Por: Jair Cortés

La labor de difusión y promoción cultural que realiza el poeta mexicano Eduardo Estala Rojas (Cuernavaca, Morelos, 1980) es loable: desde el extranjero (primero en Estados Unidos y ahora en el Reino Unido) ha sabido urdir una red de comunicación, apoyado en las nuevas tecnologías, que le permite coordinar proyectos en los que la poesía es el medio más eficaz para lograr despertar las conciencias de los individuos. Estala Rojas, quien es miembro de The Royal Society of Literature en Inglaterra, lo mismo funge como asesor en festivales de literatura (como el FELINO en Tijuana, la Feria del libro de León, Guanajuato o el 10th Symposium of Mexican Students and Studies, Imperial College London, en Reino Unido) que como coordinador de lecturas de poesía con gran impacto social, como la que se llevó a cabo en 2012 en favor de la paz en Ciudad Juárez, Chihuahua, con la participación de autores que leyeron su obra en diversas partes del mundo.

A su actividad de promotor, Eduardo Estala Rojas suma su oficio de poeta, publicando poemas, ensayos, traducciones, entrevistas, muestras de poesía y reseñas de libros en diversos medios de México y el extranjero. En 2012 se publicó su primer libro de poemas Blanco oro negro (edición de autor, Notthingham, Reino Unido). Dice Bárbara Jacobs, en el prólogo del libro, que “el poeta suele saber, aunque no lo reconozca, que la poesía es el resultado de un acto de magia, sabe que él no es quien hace la magia ni por tanto el mago, sino apenas el sombrero del  que salta el conejo, es decir, la magia.” El señalamiento de Jacobs parece ser la puerta de entrada a este libro en el que el acto poético se manifiesta como una indagación espiritual, una escritura de signos ancestrales en los que el autor convoca a las fuerzas y presencias ocultas, en la memoria o en los otros universos que nos rodean, para que asistan al poema, al verso, a la palabra, al signo que entraña la revelación de un misterio: 

“Soy testigodurante el trayecto de veintiún siglosExhaló al universo en tres pirámide y allí está mi mapa astrológico. México, Estados Unidos, Reino Unido, Egipto,los cuatro lugares encienden mis ojos internos revelan treinta y tres papiros.”


 Numerología, Cábala y hermetismo son algunos de los puentes que Estala Rojas tiende entre la poesía y el mundo que lo rodea: el poeta descifra, a través del lenguaje la energía y la materia que se concreta en un mundo de constante asombro en donde el origen y la infancia (una vejez invertida) juegan un papel fundamental, como en el poema “Tepoztlán”: 

“Mi Madre es Maga.Siempre que le pido un consejo viaja a mi corazón.»


Blanco oro negro es un libro que va del verso largo a la contención no sólo formal sino también simbólica, y nos invita desentrañar los misterios del tesoro oculto en la poesía, ése que une territorios aparentemente distantes: “En Inglaterra/ valoran la naturaleza./ En México/ otros treasures./ Tradiciones toltecáyotl.” 

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