Autor: Philip Roth
Editorial: De Bolsillo, 2009

(RESEÑA) Bucky Cantor es un joven ejemplar, un chico de 23 años que no pudo enlistarse en la Segunda Guerra Mundial por un defecto de la vista, aunque él lo deseara con fervor. Desde pequeño ha luchado contra todos sus impedimentos con una tenacidad implacable, motivado por la figura de su abuelo  —un judío polaco inmigrante que se hizo así mismo en los Estados Unidos, que crió junto a su esposa al pequeño Bucky desde niño, su hija (madre de Bucky) había muerto en el parto y el padre había estado en la cárcel por desfalco—. Esa influencia le ha ayudado a Bucky a desprenderse del oprobio de su padre biológico y se ha convertido en su único modelo.

Por:
Gabriel Canessa
Cuando Bucky no pudo enlistarse sintió que había fallado a la memoria de su abuelo, sintió una terrible impotencia por no ser apto para servir a su país. Sin embargo, se dedica con tesón a su trabajo como instructor del centro de verano de Weequahic, asumiendo su trabajo como un deber de carácter patriótico; a pesar de la epidemia de polio que azota Newark, Bucky decide quedarse al cuidado de los niños de su centro contra viento y marea.

 

La situación pronto se torna más complicada, no sólo está presente el peligro del contagio entre los niños sino también la histeria colectiva entre los padres de familia, la paranoia acerca de las causas de transmisión de la enfermedad. Bucky está abrumado y además extraña a su novia que se encuentra en un campamento de verano para niños acomodados, en una zona libre de contagio. Más tarde empiezan a elevarse los casos de contagio en Weequahic incluso en su propio centro de verano.

 

Bucky siempre ha hecho lo que debía hacer, siempre ha puesto al prójimo por delante de sí mismo, nunca ha rehuido al deber y siempre ha cumplido a cabalidad con lo encomendado. Sin embargo, cuando decide tomarse así mismo en cuenta, cuando pone sus sentimientos y temores por delante de su responsabilidad (tal vez por primera vez en su vida), empieza a desmoronarse su mundo. A partir de este momento, Bucky comienza a vivir en la duda, a preguntarse si su proceder ha sido el adecuado, si acaso está traicionando a los que confían en él, si acaso está huyendo del campo de batalla.

 

Bucky ha estado alimentando dentro de sí una gran indignación contra Dios a quien considera responsable de la existencia del virus de la polio. De alguna manera, el hecho de que Bucky Cantor sea un creyente define su odio contra Dios, pues le da la oportunidad de culparlo por sus circunstancias y la andanada de desgracias que pesan en su vida, en lugar de atribuirlas al mero azar, al hecho de que las cosas suceden porque sí, que no todo tiene un porqué ni está definido por un principio de retribución.

 

La novela posee una estructura clásica que, sin embargo, no está exenta de sorpresas. La primera parte constituye el contexto de la historia, la pequeña Weequahic en Newark, la historia del ejemplar Bucky Cantor y la temible amenaza de la polio. En la segunda parte, luego de que Bucky ha tomado la decisión que definirá su destino, vive unos cuantos días idílicos que luego se convierten en su pesadilla y en los que se asienta la mayor carga de culpa que experimentará por el resto de sus días. La tercera y última parte nos ofrece un interesante giro donde el narrador que se ha presentado en un solo punto de la historia hasta ahora, nos relata cómo llegó a conocer la vida de Bucky Cantor después de reencontrarse con él muchos años después; nos cuenta las postrimerías de la fatal decisión del protagonista y nos hace testigos de un diálogo amargo que nos deja pensando sobre lo que significa ser «una persona abrumada por un sentido del deber exacerbado».

 

El caso de Bucky Cantor es el de una persona que vive atormentada por la culpa de algo que estaba fuera de su control, una persona que no puede mirar su presente desconsolador sino como una consecuencia de sus terribles decisiones de juventud. La vida concebida como una bifurcación entre aquello que es y lo que debió ser. Philip Roth nos entrega en su última novela una declaración descarnada sobre el hombre y sus circunstancias, que van más allá de la ética que este asuma para vivir, que son caóticas por inherencia y sobre las que uno, en apariencia, no tiene ningún poder; un hombre que trata de encontrarles un porqué y no encuentra respuestas porque no las hay, un hombre que confunde al azar con Dios y queda devastado de por vida.

Un comentario para “Némesis de Philip Roth

Deja una respuesta

Regístrate

O con tu correo

Inicia sesión

O con tu correo