cienciaficcion

 

Al hablar de Ciencia Ficción (o “Sci-Fi”), lo primero que aborda la mente de muchos es cine, y siendo más específicos, Star Wars. Pero, ¿qué pasaría si les dijéramos que el género también incluye títulos como Charlie y la Fábrica de Chocolate, La Naranja Mecánica o Frankenstein? El género de ciencia ficción es mucho más amplio de lo que se suele pensar. Este post pretende romper con el típico esquema mental de: Ciencia ficción = jedis y navecitas.




Por:

Alexiel Vidam

Para comenzar… ¿Qué es la Ciencia ficción?

Primero habría que romper con ese esquema mental típico de que “ficción” a secas consiste en naves espaciales o sujetos con superpoderes. Ficción, para comenzar, es cualquier tipo de historia que surge de la imaginación de un sujeto, desde la más realista, hasta la más fantasiosa (desde La Ciudad y los Perros, hasta Harry Potter). Esto excluye los textos periodísticos, que hacen registro de hechos reales, sin dar lugar a la imaginación.

Partiendo de aquí, podemos decir que la ciencia ficción, es la rama de la ficción que nos traslada a contextos que no existen ni han existido en el pasado, pero que podrían esperarse a raíz de los avances científicos y tecnológicos; ello involucra, tanto experimentos para resucitar a los muertos, como viajes a galaxias lejanas.

Al mismo tiempo, la visión que se puede tener de la evolución científica puede ser positiva o negativa. Julio Verne, en De la Tierra a la Luna (1865) nos presenta el lado optimista de la ciencia ficción, el entusiasmo del hombre al romper las fronteras siderales; caso contrario sucede en 1984, de George Orwell (1949), donde nos hallamos ante un futuro distópico donde reinan la desigualdad, el odio y el abuso de poder. Cabe señalar también que el concepto de ciencia ficción puede ir variando a través del tiempo. En el tiempo en que se publicó la novela de Julio Verne 20 000 Leguas de Viaje Submarino (1870), ésta pertenecía a la ciencia ficción, pero cuando se realizó la adaptación cinematográfica, el submarino ya existía, de modo que el filme corresponde al género de aventura.


Ciencia ficción “dura” VS. Ciencia ficción “blanda”



Entre los aficionados, críticos, y hasta entre los mismos autores de ciencia ficción existe una fuerte controversia acerca de lo que debería considerarse como tal. Algunos opinan que para que un relato pertenezca a la ciencia ficción debería dar un enfoque realista y riguroso sobre la tecnología (de hecho, cuando esta rama surgió en la ficción escrita, muchos de los autores habían recibido instrucción científica); éstos, por ejemplo, excluyen a Star Wars (tanto películas como sus adaptaciones) considerándola “pura fantasía”. Lo contrario ocurre con una rama mucho más abierta, que sí considera historias más “libres” en cuanto al uso de verdades científicas. 

Por lo general, y para no darle muchas vueltas al asunto, se suele considerar todas las historias y dividirlas en dos grupos: las de ciencia ficción “dura”, y las de ciencia ficción “blanda”. En el primer grupo se encontraría la obra de H.G Welles (La Guerra de los Mundos), que sí contenta las expectativas de los más rigurosos, mientras que en el segundo grupo se encontrarían la archipopular Star Wars, Los Juegos del Hambre y ¿Sueñan los Androides con Ovejas eléctricas? (las tres con adaptación cinematográfica).


 

 

Aliens, distopías y científicos locos

Ya hemos dicho que la trama de a ciencia ficción está estrechamente ligada los cambios tecnológicos. Estos cambios podrían significar un avance, como explorar nuevos planetas o viajar en el tiempo, o un retroceso, como una catástrofe nuclear o ecológica que acabe con nuestra civilización tecnológica. Tomando esto en cuenta, la ciencia ficción no habría podido existir previamente al concepto de cambio social a través de alternaciones a nivel científico y tecnológico.

Pero los cambios no son siempre placenteros. Las personas suelen tomar hábitos y acostumbrarse a ellos, de modo que las transformaciones fuertes pueden resultarles traumáticas aunque sean para mejor. Mientras algunos esperaban que el avance tecnológico y científico hiciera posible la realización de una utopía en la Tierra, otros temían las consecuencias del cambio y pronosticaban una catástrofe. Esto provocó que, desde sus inicios, el género de ciencia ficción oscilara entre el optimismo y el pesimismo.

