«El peligro al releer algunos libros es el de aproximarse a lo que puede ser una nefasta sensación de desencanto. Desencanto y decepción que nos hagan cuestionar los motivos por los que nos gustó una obra. En el caso de Las teorías salvajes, supe que tenía que leerlo otra vez ni bien lo terminé a mediados del verano pasado. Lo había leído con prisa, sintiéndome atrapado por la diversidad de historias que tomaban parte en el libro, pero a la vez frustrado por no entender todas las referencias a cuestiones filosóficas que se hacían en el libro».
«“(…) solo el pacto con las bestias garantiza la supervivencia.”
Pola Oloixarac
“¿Quién es esta que avanza sobre mí como el alba, bella como la luna, demandante como el sol, imponente como ejércitos lanzados a la batalla?”
(Cantar de los Cantares 6, 10)
El peligro al releer algunos libros es el de aproximarse a lo que puede ser una nefasta sensación de desencanto. Desencanto y decepción que nos hagan cuestionar los motivos por los que nos gustó una obra. En el caso de Las teorías salvajes, supe que tenía que leerlo otra vez ni bien lo terminé a mediados del verano pasado. Lo había leído con prisa, sintiéndome atrapado por la diversidad de historias que tomaban parte en el libro, pero a la vez frustrado por no entender todas las referencias a cuestiones filosóficas que se hacían en el libro. Esa sensación de frustración me llevó con el tiempo a dudar si mi gusto por el libro fue de verdad o sólo una pose. Así que llevado por aquella duda volví a releer la primera novela de Pola Oloixarac. ¿El resultado? Las teorías salvajes sigue siendo en mi opinión un coctel peligroso de historias que se puede volver adictivo para el lector. Un libro lleno de humor y crítica. Que podré leer muchas veces más con la sensación de seguir encontrando cosas interesantes en cada nueva lectura, cual arqueólogo en búsqueda del entendimiento del pasado, pero también del presente.
Las teorías salvajes empieza con la historia de los niños de una comunidad de Papúa-Nueva Guinea y su proceso de transición hacia la adultez. El método terrible con el que se van deshaciendo de sus temores y pasan de presas a cazadores. No es una historia gratuita. Encierra una idea que es transversal a todos los personajes del libro: Todos quieren dejar de estar tan indefensos y vulnerables, para pasar a cubrirse de una piel que les dé la fuerza suficiente para sobrevivir a las amenazas de las cuáles son víctimas. En la mayoría de casos esta amenaza se sintetiza en la ignorancia de no comprender lo que está sucediendo a su alrededor. Ello los lleva a desarrollar una de las pocas armas que ha acompañado al hombre durante toda su existencia: la razón como elemento indispensable al desarrollar una teoría. Una teoría que vuelva al hombre un ser invencible.
“Un hombre con una teoría es alguien que tiene algo por gritar; pero un espíritu con una teoría no es mucho más que un trozo de pan a medio masticar, navegando la boca de su médium, resistiendo junto a esos dientes, listo para que lo fagociten, deshagan, escupan.”
Son muchos los personajes que transitan por las páginas del libro de Oloixarac. Una estudiante de filosofía obsesionada con un profesor de filosofía de su facultad. Militantes de izquierda de los años 70. Un blogger asqueado del contexto que rodea su existencia. Un hacker. Un investigador extraviado en el África. Personajes disímiles unidos por un perfil común como se describe en algún momento:
“Encaja perfecto en el perfil. Es inteligente, pero fracasado socialmente; alienado de sus padres, tiene pocos amigos. Típico caso de reclutamiento soviético.”o cuando se menciona“Para Kamtchosky era como encontrarse en medio de un tablero de ajedrez y advertir que no se es ninguna de las piezas.”
Para sobrevivir en un mundo que los desprecia y que los hace sentir como entes extraños e inútiles (“Los dos se miraban de lejos, pero pensaban de sí mismo que eran demasiado horrendos incluso para resultar deseables a otra persona horrenda para ellos.”), es vital pasar de víctimas a victimarios (“(…) su mente contaminada de las obsesiones propias de una autoestima irremontable había comprendido que el régimen de acceso a la empatía contemporánea se encuentra vinculado al uso inteligente, glamoroso, de la crueldad.”). Ello los lleva a unirse en algún momento a varios de ellos y crear nexos para generar una fuerza avasalladora capaz de combatir todo aquello que los atormenta.
Sí, la Historia ha demostrado que el hombre ha progresado en su proceso de civilización y entendimiento de los fenómenos que lo rodean. Pero si bien su bestialidad dejó de ser tan explícita, ésta pasó a manifestarse de maneras más sofisticadas. (“Que el número de integrantes de todas las formaciones fueran potencias de dos excitó sin duda el apetito formal de Johan Van Vilet, que vio en los sintagmas macedonios un hito de la técnica transformatorias de los hombres en bestias, perfeccionado más tarde por el tipo de pacto multitudinario del Estado en la república (donde el pacto de conquista es el secreto del soberano).”). El hombre pasando a tomar el lugar de aquello que lo asusta y lo hace sentir inferior. La obtención de poder. Poder para sobrevivir y gobernar sobre los otros.
