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Título: El problema ruso al final del Siglo XX
Autor: Alexandr Solzhenitsyn
Editorial: Tusquets, 1995

Son múltiples las interpretaciones que un autor como Solzhenitsyn le da a la Rusia posterior al muro de Berlín. Para ello, se adentra en su historia y escarba minuciosamente los problemas que ha ido arrastrando el país desde sus inicios. En ese recorrido hallaremos respuestas y nuevos cuestionamientos hacia lo que les depara el futuro.

Cae el muro de Berlín y con ello se cierra un capítulo para Rusia. La Perestroika trae consigo una serie de cuestionamientos a la naciente Federación Rusa y  Solzhenitsyn, desde ese ángulo, ha sido capaz de tener una visión panorámica. Lo que para muchos significó la renovación de Rusia es para él un añadido más a toda una mezcla de errores históricos. Solzhenitsyn tiene una magnífica entraña para desmenuzar los conflictos al extremo e ir hasta sus raíces. Para él, Rusia ha convertido sus fronteras en un caldo de cultivo para el separatismo y esto se debe, según dice a que:

«Rusia buscó siempre el reconocimiento de los aliados y de toda Europa por haber hecho posible su seguridad (…) Cualquier asunto ajeno nos concernía. También eneste largo siglo de Nesselrode,la diplomacia rusa continuó siendo inepta, falta deprevisión y contraria a los intereses propios de Rusia». (p 30).

Y ese afán de protección al que alude, data de tiempos de Isabel, una monarca cuyos principios estaban basados en asegurar que otras potencias del continente vieran en Rusia a una madre a la cual acudir en caso de conflictos. El desvío de presupuesto desde el Kremlin hacia armamentos y otros gastos, impidieron que los bienes se repartan equitativamente en un territorio tan amplio como el ruso. A ello, se le sumó que estas provincias limítrofes reclamaran su autonomía dada su menesterosa y acaso ignorada situación económica.

Gracias a las numerosas cartas que he recibido desde la provincia rusa, desde susgrandes extensiones, estos años he conocido personas moralmente sanas -amenudo jóvenes- pero que carecen de alimento espiritual y se esparcen aisladaspor ese vasto territorio. Cuando regrese a la patria espero conocer personalmentea muchas de ellas. Nuestra única esperanza es precisamente este núcleo sano degente viva. Es posible que ellos, al crecer, influirse mutuamente y aunar esfuerzos,consigan sanar gradualmente nuestra nación. (p 88)

Solzhenitsyn señala que muchas de estas zonas habían aprendido el idioma ruso por imposición y mantenían sus lenguas aborígenes como una negación a la conquista impuesta. A la larga y, hasta hoy, son estos los motivos que menciona como los que detonarían en nacionalismos exacerbados que reclamaban a Moscú su independencia por considerarse parte de otra etnia.

Lev Tijomítov (teórico ruso citado en el libro), afirma en su diario que ya cuando había sido creada la URSS, Rusia debía reinventarse y fundar nuevos principios que permitiesen a estas regiones la adaptación al sistema de gobierno ruso, brindándoles una identidad tanto intelectual como religiosa para ponerle fin a las revueltas.

Son este tipo de reflexiones las que llevan a Solzhenitsyn a recorrer la historia de Rusia y hundir sus narices en aquellos problemas que aún hoy siguen despertando enconos en un territorio que debe buscar nuevas alternativas para manejarse. Se trata de un libro bastante lúcido que brinda una visión sobre lo que, según dice, es Rusia hoy en día; un gobierno fundado bajo los arcaísmos de un imperio en decadencia.

 

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