Título: Los detectives salvajes

Autor: Roberto Bolaño

Editorial: Anagrama, 2000

Debo decir que cada palabra de las seiscientas páginas que componen Los Detectives Salvajes ha valido la pena por su complejidad, originalidad y, sobre todo honestidad. Ha sido una travesía agotadora, como la que Ulises Lima y Arturo Belano hacen al viajar a los desiertos de Sonora. Lo que no sé  todavía es cuán transformadora ha sido esa travesía para mí.

Por:

Juan Rosales Arenas

 

Los elogios que Roberto Bolaño ha recibido en los últimos tiempos siempre llamaron mi atención. Me preguntaba por los motivos que lo llevaron a ser un escritor de culto, por la genialidad que le atribuían varios críticos literarios. En julio pasado se conmemoraron diez años del suceso que contribuyó a incrementar la leyenda que ya existía alrededor de Bolaño: su prematura muerte a los cincuenta años. La efeméride provocó que se organizaran seminarios, mesas redondas y conversatorios para comentar los poemas, cuentos y novelas del chileno, pero, al mismo tiempo, me empujó a leer por fin su obra, a no postergar más nuestro encuentro. Comencé con Llamadas telefónicas y seguí con Estrella Distante. El primer libro me dejó un sinsabor, una ligera decepción, pero esa impresión desaparecería luego de leer Estrella Distante, una magnífica novela corta que reseñé para este blog. Después de leer ambos libros me sentí preparado para abordar la novela más conocida de Bolaño, aquella que le valió el premio Rómulo Gallegos y que reseñaré a continuación: Los Detectives Salvajes.

4 de noviembre

Volví al bar de la calle Bucareli pero los real visceralistas no han aparecido. Mientras los esperaba me dediqué a leer y a escribir. Los habituales del bar, un grupo de borrachos silenciosos y más bien patibularios, no me quitaron la vista de encima.

Resultado de cinco horas de espera: cuatro cervezas, cuatro tequilas, un plato de sopes que dejé a medias (estaban semipodridos), lectura completa del último libro de poemas de Álamo (que llevé expresamente para burlarme de él con mis nuevos amigos), siete textos escritos a la manera de Ulises Lima (el primero sobre los sopes que olían a ataúd, el segundo sobre la universidad: la veía destruida, el tercero sobre la universidad: yo corría desnudo en medio

de una multitud de zombis, el cuarto sobre la luna del DF, el quinto sobre un cantante muerto, el sexto sobre una sociedad secreta que vivía bajo las cloacas de Chapultepec, y el séptimo sobre un libro perdido y sobre la amistad) o más exactamente a la manera del único poema que conozco de Ulises Lima y que no leí sino que escuché, y una sensación física y espiritual de soledad.

Un par de borrachos intentaron meterse conmigo pero pese a mi edad tengo suficiente carácter como para plantarle cara a cualquiera. Una mesera (se llama Brígida, según supe, y decía recordarme de la noche que pasé allí con Belano y Lima) me acarició el pelo. Fue una caricia como al descuido, mientras iba a atender otra mesa. Después se sentó un rato conmigo e insinuó que tenía el pelo demasiado largo. Era simpática pero preferí no contestarle. A las tres de la mañana volví a casa.

El 31 de diciembre de 1975 Arturo Belano y Ulises Lima, jóvenes poetas y líderes  del movimiento realvisceralista parten de México D.F hacia los desiertos de Sonora para seguirle el rastro a Cesárea Tinajero, poetisa desaparecida en allá por los años 20. Acompañan a Ulises y a Arturo el novísimo poeta Juan García Madero, recién iniciado en el movimiento realvisceralista. La novela está dividida en tres partes. La primera ocurre a finales del año 1975 y es narrada desde el punto de vista de García Madero, que cuenta en su diario cómo conoce a los integrantes del realismo visceral y el inicio de la travesía para hallar a Cesárea Tinajero en Sonora. La segunda parte, que es la más larga, narra las consecuencias de ese viaje a partir de varios personajes. La tercera, finalmente narra la búsqueda de la poetisa en sí misma. Se ha dicho que hay ciertas similitudes con el policial y es cierto, sin embargo, a Bolaño no le interesa la resolución de la búsqueda, es decir, si Belano y Lima hallan a Cesárea, sino lo que ocurrirá como consecuencia de la pesquisa, lo la transformación que el incierto viaje a Sonora acarreará.

La segunda parte de la novela es la más ambiciosa. Es importante resaltar que el lector conoce  a Arturo Belano y Ulises Lima, los personajes principales, a través de otros personajes. Siempre estamos sujetos al punto de vista de uno de los individuos que toman parte en la acción. Por eso, la segunda parte del libro, que narra el deambular de Lima y Belano por Barcelona, Viena, París, Tel Aviv y otros lugares del planeta desde 1976 hasta 1996, es contada por varias voces.

En este sentido, se podría decir que es una novela total, fragmentaria, conocemos una realidad amplia a partir de los monólogos de quienes mantuvieron una relación o se toparon alguna vez en su vida con Ulises Lima o Arturo Belano. Por lo tanto, la segunda parte del libro le abre puertas a nuevas historias que enriquecen la pesquisa de los líderes del realvisceralismo. Al voltear cada página el lector se encontrará con un nuevo desafío, una nueva historia, nuevos detalles. Por eso el libro resulta agotador, el lector debe poner de su parte para armar este rompecabezas.

Los monólogos se caracterizan por su oralidad. El lector siente que escucha los testimonios de personas de carne y hueso, marcadas por la derrota, el fracaso, el desamor o la muerte. El escenario que nos muestra Bolaño es decadente, cotidiano. El autor se fija en los detalles más mundanos, convierte lo trivial en bello. Hay, además,  múltiples búsquedas. Por un lado tenemos las averiguaciones para hallar a Cesárea Tinajero, por otro la pesquisa del lector, que intenta conocer a los huidizos Belano y Lima a través de los testimonios. El lector es también un detective.

Debo decir que cada palabra de las seiscientas páginas que componen Los Detectives Salvajes ha valido la pena por su complejidad, originalidad y, sobre todo honestidad. Ha sido una travesía agotadora, como la que Ulises Lima y Arturo Belano hacen al viajar a los desiertos de Sonora. Lo que no sé  todavía es cuán transformadora ha sido esa travesía para mí.

2 comentarios para “Los detectives salvajes- Roberto Bolaño

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