La maestría de García Márquez radica en su simpleza. Quien haya explorado alguna vez el «Universo Gabo» sabrá a lo que me refiero y quien no, puede empezar por este libro para entenderlo: descripciones precisas, talento para graficar lo que no vemos (pero en cambio leemos y al leerlo, lo imaginamos) y una prosa musical .

Por:
Gianfranco Hereña

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros.

Sí, este es el inicio del libro. Como verán, sabemos qué va a pasar y apelando a lo que luego entenderemos en el cine como un final adelantado, «Gabo» se da maña suficiente como para que la historia se haga envolvente. Todo empieza en la boda de Ángela Vicario y Bayardo San Román. Un cobarde ataque contra la novia señala a Santiago Nasar como el culpable y esto hace que los gemelos Vicario, hermanos de la novia, quieran cobrarse la venganza respectiva matándolo. El título de la obra parte desde ahí. Todo el pueblo sabe que Santiago Nasar va a ser asesinado por los hermanos Vicario y el hecho llega a ser tan escandaloso que incluso algunos van tomando posiciones para presenciar el acto, como si se tratase de una película.

Hasta aquí, éste parecería un culebrón de Televisa. Pero no nos equivoquemos, aquí el contenido interesante radica en el espacio tiempo donde se desarrollan los hechos. Pensemos en una Colombia distinta – pero no tanto-a la actual. Mejor dicho, pensemos en Latinoamérica como región a principios del Siglo XX. La vida en las capitales corría a un ritmo distinto al del resto de ciudades . Sin la globalización que hoy conocemos, estos pueblos parecían vivir estancados en el tiempo y esto genera el ambiente perfecto para que florezcan narrativas como las de Gabo.

¿Podría haber ocurrido un crimen como el de Santiago Nasar en cualquier otra capital? Probablemente no. Aquí, sin embargo, eso es posible gracias a que las autoridades nacionales parecen estar desatendidas de ese tipo de asuntos. Un crimen, entonces, pasa por la trituradora de lo habitual y ahí, justamente, radica la vigencia de la novela tantos años después de haberse escrito.

Ahora, a eso habría que añadirle un detalle no menos interesante y es que casi todos los pobladores tienen alguna relación con el crimen.  Si bien, el hecho de que el lector sepa de antemano el final de la novela, una de las características más destacables dentro de la narrativa de García Márquez es su juego de expectativas. Muestra pero no «enseña». Es decir, sus personajes parecen estar siempre escondiendo algo de su personalidad y eso nos hace pensar que pese a saber que todo ya está dicho, aún existen algunos detalles que armarán mejor el rompecabezas que se va formando.

Quien haya leído a García Márquez en otras oportunidades, también podrá dar fe que es un narrador de hipervínculos. Es decir, reutiliza personajes y podríamos aquí mismo elaborar una larga lista de estas referencias que remiten a un núcleo central que es Cien años de soledad. Si somos un poco perspicaces, podríamos pensar que el germen de muchos de esos personajes nació antes, en sus otras novelas o que a partir de la escritura de Cien años de soledad, Gabo decidió expandirlos a manera de «Spin off» (Un adelantado a su época). Para citar algunos ejemplos; aquí la llegada al pueblo de alguien que causa extrañeza y a la vez admiración (el obispo)  es una fórmula que repite en Cien años de Soledad cuando llega Melquíades a Macondo. De igual forma,  el apellido Iguarán aquí es recurrente como en sus otras novelas (y podríamos seguir).

«Recuerdo con seguridad que eran casi las cinco y empezaba a llover» me dijo el coronel Lázaro Aponte. En el trayecto, tres personas lo detuvieron para contarle en secreto que los hermanos Vicario estaban esperando a Santiago Nasar para matarlo, pero sólo uno supo decirle dónde. Los encontró en la tienda de Clotilde Armenta. «Cuando los vi pensé que eran puras bravuconadas -me dijo con su lógica personal-, porque no estaban tan borrachos como yo creía». Ni siquera los interrogó sobre sus intenciones, sino que le quitó los cuchillos y los mandó a dormir.

Crónica de una muerte anunciada es la unión perfecta entre dos estilos que pueden convivir convivir sin percances: periodismo y literatura. No sería, sin embargo, la primera ni la última vez que García Márquez apelaba a este estilo que tan buenos resultados le ha dado en su carrera.

Foto tomada de: Baúl de libros

2 comentarios para “Crónica de una muerte anunciada- Gabriel García Márquez

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