Por:

Alexiel Vidam

Un hombre  vive en medio de un vacío existencial tremendo que pretende llenar mediante el consumismo. Aburrido de su trabajo, de la rutina, de su propia vida, una noche, comienza a sufrir de insomnio. “Nunca estás completamente dormido ni completamente despierto”, dice. El médico no sabe cómo o simplemente no quiere ayudarle; le recomienda mascar pastillas de valeriana y asistir a grupos de autoayuda (tuberculosis, cáncer de testículos, leucemia, etc.) para que descubra lo dura que es la vida de otros y deje de estresarse tanto con la suya.

El sujeto decide tomar el segundo consejo del médico, y descubre una solución a sus problemas de sueño. En esos grupos puede abrirse, llorar, desestresarse, y luego llegar por la noche a su casa a dormir como un angelito. Pero todo se arruina cuando aparece ella, Marla Singer, una mujer que, al igual que él, asiste a todos los grupos de autoayuda. Es evidente que se trata de una farsante, como él, pues nadie puede tener tantas enfermedades juntas, mucho menos, si se trata de cáncer de testículos. Marla le hace sentirse observado, por lo cual ya no puede abrirse, y vuelve a sufrir de insomnio.

Entonces, aparece Tyler Durden, un tipo rudo, descreído, enemigo del sistema. “Todo lo que posees acabará poseyéndote”, dice Tyler, “tenemos trabajos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos”. Ellos se conocen en un viaje de negocios, Tyler le deja el número de teléfono, y el protagonista, sin entender bien por qué, termina llamándole luego de que su departamento se incendiara por una fuga de gas. Necesita dónde quedarse por un tiempo, y Tyler acepta darle un sitio en su casa con una única condición: “Dame un golpe… ¡Me has jodido la oreja! ¡Toma esto!”… y un golpe, y otro, y otro, y terminan agarrándose a puñetazos en plena calle. Esto les hace sentirse mejor. Se toman una cerveza, y deciden fundar un club: El Club de la Lucha, sólo para hombres, completamente secreto, tendrían que enfrentarse dos luchadores sin zapatos ni camisa, hasta que uno se rinda. Está terminantemente prohibido hablar del Club de la Lucha.

Gracias al Club de la Lucha, el protagonista consigue dormir nuevamente.

Reseña completa en: https://cinematosiscronica.blogspot.pe/2011/11/peleadores-noctambulos.html

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