Título: «El fútbol a sol y sombra»
Autor: Eduardo Galeano
Editorial: Siglo Veintiuno, 1995


Por:

Gianfranco Hereña

«Todos los uruguayos nacemos gritando gol y por eso hay tanto ruido en las maternidades, hay un estrépito tremendo. Yo quise ser jugador de fútbol como todos los niños uruguayos. Jugaba de ocho y me fue muy mal porque siempre fui un «pata dura» terrible. La pelota y yo nunca pudimos entendernos, fue un caso de amor no correspondido. También era un desastre en otro sentido: cuando los rivales hacían una linda jugada yo iba y los felicitaba, lo cual es un pecado imperdonable para las reglas del fútbol moderno.»

Eduardo Galeano

Con este inicio, Galeano se introduce en las entrañas de la bestia  más compleja del mundo deportivo: El fútbol. En pocas páginas, el  autor uruguayo hace desfilar a una serie de personajes enfocados  bajo distintas miradas. Ahí están el hincha que se juega la vida y dice  «hoy no juega mi club, jugamos nosotros» o el fanático que no  admite errores y lleva la camiseta como segunda piel.  Galeano sabe  que los jugadores saltan al campo y con ellos,también afloran sus  miedos, pasiones y desencantos. Con ello explica que el fútbol es la  más grata y  a la vez una de las peores profesiones que puede haber. No se trata solo de alguien que se divierte con una pelota en sus pies. En la mente del jugador no hay espacio para otra cosa que no sea el cultivo de éxitos para su profesión; se emborracha con agua, pasa fines de semana enteros concentrado y el retiro lo sorprende cuando apenas ha sobrepasado la treintena, es un jubilado prematuro.

En el prólogo se menciona:

«Este libro rinde homenaje al fútbol, música del cuerpo, fiesta de los ojos,y también denuncia las estructuras de poder de uno de los negocios más lucrativos del mundo.(…) Por suerte todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado carasucia que se sale del libreto y comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival, y al juez, y al público de las tribunas, por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad». 

Polifuncional como un jugador moderno, de ida y de vuelta, cada uno de los textos construye en si mismo un pequeño universo sin muchos giros intempestivos. Galeano se enfoca en una sola idea, bien estructurada, o en contar una historia sin desviarse del recorrido inicial. No es que esto sea una desventaja, claro que no. Habla, más bien, de una experticia lograda a través de tiempo de trabajo y minuciosas investigaciones.

Sobre Galeano han escrito muchos, pero me quedo con aquello que Villoro mencionó en «Dios es redondo»: el fútbol por ser un deporte tan pasional no da lugar a ficciones. Y aquí apuntamos algo: Galeano ha contado lo que todos ya sabíamos, solo que se ha esmerado en hacer que lo leído parezca nuevo y es justamente ahí donde anota verdaderos golazos narrativos. Historias sobre «El maracanazo» hay muchas, pero anécdotas como las de Obdulio Varela, el uruguayo que anotó en aquel memorable partido, son para chuparse los dedos.

«Pasó esa noche bebiendo cerveza, de bar en bar, abrazado a los vencidos, en los mostradores de Río de Janeiro. Los brasileños lloraban. Nadie lo reconoció. Al día siguiente, huyó del gentío que lo esperaba en el aeropuerto de Montevideo, donde su nombre brillaba en un enorme letrero luminoso. En medio de la euforia, se escabulló disfrazado de Humphrey Bogart, con un sombrero metido hasta la nariz y un impermeable de solapas levantadas.En recompensa por la hazaña, los dirigentes del fútbol uruguayo se otorgaron a sí mismos medallas de oro. A los jugadores les dieron medallas de plata y algún dinero. El premio que recibió Obdulio le alcanzó para comprar un Ford del año 31, que fue robado a la semana».

También destacan algunos perfiles de futbolistas históricos. Maradona, Pelé, Garrincha o Romario. Todos estos astros descansan de su gloria en estas páginas tan bien trabajadas que empujan a Galeano hacia la posteridad. Como un gol que duerme bajo la red, «El fútbol a sol y sombra» es una anotación que se ilumina en la memoria de la hinchada. 

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