Todavía llevo hoy esa espina clavada en el corazón.
Haruki Murakami

 

Hombres sin mujeres, es un conjunto de siete relatos hermanados por un sentimiento de pérdida y soledad. Lleno de escenas de encuentros y desencuentros entre hombres y mujeres, con una atmósfera lúgubre donde el amor puede ser a veces una tabla de salvación o una piedra amarrada a uno, que lo conduce a un abismo de desgracia.

Por:

Sebastián Uribe Díaz

Los mecanismos a través de los que interactúan hombres y mujeres son incomprensibles para los personajes de este libro y nosotros lectores asistimos a cada uno de ellos con la sensación de que dichas tragedias trascienden las páginas del libro que tenemos en nuestras manos y se manifiestan en nuestra realidad. Cada historia es digna de disfrutarse como quien observa maravillado una flor pero cuidando siempre de que las espinas con las que nos topemos no terminen por desangrarnos del todo en el camino.

En su obra más reciente, Haruki Murakami ofrece a los lectores siete relatos en torno al aislamiento y la soledad que preceden o siguen a la relación amorosa: hombres que han perdido a una mujer, o cuya relación ha estado marcada por el desencuentro, asisten inermes al regreso de los fantasmas del pasado. (Tusquets)

 

Drive my car

Un maduro actor tiene problemas con la visión. Un punto ciego en su campo visual. Es por ello, que al no poder manejar su carro, y al no gustarle andar en taxis o en el metro, requiere del servicio de un chofer. La chica que lo ayuda es una joven veinteañera, aparentemente parca y retraída. Él, viudo desde hace algún tiempo, traba una especie de fraternidad con esa alma también sufrida, que lo lleva y trae del teatro donde está actuando. Ambos empiezan a interesarse en el pasado del otro. Ella le cuenta la razón de su aparente indiferencia con el mundo. Él, la razón de sus penas. Penas causadas en gran parte por las infidelidades de su esposa, con la que estuvo veinte años casado. Ella se fue, pero él se queda a padecer ese precio a pagar por el amor de una mujer (De todas formas, se dijo, los muertos seguramente no pensaban ni sentían nada. Eso era, desde su punto de vista, lo bueno de morir.)Esa incapacidad de entender su comportamiento. (¿Acaso no nos es imposible comprender al cien por ciento lo que piensan las mujeres?) Es por ello, que busca a uno de los amantes de su fallecida esposa. Traban una especie de amistad, hermanados por ese lazo extraño de haber amado o intentado amar a la misma mujer (Eran incapaces de paliar el dolor de la pérdida, cada uno desde su posición. Por eso congeniaban). Conversaciones mezcladas con el alcohol en las que ahondan en el problema de no haber comprendido a aquella mujer mientras reprimen buena parte de lo que quieren decirse. Están actuando y siendo vulnerables al mismo tiempo. Al parecer es la única forma que tienen para no caer en la angustia. ¿Conoció el amor el maduro actor? (Pero cuanto mayor es la felicidad, mayor es la angustia que se siente. (…) existía la posibilidad de perderla. Sólo de pensarlo, se me encogía el corazón.).¿Fue eso amor o es que el punto ciego era más que una discapacidad física?

Yesterday

Los protagonistas de este cuento son dos muchachos que trabajando juntos se hacen amigos a pesar de ser muy diferentes entre sí. Uno está en la universidad mientras que el otro lleva dos años intentando ingresar a ésta. El primero, además tiene una serie de complejos a los que se le suma el haber terminado una relación que le ha dejado un sabor agridulce. El otro tiene una serie de hábitos extraños como el cantar de forma extraña la canción del título del cuento en un dialecto provinciano del japonés. Es este el que presenta una relación amorosa que se inició en la infancia y en la que le cuesta seguir participando como cree que debería, siendo la negación del sexo una de las razones más determinantes del lento alejamiento de él y ella (Todos damos un rodeo sin fin.) Llega al punto incluso de pedirle a su amigo que salga con ella, porque cree que de dicha manera no le hará tanto daño. Nadie parece estar seguro de lo que realmente quiere. (Buscar algo cuando uno no sabe qué está buscando es muy complicado.) Lo único que parece cierto es la atmósfera de tristeza que encierra los difíciles años de la juventud. (¿no te parece que, cuando eres joven, en cierta medida es necesario vivir periodos tristes y difíciles cómo ese? O sea, como parte del proceso de madurez.). La incomprensión de este periodo genera además, dudas acerca del sentido de la vida y sobre las reales posibilidades de llegar a un punto de sosiego continuo. ((…) pero no puedo negar que me preocupa, que no creo que sea bueno que la vida resulte tan natural, agradable y sin contratiempos). Pasarán los años y el pasado, seguirá ahí, inamovible, tan doloroso al recordarlo cómo cuando pasó.(En ocasiones la música tiene el poder de reavivar los recuerdos con tal intensidad que a uno hasta le duele el corazón.) Pero aun así, habrá lugar para una pequeña dosis de esperanza. (Porque nadie sabe con qué soñaremos mañana.)

