Por Eduardo Galeano

Un emperador de China, no se sabe su nombre ni su dinastía ni su tiempo, llamó una noche a su consejero principal y le confió la angustia que le impedía dormir. Le dijo: «Nadie me teme». Como nadie le temía nadie lo respetaba. Y como nadie lo respetaba nadie le obedecía. El consejero principal meditó un ratito y opinó: «Falta castigo». Y el emperador sorprendido dijo que castigo no faltaba, porque él mandaba a la horca a todo el que no se inclinara a su paso. Y el consejero principal le advirtió: «Pero esos, esos son los culpables. Si solo se castiga a los culpables, solo los culpables sienten miedo». El emperador chino pensó y pensó… y llegó a la conclusión de que el consejero principal tenía razón. Y le mandó cortar la cabeza. La ejecución ocurrió en una gran plaza pública, la plaza celestial, la plaza principal del imperio. Y el consejero fue el primero de una larga lista.

12 comentarios para “El arte de mandar

  1. Es tan corto que apenas empezaba a «tomarle sabor», sin embargo atrapa la atención y despierta la curiosidad. Me parece excelente para imaginar qué más haría el rey a fin de que le obedecieran, me recuerda a los lideres y jefes en el ámbito educativo, que es en el que laboro. Soy profesor de educación Primaria en el Estado de Hidalgo.

  2. Bueno, en Colombia se hace lo mismo desde hace décadas, lo malo es que los asesinos se multiplican y cada uno se hace obedecer en su parcela. Ya ven porque Colombia es una colcha de retazos ensangrentada y obediente.

  3. Ningún comedido sale con la bendición de Dios., Es preferible vivir como toque vivir, dejar que el agua siga su curso y rodee por donde tenga que rodear para encausarce.

  4. El Miedo.
    Esa poderosa arma que nos esclaviza mucho peor que las cadenas.
    Nos condiciona, nos inhibe y hace de nuestro rostro y alma un cuadro que nunca se acaba.

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