(ENTREVISTA) Conocí la literatura de Carlos Arámbulo a partir de «Un lugar como este», libro de cuentos que quedó finalista en el Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez. Fue un encuentro exitoso y es desde ahí cuando tuve ganas de entrevistarlo, cosa que finalmente ocurrió. Arámbulo se sometió a las cinco cortas de El Buen Librero. 

Por:

Gianfranco Hereña

Carlos, averiguando un poco sobre tu trayectoria me detengo en un punto interesante ¿Cómo fue que tomaste la decisión de anteponer tu carrera de visitador médico antes que la de escritor?

En realidad nunca antepuse nada a la literatura ni me aparté de ella. De lo que me aparté fue de la exposición al “mundete” literario de ese entonces, sumamente argollero. No quise tener que deberle nada extraliterario a nadie para sustentar una carrera que debería (y debe) basarse en los textos y la calidad de su escritura. Aún subsisten (sí) rezagos de esta red de favores, incluso entre grupos que la denuncian y se rasgan las vestiduras (perdona el cliché) exponiéndola; sucede que son argollas distintas. Ahora, me llevo bien con todos, entiendo sus grandezas y pequeñeces y comprendo que les son necesarias para vivir, como para mí lo son las mías. Lo que no entiendo es por qué siempre hay que pelearse con alguien, sobre todo en un campo literario tan reducido como el peruano. Entonces, durante el tiempo que decidí escribir como me diera la gana, sin atenerme a gustos ni influencias de moda produje muchos y diversos textos —Un lugar como este no es el más experimental de ellos— así que en lugar de estar cultivando relaciones me dediqué a escribir y trabajar para poder escribir. Entonces, te puedo confirmar que estuve más apegado a la escritura que nunca, como una amante a la que no le pedí ningún favor y le entregué lo mejor de mis tiempos valiosos de descanso, la mantuve viva sin que ella siquiera me mire de reojo ni me premiase con atención o reconocimiento alguno; si eso no es entregarse, no entiendo qué otra cosa puede serlo.

«Un lugar como este» anduvo durmiendo el sueño de los justos antes de toparse con la recompensa del premio ¿Por qué decidiste darle la oportunidad a este proyecto y no priorizaste la creación de otro?

Siempre estuve esperando la oportunidad de una reivindicación “de fuera”, sin tener que pedirle a nadie que me lea con más atención o avisarle que estaba enviando un texto y que… etc etc etc. Algunas veces le comenté a mi esposa “Si a mí me van a hacer caso en algún momento será cuando alguien de afuera me señale de alguna forma”. Por eso me decidí a concursar en un premio internacional. El año anterior había tenido la experiencia, aleccionadora, de quedar segundo en el COPE con Fifteen, un relato sobre el cual me ha escrito mucha gente y que me ha hecho conocer y/o reencontrar a mucha gente más.

Sucede que, junto con Un lugar como este tenía acabados otros libros inéditos: El libro de relatos que incluye Fifteen (y que saldrá publicado el próximo año), otro conjunto de relatos experimentales y un tercer libro sobre relatos o textos vinculados al mundo de la pintura. Estos dos últimos me parecieron demasiado experimentales para enviarlos a un concurso. Son el tipo de textos que las editoriales publican a los autores que ya han ganado piso y les dan la seguridad del riesgo calculado. Entonces estaba entre los relatos del libro que incluía Fifteen y Un lugar como este.  Como Fifteen ya había sido enviado al COPE decidí enviar el primero.

Aparte de estos libros de relatos estaba avanzando dos novelas (trabajo varios textos a la vez) En el viaducto esférico, que es parte de un díptico o trilogía que se va a llamar 80-90, y A veces los gatos vuelven. Esto te puede dar a entender que no prioricé ninguna redacción, simplemente fue una elección entre libros de relatos dentro de los cuales encontré que Un lugar como este era el más coherente de todos, en términos de estructura. Es impensable mover alguno de los cuentos de su ubicación en el libro; el proceso de lectura DEBE SER en ese orden porque así diseñé la espiral temporal que le da forma al mundo de Calderas.

«Lo que no entiendo es por qué siempre hay que pelearse con alguien,

sobre todo en un campo literario tan reducido como el peruano».

Hay una característica saltante en «Un lugar como este». Los personajes luchan consigo mismos, contra sus frustraciones y esta tensión se ve reflejada aún con más evidencia en un cuento (La inundación) donde las pulsiones sexuales y el autocontrol juegan un rol importante ¿Cuál es, para ti, el freno para no trasponer esa delgada línea entre la cordura y la sensatez?

