Título: Las venas abiertas de América Latina
Autor: Eduardo Galeano
Año: 1978

«Pese a haber sido escrita en los años setentas, esta obra sigue siendo una referencia obligada para los internacionalistas y para todo aquel que tenga interés en formarse un criterio más amplio y acercarse al estudio de América Latina desde una perspectiva distinta»
Juan Gris

Por: Gianfranco Hereña

La respuesta más rápida a la pregunta del porqué deberíamos leer «Las venas abiertas de América Latina» parece obvia. Y sin embargo, es necesario recalcar que se trata de un libro fundamental en la historia de latinoamérica. Galeano nos lleva de la mano por un recorrido a través de los tiempos y desata uno a uno los cabos que unieron nuestra historia desde de su formación. La obra está estructurada en dos partes. En la primera, destaca la ambición de los extranjeros por el oro y las riquezas del continente americano. Como se recuerda, Europa estaba en crisis y ello propició la búsqueda incisiva de nuevas fuentes de ingreso para las monarquías. En ese interín, revela Galeano que el propio diario de viaje de Colón hacía cuantiosas referencias a la obsesiva necesidad de encontrar oro. Ya para la segunda, en una América  colonizada, nos habla del regreso a tierras europeas con esclavos que mueren en el camino y un enorme motín bajo el brazo. Así, se narra y explica algunos hechos que la historia a veces omite. La  colonización salvaje (desde tiempos de Cristóbal Colón) que toca su punto más afiebrado con la llegada de Cortés, Pizarro y otros tantos empresarios de la conquista, deviene luego en una lucha de grandes corporaciones que intentan explotar al máximo el suelo Latinoamericano. Es decir, a parte de imponer su lengua, su religión y las costumbres que hoy conocemos, se da a entender que el Europeo instala en esta parte del globo el abuso, la explotación y el sometimiento de nuestras culturas.

A tiros de arcabuz, golpes de espada y soplos de peste, avanzaban los implacables y escasos conquistadores de América. Lo contaron las voces de los vencidos. Después de la matanza de Cholula, Moctezuma envió nuevos emisarios al encuentro de Hernán Cortes, quien avanzo rumbo al valle de México. Los enviados regalaron a los españoles collares de oro y banderas de plumas de quetzal. Los españoles estaban deleitándose. Hubo guerra, y finalmente Cortés, que había perdido Tenochtitlan, la reconquisto en 1521. La ciudad, devastada, incendiada y cubierta de cadáveres, cayó. Pedro Alvarado y sus hombre se abatieron sobre Guatemala y eran tantos los indios que mataron, que se hizo un río con su sangre, que viene a ser el Olimptepeque. 

Con el inicio de las conquistas, Galeano da cuenta también de la explosiva expansión del capitalismo ya que nuestra América constituyó una fuente de riquezas en forma de materias primas (oro, plata, materias primas y mano de obra nativa). He aquí, entonces, el punto de apoyo para lo que Galeano plantea: el debilitamiento del Estado frente a las grandes corporaciones y el manejo que estos últimos tienen sobre lo que ocurre en nuestros países, son algunos de los temas que se abordan y dejan picando más de una pregunta. Al igual que Carlos Fuentes en «El naranjo», Galeano da a entender que los regímenes autoritarios se han sucedido desde aquel entonces en relaciones de clientelismo, sin parar, tan solo cambiando de nombre y de apellido. Así, queda claro que América, desde su descubrimiento en 1492, estuvo comandada siempre por intereses privados que excedieron siempre a los estados nacientes.

Desde el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos.

 
Esta es la historia contada desde el otro lado de las guerras. Aquella que se cuenta desde el lado de los vencidos. Aquella que nunca nos atrevimos a contar por miedo a quebrar el silencio de nuestros gobernantes. «Las venas abiertas de América Latina» es,  aún hoy,  un claro ejemplo de que la obra de Galeano está más vigente que nunca. Con ello, hace una crítica a las revoluciones de «pose» y también el silencio que se guarda sobre el abuso cuando éste nos granjea algún tipo de beneficio.

 

Conviene leerlo.

 

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