Antes, ya habíamos reseñado a este gran autor argentino (Plata quemada). Sin embargo (y a raíz de su última novela) era un tema que no podíamos dejar escapar y hurgando en la red me topé con este tremendo aporte de David Pérez Vega. Una vez más, él nos permite publicar una reseña suya. Aquí va.
Por:
David Pérez Vega
El camino de Ida guarda una estrecha relación con Blanco nocturno: ambas novelas son mucho más claras en su concepción y desarrollo que las primeras del autor (Respiración artificial o La ciudad ausente), que eran más experimentales y barrocas.
El camino de Ida comienza como una novela de campus norteamericana: Emilio Renzi, personaje que aparece en varios de los libros de Piglia, recibe una invitación para dar clase “en la elitista y exclusiva Taylor University” (pág. 13), que se encuentra a sesenta kilómetros de Nueva York, y que parece un trasunto de la universidad de Princeton, donde Piglia ha trabajado como profesor. Renzi es un hombre cansado, un escritor que hace mucho que no publica, que sufre de insomnio y de soledad; un hombre que ya ha superado los cincuenta años y que se siente invisible para las mujeres.
Durante la primera parte de la novela, el personaje nos describe su vida en la universidad de Taylor, la relación con sus alumnos, a los que habla de los libros de W. H. Hudson, y la convivencia con sus compañeros, expertos en una sabiduría literaria que siente inútil en la vida real (“Saben que en el mundo exterior a nadie le interesa demasiado la literatura y que son los conservadores críticos de una gloriosa tradición en crisis”, pág. 35). En realidad la universidad es un refugio del mundo exterior: “Al recorrer la biblioteca pensé que los volúmenes estaban hechos de la materia densa que siempre me ha permitido aislarme del presente y escapar de la realidad”, nos dice Renzi en la página 16.
El estilo es rápido, con mucho ritmo. Muy norteamericano en su contemplación de la realidad, ya que Piglia posa su mirada sobre los personajes desde la pincelada y la sutileza, no los explica apenas. Mostrándonos algunas de sus pautas de comportamiento, el lector va a deducir su personalidad. El elenco de personajes secundarios es muy variopinto y rico, y la descripción escueta de sus vidas da al libro un halo muy poético. Renzi comenzará a relacionarse con la brillante y decidida profesa Ida Brown, que se convertirá en una obsesión para él.
La novela de campus acabará convirtiéndose en una novela negra cuando uno de sus protagonistas muera en extrañas circunstancias (prefiero no revelar quién, y doy un consejo a aquellas personas que se acerquen al libro: mejor no lean la contraportada). Entonces Renzi decide contactar con un detective privado para que le ayude a resolver el posible crimen. Piglia se declara un admirador de la novela negra (en especial de Raymond Chandler) y ya se ha valido de ella en la composición de otras novelas, como la mencionada Blanco nocturno. Me llamó la atención, al escuchar a Pligia en la Casa de América, que la descripción del encuentro con el detective Parker de la novela esté prácticamente tomada de un encuentro de Piglia con un detective real en Estados Unidos. Me gustó percatarme de esta imbricación entre lo real y la ficción.
Quizá, debido a que es marcadamente autobiográfica, la primera mitad de la novela es la mejor del conjunto. Los detalles son tan nítidos que muchos parecen estar tomados de la realidad (como el del detective y, como imagino, otros más). Cuando la novela de campus de convierte en novela negra El camino de Ida mantiene su interés, pero al encajar una parte más ficcional con una más realista, el lector acaba percibiendo ese choque de distintos trenes.
Leer reseña completa en: (http://desdelaciudadsincines.blogspot.com/2013/10/el-camino-de-ida-por-ricardo-piglia.html)