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Pedro Novoa se ajusta la boina, toma asiento y se acomoda en una banca. Sus dedos tamborilean un libro -«El aleteo azul de la mariposa», poemario que está próximo a presentar este 2 de agosto bajo el sello editorial de la UCV (Universidad César Vallejo) y obtuvo el segundo lugar en el concurso literario internacional “David Mejía Velilla”, que convocó la Universidad La Sabana en Colombia. Novoa incursiona en un género inédito para quienes hemos seguido de cerca su trayectoria literaria y es con ese mismo aire de sorpresa que el se toma la entrevista. No nos veíamos desde la pasada edición de la FIL, donde nuestra conversación giró en torno a su ya consabida novela «Maestra vida».

Por:

Gianfranco Hereña

 "El aleteo azul de la mariposa”, que contiene 23 poemas,  aborda la temática de un hijo que se recrimina por haber abandonado a su madre en un manicomio, donde finalmente enloquece y muere.
«El aleteo azul de la mariposa”, que contiene 23 poemas, aborda la temática de un hijo que se recrimina por haber abandonado a su madre en un manicomio, donde finalmente enloquece y muere.

Siempre te habíamos visto incursionando en narrativa y es una verdadera sorpresa verte metido en poesía ¿Siempre existió esa tendencia en ti o es más bien algo reciente?

No tanto una incursión propiamente dicha, ni tendencia, sino más bien dimensión poética. Creo que esa dimensión es la que te permite mejorar no solo tu retórica, sino también el delgado tapiz que debe mediar entre la realidad y la ficción. Este poemario es una suerte de meta personal, ya que mis pretensiones líricas son insulares. Hace años había participado en cuatro concursos de poesía con jurados como Hildebrando Perez, Arturo Corcuera y Eloísa García Lorca, en todos tuve premios con poemas sueltos, nunca con poemario, es por eso que el Premio David Mejía Velilla me sirvió para por fin armar un poemario completo. Era un reto personal, un privado ajuste de cuentas para mí.

Hay un tema que hermana a todos los poemas y es la nostalgia ¿Es esta un impedimento para seguir avanzando en la vida?

Es una especial nostalgia con relación a la pérdida de la madre, el «yo poético» se sitúa conflictuado, oscuro y por ello ejerce una reprimenda constante por la decisión de haber dejado a su madre en un manicomio, donde finalmente morirá. La nostalgia no es un impedimento, para mí es una suerte de liberación, una puerta de escape para su angustia existencial. La muerte en este sentido se ennoblece, adquiere una lucidez potente que te conduce a una resolución drástica, pero dentro del contexto poético: hermosa y hasta conmovedora.

Si pudieses volver al pasado y corregir algo ¿Lo harías?

No sé, quizá me hubiera gustado ser un tipo más de acción y no tanto reflexivo. La pausa te da sabiduría, te aclara la razón, pero la acción relumbra, te deja pasmado y pleno. Es como escribir sobre un gran viaje y no haber viajado. Me hubiera gustado vivir más y escribir menos, haber luchado más y haber leído menos. Creo que siempre es insuficiente y ese es mi vulgar consuelo.

En narrativa siempre tu tendencia fue más hacia el realismo sucio y se puede percibir la influencia de autores como Oswaldo Reynoso o Enrique Congrains Martins, en términos poéticos ¿podrías señalar a algún maestro como referencia?

En realidad en narrativa tengo ciertos elementos del realismo sucio, esto lo explicó muy bien Ricardo González Vigil en la presentación de mi novela Tu mitad Animal, pero más deudas tengo además de con la Generación del 50, con el Boom latinoamericano, el cine y la música popular. Con relación a la poesía pienso que he sido influenciado por Pessoa, Eielson, César Moro y Vallejo, imagino que una mezcla de los cuatro algo hizo en mi estilo lírico.

En una entrevista pasada me dijiste que podía haber poesía dentro de la marginalidad ¿Confirmas esa postura?

Desde luego, existe mucha poesía de este tipo y para no irme por las ramas europeas o estadounidenses puedo referirme a lo nacional. La poesía de Domingo de Ramos, Rodolfo Ybarra, Harold Alva y de Ildefonso me parece que cuando se lo han propuesto han logrado material de excelente factura poética con la calle marginal. Sin embargo, en el poemario que presentaré el registro no va por allí, es un estilo prestado a la conmoción más que al asfalto, en esta obra dejo todo lo bueno que no puedo expresar en narrativa. Una belleza impropia para mí, tan bella como imaginarse el aleteo azul de una mariposa como la metáfora perfecta del amor de una madre.

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