Su luna de miel fue un largo escalofrío. Rubia, angelical y tímida, el carácter duro de su marido heló sus soñadas niñerías de novia. Ella lo quería mucho, sin embargo, a veces con un ligero estremecimiento cuando volviendo de noche juntos por la calle, echaba una furtiva mirada a la alta estatura de Jordán, mudo desde hacía una hora. Él, por su parte, la amaba profundamente, sin darlo a conocer.
Tras la introducción a una atmósfera glacial y refinada, la novia de un joven matrimonio cae enferma. Desde este momento estará postrada en la cama, sin permitirse el menor movimiento. Es una mujer delicada, sensible, casada con un pater familias que bien podría ser una extensión de la a casa misma: frío y protector, aunque profundamente enamorado de su esposa (en silencio).
La mujer padece su enfermedad mientras el narrador nos describe el desarrollo del sufrimiento de una mujer que se muere en las narices de todos.Con el transcurrir del relato descubriremos el porqué (quizás la clave del dolor yace en su propio almohadón de plumas. Los médicos -por pudor de etiqueta- y las domésticas -por «respeto a la señora»- evitan agitar el punto por tratarse de algo bochornoso).
El narrador se toma su tiempo para hacer una descripción de las fantasías y alucinaciones de Alicia mientras está postrada en su cama, pero bastaría con señalar la evidente represión sexual de la joven esposa, que mayormente es la piedra de toque en sus delirios.
El desfile de tragedias que hicieron de Quiroga lo que fue ( un verdadero maestro de la literatura latinoamericana) nunca se vio tan bien ejemplificada como en este texto. Alcanzó la madurez convertido en un aristócrata renegado y con esa represión que «nace del alma» configuró en su cabeza una dinámica troglodita según la cual eres asesinado si no estas a la altura de lo exigido, porque solo así el sistema funciona bien.
Por eso busco cucarachas y arañas todos los días y noches detrás de mis almohadas. Me cuido más que nunca de no terminar como Alicia. La pequeña gran revolución nacida de las entrañas del dolor de Horacio Quiroga, aunque él no llegara a verlo, en esta nuestra esquizofrénica sociedad actual, ha rendido frutos.
Texto completo en:
http://botelladecocacola.blogspot.com/2013/04/el-almohadon-de-plumas-un-homenaje-lo.html
Para leer «Almohadón de plumas», visita: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/quiroga/almohado.htm