Poder que se manifiesta en las aristocracias que se forman en algunas artes sin importar al final de qué lado esté uno, mientras tenga la capacidad de ejercerlo (“(…) en este país la única diferencia entre la izquierda y la derecha es para qué lado se pone la pija en el pantalón, nada más.”). El más claro ejemplo: la literatura.(“Construir aristocracias es una tecnología para tolerar la cercanía de los demás; es otra forma de atender las necesidades de un yo necesitado de contacto, pero con certificado de aceptación y protocolos de conducta para despreciar al resto la mano.”). Es de destacar la forma como Pola, describe los ambientes tanto físicos como humanos que rodean a las colleras que se forman en las facultades académicas, y cómo dentro de ellas, donde se supone que la razón se ha impuesto frente a cualquier prejuicio banal y superficial, siguen sobreviviendo taras ancestrales como la envidia, la pose y la hipocresía.
“Se trata de una recepción de una embajada latinoamericana, en homenaje a un literato yucatense de visita en la ciudad; la promesa de bebestibles repartidos gratuitamente en un clima de decoro había atraído a la crema de la intellgentsia local.”
“La exigencia de la unidad mental del yo puede trocarse súbitamente en la sensación de estar rodeado de enemigos.”
Punto aparte merecen un aspecto del ser humano que ha manifestado cambio exteriores de forma en los últimos años, mas no de fondo: el sexo. El ámbito sexual sigue siendo uno donde se manifiesta nuestro lado más sensible y primitivo la mayoría de veces;donde el hombre por más racionalidad que haya alcanzado, sigue teniendo las mismas armas para hacerlo, y es igual a los demás en cierto modo. Además, brinda inferencias de otros aspectos del comportamiento humano (“El espíritu de intercambio de la promiscuidad propone una nueva versión del mito fundacional de la democracia: hacer el ejercicio de suponernos iguales debe, por definición, trascender las barreras de la actividad privada, las meras contingencias íntimas. Sólo ahora, despolitizada de zanahorias tecnológicas, completamente fría y pura, la revolución sexual retoma el sentido verdadero de las revolutiones de Copérnico – el instinto conservador de la vanidad como triunfo estético y moral de la democracia.”)
La presencia de adolescentes, gordos y jóvenes con síndrome de Down funcionan como la contraparte de los que anhelan la mayoría de estos “cazadores” del libro. La contraparte supuestamente débil. Los denominados losers. Aquellos que el mundo rechaza, pero que en el fondo necesita. Las situaciones que viven están lleno de jocosidad, sí, pero también sirven de plataforma para que Pola lance los dardos necesarios para apuntalar una idea.
“En general, los modelos exitosos que caracterizan al adolescente medio presentan un patrón superficialmente benéfico; correlativa y simultáneamente, su terreno empírico se manifiesta pantanoso, desmoralizador y vulgar.”
“Les encantaba que fuera el único lugar que daba trabajo a las personas mayores, a las viejas que no tenían nada que hacer con sus vidas; McDonald´s, incluso con el payaso ridículo y pederasta de Ronald, era el único lugar verdaderamente democrático que conocían”.
“El relato de la víctima convertido en fábula, el clima siniestro que rodea las nociones de jerarquía y autoridad –nociones que resulta tan evidente rechazar- encierra una fresca operación: ser víctimas nos releva de todo juicio moral o ético sobre nuestros propios actos.”
Las teorías salvajes es un libro ambicioso en su concepción. Trata de abarcar una larga serie de temas, y es por ello que por momentos se siente que la autora pierde el control de sus historias. Pero para alivio de los lectores esto sucede sólo en contadas ocasiones y no ensucian el correcto desarrollo de todo el libro. No, no es un libro fácil de leer. Pero en el desafío está el gusto. Hay mucho que se puede rescatar de su lectura. No es un libro que carezca de algo que decir cómo podría aducir un lector principiante como pretexto de su no comprensión del libro. Más bien, tiene mucho que expresar y es ello la razón por la que el lector se siente como un investigador profesional hurgando en la crueldad de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. No sé si llegue a entender algún día el libro en toda su dimensión. Pero no importa. Seguiré intentando mientras descubro si hay más mensajes debajo de la superficie.
“Avenidas de fuego; en las puertas exteriores, asfixia. Pintaría los trazos de lava bajando por la tierra negra, lava venida del cielo que oculta bajo la misma mancha de miedo a los lobos y las doncellas, una explosión de sangre liberada –alaridos y nubes destrozarían los rastros, el eco de pólvora loca y visiones mudas, y el ritmo que sacude el mundo me tragaría viva.”