Autor: Sergio Pitol
Título: Vals de Mefisto
Editorial: Anagrama, 2009


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Un libro al día

Vals de Mefisto es indudablemente un libro cosmopolita, incluso hasta la exageración: sus relatos se sitúan en Viena, en Venecia, en París, en Samarcanda, y las referencias culturales, tanto literarias como musicales (la música ocupa un lugar central en varios relatos) son eminentemente centroeuropeas. Incluso el lenguaje es sorprendentemente neutro, sin rastro de americanismos ni de coloquialismos, ni siquiera en los diálogos; nada que ver, por ejemplo, con un Juan Rulfo. 

Los personajes y los narradores parecen salidos de una novela de Henry James que Pitol estuviese traduciendo (Henry James es, de hecho, uno de los escritores que Pitol tradujo al español, y aparece mencionado como referencia en el propio texto).

Otro elemento que destaca en todos los relatos es su tendencia a la metanarración o a lo metaliterario: en el primero, «Mephisto-Waltzer», una mujer lee y comenta mentalmente un relato enviado por su marido; en el segundo, «El relato veneciano de Billie Upward», se nos resume el argumento de la novela Cercanía y fuga, sobre las aventuras venecianas de una tal Alice (Pitol también tradujo a Lewis Carroll, conviene notar); en el tercer relato, «Asimetría», el texto principal (las reflexiones de las hermanas Celeste y Lorenza) viene anotado por algunas acotaciones al margen que comentan la acción; el cuarto, «Nocturno de Bujara», el menos metaficcional de todos, tiene aires de relato fantástico con estirpe en las Mil y una noches (a lo mejor por eso es mi favorito de los cuatro).

Vals de Mefisto es obviamente la obra de un escritor muy culto y muy viajado; ni que decir tiene que esto en sí no es malo, pero a veces se transparenta demasiado en el texto: hay tantas referencias a Mozart, Rossini, Borges, Rossini, Monteverdi, Virginia Woolf…, que casi se puede abrir el libro al azar y encontrarse con una. El propio estilo, sin duda elegante y trabajado, resulta algo frío. Habrá gente a la que todo esto le parezcan virtudes (a Vila-Matas por ejemplo) a mí han llegado a cansarme un tanto; está claro que Pitol es un gran escritor, de eso no hay duda, y un gran constructor de relatos; pero a mí no ha terminado de atraparme.

Contraportada

Este libro, que reúne cuatro relatos inquietantes y perfectos, es uno de los mejores logros del gran escritor mexicano Sergio Pitol. El autor sitúa a sus personajes en escenarios imposibles que de pronto se vuelven cotidianos. O en escenarios perfectamente familiares que, de repente, a saber por qué clase de iluminación interior, se convierten en remotos e inasibles. Venecia, castamente desflorada, se transforma en un intermitente surtidor de luces. Sus reflejos parecen entregarnos una simple noche de amor que comprende las historias todas del Universo. En Samarcanda asistimos a una invasión de cigüeñas dentadas, a una truculenta orgía, a un rito de iniciación que nos acerca a la locura, a los recuerdos que el autor guarda de algunas conversaciones con su amigo Torres en un mortecino cafetucho de Varsovia. «Vals de Mefisto» manifiesta en todo momento el placer de narrar. Contar historias como en «Las mil y una noches», engarzar una anécdota con otra, contar, narrar, relatar. Por un momento eso parecía ser todo. Pero, de pronto, un registro se modifica y la narración se carga de una gravedad inesperada. La ruta parece bifurcarse. ¿Se ha perdido el camino? Ahí empieza el verdadero relato. (Ed. Anagrama)

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