hollywood

 

Autor: Francisco Ángeles / Fernando Ampuero
Editorial: Pesopluma, 2015

(RESEÑA) “Una foto con Rocky Balboa” de Francisco Ángeles y el clásico “Taxi Driver sin Robert De Niro” de Fernando Ampuero, son los relatos que componen el libro Hollywood en doble función (Peso Pluma, 2015). Historias donde el hilo conductor es el fracaso y la manera en que sus personajes marginales lo desafían a partir de decisiones extremas.

Por:

María José Caro León-Velarde

Rocky es peruano y  afronta la vida vestido como Rocky Balboa. A diario, sube y baja los escalones del  Museo de Arte de Filadelfia para fotografiarse con turistas que encuentran en él, un reflejo más patético que simpático de aquel Sylvester Stallone que en los ochenta entrenaba bajo el beat de “Gonna fly now”. Por su parte, Taxi Driver vive en Lima y vende borrachos a bordo de un viejo Pontiac. Ha perdido su empleo como asistente en un estudio de abogados y ahora conduce por las calles de la ciudad, recogiendo a seres que están a punto de perder la conciencia,  para luego venderlos a los drogadictos más decadentes.

Rocky y Taxi Driver confrontan el infortunio de manera opuesta. Rocky  sueña con aparecer en algún reportaje de domingo y así refregarle en la cara a Perú que en Filadelfia está menos jodido que en Pueblo Libre: “Nada de lo que hice en Lima, ni en Miami ni en Filadelfia, ni los goles que anotaba de niño en el parque Candamo, ni siquiera los gloriosos polvos que hidalgamente batallé con Shawna podrán jamás competir con esa sensación de inmortalidad que me animaba cada mañana al calzarme mi vestimenta de Rocky y salir corriendo hacia el Museo de arte a esperar a que los turistas vinieran a tomarse fotos conmigo”. Taxi Driver elige el camino del hampa,  primero toma distancia de los hechos y justifica sus acciones sosteniéndose en la enfermedad de su hijo, para luego naturalizarlas casi por completo: Con Chopin, con un variopinto circuito de bares, discos, clubes departamentales y salsodromos, y con todo el coraje del que era capaz, salí a abrirme trocha. Y en dos meses registré un récord de dieciséis borrachos, equivalente a una media de doscientos cincuenta cada uno, sin contar su venta en los huecos, que rendía entre quince y veinte soles.” Existe, en ese sentido, una simbiosis clara entre el Rocky de Ángeles, el Taxi Driver de Ampuero y los personajes cinematográficos que inspiran los títulos de los cuentos. Podríamos hablar de una experiencia de lector aún más interesante, si consideramos a las películas dentro de la agenda del relato, volviéndola una suerte de narración transmedia. Quizá la única diferencia sea el hecho de que Rocky y Taxi Driver al ser peruanos parecen estar jodidos por default.

La influencia del cine en los relatos de Ángeles y Ampuero también queda en evidencia gracias al estilo y lenguaje que construyen los universos ficcionales de ambos relatos. Como en Hollywood, las narraciones corren de forma vibrante y vertiginosa, trabajando así en favor de la atmósfera de marginalidad y recurseo que tiñe a los personajes. Narraciones tan vívidas y encarnadas que se leen como la confesión de un hombre cualquiera. En el caso de “Una foto con Rocky Balboa” desde los ojos de aquel peruano que exterioriza sus propios demonios a partir de su encuentro con Rocky  y en el caso de “Taxi Driver sin Robert De Niro”, con esos diálogos tan crudos que nos acercan a la Lima más oscura como si se tratase de una crónica.   Hollywood en doble función además de leerse como una comunión entre el cine y la literatura y sus héroes y antihéroes,  es sin duda, un muestrario de dos grandes narradores peruanos cuyos estilos prolijos y sin artificios, siempre trabajan en función de crear la mejor de las historias.

 

 

 

 

 

 

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