He tratado de construir mis relatos a partir de lo no dicho, de cierto silencio que debe estar en el texto y sostener la tensión de la intriga. No se trata de un enigma (aunque puede tomar esa forma) sino de algo más esencial: la literatura trabaja con los límites del lenguaje, es un arte de lo implícito. Ésta es una poética aprendida en Stendhal, en Hemingway; para ellos la ficción consiste tanto en lo que se narra como en lo que se calla. En este sentido hay una frase de Musil sobre El hombre sin cualidades que podría, quizás, servir para definir esto que digo: “La historia de esta novela se reduce al hecho de que la historia que en ella debía ser contada no ha sido contada”.

 

Ricardo Piglia

“El laboratorio de la escritura”.

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