Frankenstein (1818), de Mary Shelley, primera historia de ciencia ficción auténtica según Isaac Asimov, nos presenta las consecuencias perniciosas del avance científico. Veinte años antes, el anatomista Luigi Galvani había descubierto que una descarga eléctrica hacía que los músculos muertos se contraigan como si estuviesen vivos. La autora se basa en este método para que su protagonista, el Dr. Victor Frankenstein, intente devolverle la vida a un muerto. El desenlace es tráfico: la criatura de ultratumba acaba con la vida de su creador.

Ninguna historia de ciencia ficción que encierre algún pensamiento (optimista o pesimista) está desligada de la sociedad que la produce. La imaginación del escritor, aunque se eleve hasta la cima de sus posibilidades, está forzosamente atada a la vida que vive y conoce. Así por ejemplo, las historias de Julio Verne (padre de la ciencia ficción junto con H.G. Welles) están empapadas del optimismo de la era de los grandes inventores del S. XIX, especialmente Thomas Alva Edison.

En contraste, la I Guerra Mundial demostró que la ciencia también podía introducir horrores sin precedentes bajo la forma de modernos explosivos, bombas, y gases venenosos. Así, en 1920, inmediatamente después de la guerra, el dramaturgo checo Karel Capek escribió R.U.R. (“Robots Universales de Rossum”), que trataba de la producción masiva de criaturas artificiales llamadas “robots”, que en checo significa “esclavos”. En la historia, los robots fueron creados para construir la Utopía, pero acabaron ocasionando el fin de la humanidad.

En este rubro de ciencia ficción mucho más “terrenal” y pesimista, encontramos, pues, las historias de androides, de zombis producto de algún virus, de alteraciones genéticas, distopías postapocalípticas, etc. Todas estas, pertenecen a un subgénero bastante popular bautizado como cyberpunk, que se caracteriza por contrastar un alto nivel tecnológico con un bajo nivel de vida de sus personajes.

Los protagonistas de las historias cyberpunk son seres marginados, antisociales, solitarios, que se manejan en escenarios ubicados en futuros distópicos donde la vida diaria es impactada por el rápido cambio tecnológico, una atmósfera de información computarizada ubicua y la manipulación invasiva del cuerpo humano.

Los argumentos se centran a menudo en conflictos entre hackers, inteligencias artificiales, y megacorporaciones, ambientándose generalmente en la Tierra en un futuro cercano, en oposición con los futuros lejanos de encuentros galácticos de las space operas (odiseas espaciales). Algunos ejemplos serían 1984, Un Mundo Feliz (de Aldous Huxley) y Farenheit 451 (Ray Bradbury).

Hay que añadir que el cyberpunk a su vez desarrolló variantes: el biopunk –historias de experimentos genéticos-, y el retrofuturismo -historias que toman contextos pasados con elementos futuristas; si este contexto pasado es, específicamente, la Era Victoriana, se trata de retrofuturismo strampunk (como las obras de Isaac Asimov), pero si es algún otro momento, se trata de dieselpunk.


El rollo final

En materia de ciencia ficción, el rollo podría extenderse muchísimo más (materia de futuros posts), pero ahora quisiera regresar a lo dicho al principio: La Ciencia ficción es mucho más que naves espaciales y caballeros jedis. 

Star Wars es una de mis sagas favoritas, pero sería injusto para el género limitarlo a una sola obra. Sus variantes son muchas, como hemos visto, y pueden incluso combinarse con otros géneros de ficción (siendo el horror uno de los más recurrentes). 

EXTRA

Los 10 mejores libros de Ciencia Ficción según The Times:

1- ‘La nave de un millón de años’, de Poul Anderson. 2- ‘La radio de Darwin’, de Greg Bear. 3- ‘Las crónicas marcianas’, de Ray Bradbury.4- ‘¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?’, de Philip K. Dick. 5- ‘Solaris’, de Stanislav Lem.6- ‘Canopus in Argos’, de Doris Lessing7- ‘20.000 Leguas de viaje submarino’, de Julio Verne8- ‘La guerra de los mundos’, de H. G. Wells9- ‘Los humanoides’, de Jack Williamson. 10- ‘El día de los trífidos’, de John Wyndham.

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