxima, por qué no decirlo, a grandes trancos a una narrativa sin baches, llana como un páramo(Casi todo lo que sucede, sucede dos veces, de un modo que trata siempre de ser más oscuro y deconcertante). Pero no por eso la narración es mala. Los golpes son mínimos pero contundentes. Cada revelación del narrador disloca la imaginación del lector y creo que ahí está el punto fuerte de esta novela.
«El vuelo de la reina» -incluido Tomás Eloy- llegó también muy tarde para mi. Sin embargo, he llegado a tenerle un especial cariño. Quizá porque la descubrí de casualidad. Quizá porque fue una de mis más gratas casualidades.
Gracias por el comentario. Si, es una buena novela pero creo que en otras novelas Eloy Martínez se luce más. Escogí esta porque es una de las cuales guardo un mejor recuerdo.
Saludos!