Los personajes luchan contra todo, incluyéndose a sí mismos: el destino, sus limitaciones ambientales, la voluntad divina (si existe), la indiferencia del orden humano… En La inundación quise que surgiera un brote de pulsión pura, básica, en medio de la destrucción, como diciendo que si el hombre (hablo de hombre y mujer) está destruido, aniquilado por el destino, naturaleza, etc, aún le queda la voluntad y lo más básico es la pulsión sexual, en ella se unen el deseo de unión (imposible, en esto puedo ser lacaniano) de perpetuación de la especie y, por qué no, de inmortalidad, de pervivencia. Es algo que nos hace pensar que podemos salir de nosotros mismos físicamente y emocionalmente. Pero el entorno del juego sexual en La inundación es un entorno de coerción. Están las viejas, la naturaleza castigadora y el miedo de dos casi niños, adolescentes en fin, que sienten una urgencia que no acaban de comprender pero que los une en medio de la desolación causada por lo que más desean sus mayores, agua. Son emociones muy fuertes. Mi impulso al escribir es representar la intensidad: el texto debe ser intenso, en anécdota o en lenguaje, pero intenso en algo. De lo contrario es como que te cuenten una película: segunda mano. No debe haber freno, esa intensidad de los solos de los músicos es la que persigo al escribir y si, en algún momento, me detengo y puedo decir “esto está de la puta madre”, la cosa está caminando.

¿Ha significado el premio un envión anímico para nuevas publicaciones o quieres darle a este aún más tiempo de vida? ¿Eres de los que tienen varios proyectos bajo carpeta?

Sí, es un envión anímico. El que diga que no, es un hipócrita. Si piensa así mejor que no concurse. Ahora, no quiero convertirme en una figura patética que envía relatos y novelas a cuanto premio aparece. Tengo algunos proyectos para enviar a algunos concursos, no muchos, el resto simplemente será publicado porque no puedo parar de escribir. Esto de los concursos debe detenerse en algún momento porque hay que dejar que la rueda gire y que aparezcan nuevos chicos, escritores ocultos que andan por ahí. Hay que saber resistir a la vanidad. Me gustaría sacar un libro o dos cada año, pero hay pocas editoriales que tengan planificaciones tan flexibles. Podría publicar tres libros este año, pero siempre hay planificaciones y… bueno.

Te vi en un conversatorio sobre Ciencia Ficción en esta última edición de la FIL ¿Cuál es tu relación con un género que, al menos en el Perú, parece estar poco atendido por la crítica?

Participé con Edmundo Paz en un conversatorio sobre distopías literarias. Mayormente se reputan como obras de ciencia ficción, pero, si lo ves con criterio abierto, Calderas, el pueblo de Un lugar como este es una distopía, no temporal, es cierto, pero si espacial. Calderas puede estar en cualquier lugar de América Latina y, de alguna forma, los referentes temporales no son claros, podría ambientarse en los 30 del siglo pasado o hace una semana… fue pensado así, por eso el título, para que cualquiera que lo lea se diga que conoce  “un lugar como este” que describe el libro. Cuando era niño, mi padre, un gran lector, guardaba en mi cuarto todos los libros de la casa, y era muy aficionado a la Ciencia Ficción. De muy pequeño pude leer a los maestros del género, Asimov, Lem, Philip K. Dick, Bradbury… y recuerdo una serie de libros de relatos de un subgénero dentro de la Ciencia Ficción que los españoles llamaban Anticipación, relatos de anticipación. No se van hasta el 2,600, su horizonte temporal es más cercano y juegan con lo posible no tan inmediato. A veces los gatos vuelven está ambientado en un futuro cercano y trata sobre la inmortalidad y las modificaciones que produce en todo lo humano: la religión, la ética, las relaciones familiares, comerciales, etc. Así que estoy explorando este tipo de textos no propiamente de Ciencia Ficción sino de Anticipación, pensar sobre lo posible cercano y cómo afectaría nuestro destino. Eso me sirve para criticar algunas cosas actuales que pueden empeorar de ocurrir lo que esta novela describe.

Bonus track

¿Qué andas leyendo últimamente?

Ahora estoy leyendo a Paul Auster. Hice un paréntesis un poco largo (se diría que los suelo hacer ¿no?) con 2666 de Bolaño, pero ya regresé a Auster. Tengo mucho en común con él, no solo visto desde el proyecto de escritura, sino como experiencia vital. Acabo de terminar de leer Diario de invierno, y quedé sorprendido. Lo leí con un lapicero en la mano y marcando todas las experiencias comunes, fobias comunes, ideas comunes. Mi método de lectura es este: cuando agarro un autor leo todo de él, al menos todo lo que encuentro, para poder entender su proceso. Pensé que luego de Mc Carthy no encontraría otro contemporáneo que me conmueva, pero Auster lo hace. Es intenso.

Deja una respuesta

Regístrate

O con tu correo

Inicia sesión

O con tu correo