Título: Viaje en la niebla
Autor: Aldo González
Editorial: Ajiaco, 2014

(RESEÑA) Me atrevería a decir que la máxima que atraviesa este libro, lo que lo mueve, es pensar en que no existen las epifanías, la inspiración o esos alumbramientos divinos escribiendo mágicamente a través del poeta. Es decir, que no existen poetas pasivos respecto al lenguaje, como si este último tan sólo usara al primero como una herramienta para transmitir su mensaje.

Por:

Fabián Burgos

Más específicamente, no existe revelación sin viaje, quien escribe es siempre actor activo de la búsqueda, voluntad de saber, voluntad de entender, voluntad de conocer. A la manera del Buda, a la manera del Método científico, no a la manera de los santos, no a la manera de los iluminados.

1- Viajar a la niebla y no viajar a “través” de la niebla como invitación a la incertidumbre, al salto sin ninguna certeza de aterrizaje, pues “Este bosque es una gran boca abierta”, donde hay que superar el miedo de no encontrar absolutamente nada e incluso de encontrar un mero destello.

2- Sin embargo, el único habitar posible es este salto, pues nadie ha sido desterrado, lo difuso, la niebla, lo velado, lo indeterminado para el poeta es patria, así ocurre cuando se arrastra la herida del lenguaje, de aquello que no se puede decir, eso mismo desde donde nace el poema.

3- Entonces, “Una sombra no tiene voz para decir: soy”, porque este viaje que es en búsqueda de la poesía, está íntimamente ligado con la disolución del individuo, pues sólo así a través del poeta pueden hablar todas las cosas; “Si no oyes su canto el río no existe/ Los tímpanos, el paladar, sólo tienen sentido/ cuando el agua recorre su interior y sus formas.”

4- El viaje mismo es la escritura, una enfermedad que se debe asumir. Sólo así podrás invitar al otro al éxtasis de esta patria que a veces transmuta en miedo.

5- El miedo que provoca la razón que pugna por traer de vuelta al individuo, esa luz que ha representado tanto a lo sacro como a lo ordenado.

6- En un comienzo, el viaje a la niebla se ve tensionado por esta luz, que hace dudar al poeta respecto a la campaña emprendida, la campaña del perderse, sin embargo la escritura resiste, “Esconderse como cobarde de una luz que no/ acecha, que no tiene colmillos./ Cuál es la razón de acuclillare en la penumbra.”

7- El poeta no sólo llega a ese sitio oscuro, sino que se ve arrastrado y lo recibe la fiesta “Iluminada oscuridad sólo para él”. Descansa.

8- Despierta, a pesar de estar instalado en el objetivo del viaje, en la poesía sigue de frente ante una “Incomprensible profundidad” ¿a quién interroga ahora? ¿habrá que caer aún más profundo? ¿acaso no fue suficiente el primer salto? Ahora un salto dentro un de otro que tienta, que promete felicidad y a la vez el no retorno.

9- Acá frente al otro, el poeta se revela a sí mismo, el otro es él y lo libera, le habla, este viaje a la niebla, a través de la escritura no es otra cosa que identificarse en el poema, descubrirse poema, dar cuenta que no hay poema sin camino, que no hay luz pasiva, no hay mera contemplación pues “La luz, la húmeda luz, no significa nada. Son/ planetas y astros, eso es todo.”

10- El poeta se hace consciente de que el lenguaje es el camino y su objetivo la poesía que es la eternidad, aquella fuente de todo miedo.

11- Hay que decidir ¿acaso alguien quisiera ser eterno? Es ahora de ti de quien las insignificantes hormigas ríen, de la infinitud y su incomunicabilidad reímos los finitos. “Cómo convertir los gritos en signos…Cómo transformar los silbidos en lenguaje”. Ese lugar donde para tantos se han aparecido los pájaros.

12- Ante esto el poeta se detiene, el poeta sufre. Se libera, pero agoniza ante el silencio. Con dificultades, decide el retorno.

13- Retornar sin memoria, sólo con sensaciones regresar a la mera marca que puede dejar el Hombre, “Huellas, nada más que huellas”, nada más que palabras, nada más que lenguaje. Sin embargo, se retorna sin miedo.

14- Ya no hay miedo, el viaje es único, cada quien guarda su propia niebla que “Puedo alcanzarla, al tiempo que huye”, “Es un camino sin término”. Sin embargo, ya no hay miedo, ya no hay miedo, ya no hay miedo. En este viaje nunca esperó la cruz.

Sobre el autor:

Aldo González, poeta, periodista y profesor de Lengua Castellana y Comunicación. Actualmente se desempeña como profesional de Cultura y Turismo en la I. Municipalidad de Lolol. En 2009 publicó su primer libro de poemas “Lamentaciones bajo este cielo” (Mago Editores, Santiago de Chile). En 2010, con el poemario “bocamuerte”, se adjudicó el primer lugar en el Concurso Nacional de Poesía “Dolores Pincheira Oyarzún”, convocado por la Sociedad de Escritores de Chile filial Concepción, el Centro Cultural “Fernando González-Urízar” y Ediciones Etcétera de Concepción, sello bajo el cual ese año se publicó el trabajo galardonado. En 2011 publicó el poemario “febrero” (Tanque Editorial, Santiago de Chile). En 2012 obtuvo una Beca de Creación Literaria del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, y el primer lugar, con la obra “Viaje a la niebla”, en el Concurso Literario Nacional Premio “Stella Corvalán”, Género Poesía, convocado por la Ilustre Municipalidad de Talca. En 2014 publicó “Viaje a la niebla” en Ajiaco Ediciones. Hoy prepara la publicación de su nuevo trabajo literario: el poemario “La vergüenza”.

 

 

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