Un órgano independiente

Existe una clase de personas que, debido a una excesiva despreocupación, a sus pocos desvelos, se ven obligadas a llevar una vida sorprendentemente artificiosa. El doctor Tokai pertenecía a esa clase de personas. Cirujano de relativo éxito, educado y de modales destacados por decir lo menos, había llevado a lo largo de su vida un accionar tranquilo que le había reportado una serie de satisfacciones que lo habían llevado a pensar que su vida había tenido un transcurrir “natural y honesto”. Nunca se había inmiscuido en una relación amorosa que le supusiera un compromiso formal y único. Intuía que si lo hacía, era inevitable que terminara arrasado por el sufrimiento. (Cuando alguien te gusta demasiado, lo pasas mal. Sufres. Como no creo que mi corazón sea capaz de soportar tal peso, me esfuerzo todo lo posible para que no me guste.)Su afán e interés en un aspecto de las mujeres que vaya más allá de lo sexual se había traducido en una enumeración de fugaces relaciones sin ataduras. (Lo que buscaba era una relación en el plano intelectual con las mujeres. (…) Ninguna técnica quirúrgica podía mejorar la capacidad intelectual.) Hasta que a la edad de los 52 años, llega la tormenta. Se enamora. Se desestabiliza, un terremoto rompe con la quietud de su existencia. Empieza a cuestionarse el sentido de la misma. (Últimamente pienso a menudo en qué demonios soy.) El amor por una sola mujer empieza a alejarlo de las demás aventuras que tiene en paralelo. Se va volviendo un ser dependiente de la duración de esta relación. Porque esta va más allá de los encuentros sexuales que puedan sostener. (Cuando su corazón se mueve, tira del mío. Como dos barcas atadas por una cuerda. Que no se puede cortar, pues no existe ningún cuchillo capaz de cortarla.). El narrador da cuenta de ello, tratando de comprender la problemática de un ser que recién conoce el amor en su madurez. (Pero, con los años, el lastre del pasado, lo abruma a uno. No hay segundas oportunidades.). Pero, ¿qué tan peligroso es no retroceder, ahogarse en ese mar embravecido que es el enamorarse de una mujer? El final trágico reflexiona en torno a dicha pregunta. La sensación de pérdida podrá absorber al lector, que sin embargo no olvidará fragmentos de esta historia como éste:(…) para mí era un ser especial. Podía afirmar incluso que es un ser sintético. Todas las cualidades que posee se concentran y compactan en un solo núcleo. Y lo que hay en el núcleo es lo que me atrae tan poderosamente. Como un potente imán. Es algo que sobrepasa la razón.

«Un buen día, de repente, te conviertes en un hombre sin mujer. Ese día sobreviene de repente, sin mediar el menor indicio de aviso, sin corazonadas ni presentimientos, sin llamar a la puerta y sin carraspeos. Al doblar la esquina, te das cuenta de que ya estás allí. Y no puedes dar marcha atrás. (…) Solo los hombres sin mujeres saben cuán doloroso es, cuánto se sufre por ser un hombre sin mujer (…)».

Sherezade

Un hombre desterrado al mundo de la soledad (Yo mismo soy una isla desierta.) Su único vínculo con la realidad externa: una enigmática mujer que le cuenta historias luego del sexo, al punto que este por momentos se siente como un mero puente para llegar a las narraciones. (Se dijo que los gestos de una mujer posiblemente sean más interesante cuando se viste que cuando se desnuda.)Una mujer de treinta y cinco años, sin ninguna cualidad física resaltante. Tal vez una ama de casa. Tal vez la esposa de alguien. No sabemos. Sólo que es capaz de hechizar y mantener cautivo al protagonista con la fuerza avasalladora de sus relatos. (Despertaba el interés del oyente, lo mantenía astutamente en ascuas, le obligaba a pensar, a especular, y luego le daba justo lo que deseaba.). Los relatos de su pasado, que se van relacionando con la vida de su fiel oyente. Con sus sensaciones de vacío. Seres que esperan ver una luz que los guie para no perderse en la pesadumbre de una existencia que por momentos resulta una carga difícil de sobrellevar. Y otra vez el desamor, que por momentos llega a intoxicar y causar más daño que satisfacciones. Obsesiones con las que no es fácil lidiar. (Y no es que fuera algo semejante a una enfermedad, sino que probablemente fuera una enfermedad de verdad.) ¿ O será verdad que el tiempo es capaz de borrar las heridas causadas por el amor? (A veces, cuando observamos las cosas al cabo de un tiempo desde una perspectiva un poco diferente, algo que creíamos absurdamente esplendoroso y absoluto, algo por lo que renunciaríamos a todo para conseguirlo, se vuelve sorprendentemente desvaído.)Al final, sólo termina prevaleciendo el temor por perder la magia y el encanto que la intimidad con una mujer es capaz de brindar. (Perder esos momentos especiales que invalidaban la realidad, aun estando integrados en ella: eso le ofrecían las mujeres).

