(ENTREVISTA) Andrea Cabel (Lima, 1980) es una poeta que, desde su primer poemario (Las falsas actitudes del agua, 2006), se mostró dueña de una voz clara y sólida, que se decidía por la construcción de imágenes resultado de observar el mundo desde la pérdida. Esta apuesta siguió consolidándose en poemas sueltos publicados en diversas revistas en Perú y América Latina y, sobre todo, en sus siguientes poemarios (Uno rojo, 2010; y Latitud de fuego, 2011), para este año encontrar un nuevo orden en A dónde volver. Poemas “reunidos” (México: Paroxismo, 2016). De visita prolongada en Lima, Cabel responde a las  5 cortas.

Por:

Fernando Toledo

CABEL

¿Cómo decidiste el orden del libro? ¿A qué obedecen la selección y reordenamiento de tus poemas?

El libro gira entorno a una historia, a la historia de una pérdida. El orden de los poemas salió de un modo bastante intuitivo como una forma de reordenar mis ideas.  Digamos que me hubiera gustado que las piezas de mi historia se coloquen de otra forma para que el resultado sea distinto. Por eso pulí mejor algunos versos, reordené la forma como los veía, comencé intentando ver rostros, intentando definir imágenes, por eso el nombre de la primera parte “Retratos”. Luego intente recordar cómo era yo cuando tenía ganas de contar algo, y coloqué “Fruta Partida” que es un intento lírico-narrativo de una historia que me permitió conocerme mejor. Luego llegó la voz de una esquirla, de algo partido, ahí comienzo a perder los rostros, a perder la búsqueda de la claridad, pero no la búsqueda del mismo punto: del sujeto perdido, de la forma de re interpretar mi propia historia. “La eternidad de una esquirla” es un largo poema escrito a modo de teatro, con personajes, con espacios, con incomprensión y con mucho amor, con mucha esperanza a pesar de las fisuras. Y terminé haciéndome la misma pregunta con la que partí, “A dónde volver”. ¿A dónde regreso si no encuentro un lugar que me reciba? Todo el peregrinaje que es el libro, que es un intento por entenderme mejor, por reinterpretar las cosas, por asumir de otro modo un presente con el que no estoy conforme, es la creación de un lugar para aterrizar. A este esfuerzo bastante intuitivo de pensar cómo pienso, de reorganizar ideas, de intentar reconstruir puentes, afectos, es que obedece tanto la selección como el reordenamiento de mis poemas.

En tu poesía existe un fuerte componente de nostalgia y pérdida, entendidos ambos clásicamente, como fuerzas divisivas y vinculadas, con frecuencia, a la familia nuclear y la pareja. ¿Qué entiendes por estos tópicos, fuertemente arraigados en la tradición occidental; cómo sientes que los reelabora tu poesía?

Es difícil decir algo sobre lo que quizás ya se ha dicho todo. O hablar de un tema tan tratado de un modo “nuevo”. Mi poesía intenta ser una ventana a un mundo personal, que es el mío. Y cada mundo es único, y en ese sentido, mi historia y lo que esta conlleva, tiene otro idioma, otro lenguaje. Por todo eso, no ofrezco algo nuevo, sino algo diferente. Algo que es mío y que no es la nostalgia o la pérdida per se, sino el ritmo, las imágenes, las construcciones, la belleza que busco más allá de estos. El intento por producir empatía a través de las formas y de los ritmos.

Varios de los referentes de la tradición poética peruana son tus lectores y han sido muy amables con tu poesía: Cisneros, Chirinos, Belli, Hinostroza, Di Paolo, entre otros. ¿Cómo te ubicas en esta tradición, por lo demás, bastante exigente?

A todos ellos los leo, y los quiero mucho. Son poetas y personas excelentes de las cuales he aprendido bastante. Todos tienen estilos muy diferentes, emociones y sensibilidades muy intensas también. Sobre tu pregunta, la verdad, yo no me ubico en esta tradición todavía. O creo que no me correspondería a mi incluirme, cuando escribo poesía no me siento critica, soy un sujeto que maneja a mil por horas un cohete hacia otra galaxia. Entonces pierdo un poco mi lado de “académica”, me desdoblo o algo así. De otro lado, creo que estoy formándome, y estoy aprendiendo todo el tiempo y creo que mi mejor poema todavía no lo he escrito, o quizás lo sigo escribiendo. Me gustaría en un futuro eso sí, poder ser parte de esta tradición que mencionas. Sería un lujo y un honor.

¿Cómo te mueves entre la creación y los estudios literarios, entendidos como carrera académica?

Aprendí en la natación que la fortaleza está en la capacidad de flexibilidad más que en la resistencia, digamos, los que sobreviven son los que se adaptan más rápido y mejor a diferentes medios. Y eso cuesta. A mí por lo menos, me ha costado mucho sostener la disciplina que se necesita en la academia, pero me cuesta más quizás tener una cierta disciplina en la poesía. Intento que cada uno, poesía por un lado y crítica por otro, tengan sus espacios y llenen completamente el espacio que les toque. Digamos, cada una tiene su tiempo. No me desvivo por ninguno. No muero ni vivo por la poesía, la dejo ser y soy con ella. Me dejo llevar y trato de que crezca dentro de mí con naturalidad. Mi ritmo de trabajo en la crítica es diferente, es mucho más constante, quizás por el medio en el que me desenvuelvo. En un posgrado estás obligado a producir textos, sea para los seminarios o para ponencias o para los cursos en general. De otro lado, me siento predispuesta a escribir poesía en Lima o en el Perú mucho más que en Estados Unidos u otros países. Aquí puedo tener experiencias con las que me conecto y que me impulsan a escribir.

Tienes un fuerte interés en la Amazonía. ¿Cómo comenzó esto? Más allá del interés humano y académico, creativamente, ¿de qué manera la Amazonía y su cultura ha permeado o está permeando tu obra?

Gracias por la pregunta. Mi interés en la Amazonía comenzó hace varios años atrás cuando comencé a hacer trabajos de campo en Brillo Nuevo (que está a unas 18 hrs de Iquitos), y cuando sucedió el Baguazo también. Me parece que ya he llegado al momento en el que puedo hablar de mi experiencia en la Amazonía de una forma personal y no por ello excluyente. De hecho, mi siguiente poemario va a estar enteramente dedicado a la Amazonía, a mis experiencias ahí, y a dejar escuchar otras voces también. Tengo mucho que decir, pero no puedo adelantar mucho porque cambio muchas cosas todo el tiempo y corrijo y repienso todo. Solo sé que me interesa entregar un testimonio de vida y las miradas de otras vidas también.

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