Esa mañana de abril de 1956, la ciudad de Talara amaneció con un ilustre visitante. Se trataba de nada más y nada menos que de Ernest Hemingway, quien llegó junto a su esposa Mary Welsh, un capitán de pesca y dos amigos, entre los que se encontraba el deportista cubano Elicin Argüelles.

Un enjambre de periodistas no dejó pasar desapercibido el hecho e intentaron abordarlo. Karen Espejo, en una nota para el diario La República, narra: «Enfundado en un traje gris y una gorra blanca, Hemingway pidió a un guardia que los dejara los dejara pasar. “Hola, colegas”, los saludó y luego no dudó en abrazarlos, como si los conociera de toda la vida. Les dijo que El viejo y el mar lo escribió en 80 días y lo pensó en 13 años, y que las novelas solo se pueden escribir cuando se han vivido».

Cabe señalar que Hemingway nunca visitó un país sudamericano. Perú fue el único en esta latitud que tuvo ese privilegio.

¿Para qué vino?

En 1952, en las playas de Cabo Blanco, habían pescado el primer merlín negro del mundo. Pesaba 453 kilos. Tras varios intentos, no consiguió pescar solo uno sino cuatro merlines, siendo uno de ellos de más de 300 kilos de peso; es decir, casi tan grande como el que se exhibía disecado en el histórico Fishing Club de Cabo Blanco.

¿Dónde se hospedó?

Hemingway y su esposa se hospedaron en el Fishing Club. Sin embargo, de aquel lugar, hoy solo quedan restos. «Del famoso Fishing Club que alguna vez fue un lujoso hotel que miraba imponente hacia el mar Pacífico y albergaba a excéntricos millonarios y hombres famosos, hoy –52 años después– sólo queda su estructura, el hall con la plataforma del bar donde se sentaba el escritor y las ruinas de sus portentosas habitaciones, incluida la habitación número cinco, donde, según cuenta Walter, el hombre que cuida de aquella propiedad, se hospedó Hemingway», apunta Rafael Alonso Mayo.

Foto: Inbound Perú 

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