Kino

El protagonista es el dueño de un pequeño y casi insignificante bar cuya vida había transcurrido sin pena ni gloria (No había conseguido hacer feliz a nadie, y menos a sí mismo.) hasta que su mujer lo engaña con un compañero del trabajo de toda su vida. De manera increíble, este suceso lo alentó a voltear la página casi al instante y aceptar un trabajo sosegado, que le diera independencia, sirviera de guarida (A veces siento como si me hubiese vuelto casi transparente.) y la posibilidad de mostrar interés por eventos minúsculos que en cualquier otro sitio pasarían desapercibidos como la visita de un extraño hombre que lee en silencio mientras toma un whisky. También la de una mujer con un pasado que le ha dejado una serie de cicatrices que Kino va descubriendo en la intimidad. Poco a poco, la atmósfera sombría del jazz que sirve de música de fondo se va mezclando en el interior de Kino, que empieza a ver lo triste que ha llegado a ser su vida. Un encuentro con su ex mujer (Pero es que entre nosotros existió como un botón mal abrochado.), la rara y metafórica aparición de serpientes (Las serpientes han acaparado ese espacio, en el cual intentan ocultar el frío latido de sus corazones.), la pequeña habitación de un hotel que sirve como refugio: no son más que el camino para entender que el dolor es inevitable. Que no se puede escapar de él por más que se trate.(Lo único que a duras penas podía hacer era procurarse un lugar al que amarrar su corazón, que había perdido todo el peso y hondura, para que no diese tumbos de un lado a otro.) Y que para algunos, la felicidad es una utopía que sirve como negación a los padecimientos con lo que uno se enfrenta a diario. (De hecho, ni siquiera había logrado hacerse una idea precisa de qué era realmente la felicidad.)

Samsa enamorado

Este relato funciona como una metáfora de la evolución de la Humanidad a través de un giro de 180° a la historia del mítico personaje kafkiano de La Metamorfosis. Aquí, un ser se despierta con la única seguridad de que responde al nombre de GregorSamsa. Empieza a descubrirse como un hombre en un proceso dificultoso en el que en primer lugar debe sobrevivir. Primero está el funcionamiento de su cuerpo y la satisfacción de las necesidades que este requiere. (Pero entonces, como para colmar el vacío dejado, un intenso dolor comenzó a atormentarlo-era como si una siniestra roca oscura hubiese emergido al bajar la marea.) Luego, está el descubrimiento del pudor y el anhelo de protección frente a adversidades inherentes a su naturaleza frágil. (Samsa se percató de que necesitaba vestirse con algo.)Samsa está empezando a sortearlo, cuando irrumpe una mujer en su casa. Una cerrajera, que acaso sirva como una metáfora del rol de las mujeres como dueñas de las llaves del destino de los hombres. Gregor empieza a sentir en su interior un fuego que va incrementándose mientras más interactúa con esta mujer. (No sé cómo explicarlo, pero creo que no tiene nada que ver con mis sentimientos. Debe ser un problema del corazón.) Y va dejando de ser sólo un cuerpo que sufre, sino que hay algo que lo trasciende. Que lo eleva a sensaciones que en su anterior vida no podía percibir. Y es que sin importar que el mundo se esté destruyendo afuera, en muchos casos, basta la presencia de una persona a la que se ama para saber que no todo está perdido, es la idea que parece acentuarse en las líneas de esta historia. Pues lo único que quiere Gregor y muchos de nosotros a veces, es tan solo ir develando poco a poco los misterios del mundo con ellas.

Hombres sin mujeres

Un buen día, de repente, te conviertes en un hombre sin mujer. Ese día sobreviene de repente, sin mediar el menor indicio. El timbre empieza a sonar de madrugada. El protagonista se despierta y contesta. Una chica acaba de suicidarse. Una chica con la que se relacionó tiempo atrás y que en algún momento del tiempo paso a formar parte de su memoria mas no ya de su realidad cercana e inmediata.Y la atmósfera de muerte empieza a recorrer la mente de este narrador que nos va llevando de la mano a conocer a los fantasmas de su pasado. En un viaje silencioso (Un silencio como si cada uno nos asomásemos a un extremo de un hondo agujero abierto en el medio de una carretera.) y lleno de melancolía (Ojalá existiese en el mundo una máquina que midiese fácilmente y con precisión la tristeza.). Somos lectores, a los que se les brinda esta historia de sus errores y gozos con el posible objetivo de que al comprenderlo seamos capaces de aliviar el dolor y la soledad que siente este hombre. Un hombre que se ha quedado sin una mujer. Sin una parte de su pasado. Pues sólo los hombres sin mujeres saben cuán doloroso es, cuánto se sufre por ser un hombre sin mujer y una vez convertido en un hombre sin mujer, el color de la soledad va tiñendo hasta lo más hondo de tu cuerpo.

 

Foto de portada: https://www.theparisreview.org/interviews/2/haruki-murakami-the-art-of-fiction-no-182-haruki-murakami

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