minboom

(POST) Después del miniboom de la minificción peruana en 2015, el año 2016 trajo sorpresas no solo en nuestra narrativa brevísima, sino también en la minificción latinoamericana. Por un lado, se inmortalizaron los mexicanos René Avilés Fabila y Guillermo Samperio, audaces y consagrados miniaturistas de la palabra; y, por otro, se originaron diversos eventos cuyo objetivo fue rendir un merecido homenaje a la literatura de corto palabraje, con más de una centuria de existencia en nuestras lecturas.

 

Por:

Rony Vásquez Guevara

Internacional Microcuentista

Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana

Seminario de Estudios de Minificción – Universidad Nacional Autónoma de México

Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Así, pese a que en Ecuador no se celebró el Festival Ciudad Mínima, en México se festejó el Primer Encuentro Iberoamericano de Minificción, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Zócalo, y en República Dominicana se creó el Pabellón de la Minificción, como parte de la Feria del Libro de Santo Domingo. Por su parte, en Buenos Aires (Argentina) se realizó la Celebración de la Brevedad en la Universidad Nacional de San Martín, mientras que en Lima (Perú) se celebró el Fair Saturday del Microrrelato en la Universidad de Piura, además de la Sexta Jornada Peruana de Minificción.

 

Además, el terreno académico inició este año con las jornadas de estudios tituladas «Historias mínimas: perspectivas literarias y didácticas del microrrelato», celebradas en la Universidad de Valladolid. Al otro lado del charco, en México, se realizó el II Coloquio de Minificción en la Universidad Nacional Autónoma de México; meses después, en julio, rumbo al sur, se desarrolló el IX Congreso Internacional de Minificción en la Universidad Nacional del Comahue (Argentina). De esta manera, este año continuó con una constante óptima en la difusión e investigación de la minificción en todo el mundo.

 

Sin embargo, para nosotros lo importante fue la presencia de peruanos en algunos de estos eventos que acreditan el buen momento de esta modalidad textual en nuestra narrativa brevísima contemporánea. Para un adecuado balance de la minificción peruana en el 2016, consideramos necesario concentrarnos en tres situaciones: a) eventos literarios, b) libros publicados, y c) presencia de miniaturistas peruanos en el extranjero. Finalmente, presentaremos nuestros comentarios acerca de los concursos de minificción que se desarrollaron en nuestro país durante este año.

 

  1. Eventos literarios

 

La narrativa peruana de pocas palabras fue homenajeada principalmente en tres ocasiones: a) Sexta Jornada Peruana de Minificción, celebrada en el marco de la Feria Internacional del libro; b) Fair Saturday del Microrrelato; y, c) los festivales y ferias literarias.

 

Previo a los citados eventos, el 2016 se inició con el homenaje a Juan Rivera Saavedra y la celebración de los cuarenta años de publicación de Cuentos sociales de ciencia ficción, uno de los más importantes libros de minificción en nuestra narrativa brevísima, donde además de la originalidad de sus historias, sobresale la crítica social que esconde cada minitexto. Este homenaje se realizó en el marco del Congreso Nacional de Escritores de Ciencia Ficción, presidido por el investigador Elton Honores, con la participación de Alberto Benza González y Rony Vásquez Guevara, quienes resaltaron las cualidades del trabajo literario de Rivera Saavedra, destacando su presencia en el panorama de la minificción peruana.

 

La Sexta Jornada Peruana de Minificción se celebró el 22 de julio, como una de las actividades de la Feria Internacional del Libro de Lima, donde se realizó la segunda versión del carrusel de minificciones denominado «Minúsculos caballos» y los divanes de minificciones —participaron Carlos Amézaga, Manuel Araníbar, Ángel Málaga, Carlos Saldívar, Maritza Iriarte, Germán Atoche, Jomar Cristóbal y Lucho Zúñiga—. También se realizaron los conversatorios «El microrrelato caribeño», a cargo de Emilio del Carril (Puerto Rico), Pedro Antonio Valdez (República Dominicana) y Arnoldo Rosas (Venezuela), y «La minificción peruana en la actualidad», con las intervenciones de Óscar Gallegos y Rony Vásquez Guevara. Se presentó el libro Entre soles, lunas, amores y desamores de Emilio del Carril, con comentarios de Alberto Benza González y Rony Vásquez Guevara. Finalmente, se presentaron las ponencias «Introducción al microrrelato peruano: Luis Loayza, Juan Rivera Saavedra y Harry Belevan» de Elton Honores y «Balance de las antologías de minificción peruana» de Rony Vásquez Guevara.

 

Además, por vez primera, el Festival de la Palabra, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, en el mes de octubre, incluyó en su programa un evento dedicado a la literatura breve titulado «Escritura de la urgencia: microrrelato y microteatro», donde los escritores de minificción Alberto Chimal y Ricardo Sumalavia compartieron sus experiencias narrativas, acompañados de Eduardo Adrianzén y Kareen Spano, creadores de piezas de microteatro, quienes también detallaron su labor en la dramaturgia.

 

Mientras en Buenos Aires festejaban la brevedad literaria los últimos días de noviembre, el 26 del referido mes, en Lima, bajo la dirección de César Klauer, Rony Vásquez Guevara y Alberto Benza González, se celebró el Fair Saturday del Microrrelato, donde además participaron Christiane Félip, Maritza Iriarte, German Atoche, Carolina Cisneros, Ana María Intili, Daniel Salvo, Alberto Scroth Prilika, Jorge Rivera, José Donayre, Dany Doria, Jomar Cristóbal, Carlos Enrique Saldívar, entre otros.

 

Asimismo, en el marco del evento Hay Festival de Arequipa, Ricardo Sumalavia dictó la conferencia «El mundo oriental en la minificción peruana» en la Universidad Nacional San Agustín. Además, en dicho evento se entregaron los premios a los ganadores del concurso «Historias mínimas» del diario El Comercio.

 

En el marco de la Feria de Libro de Trujillo se celebró el conversatorio «Perspectivas sobre la microficción peruana: los nuevos dinosaurios», donde intervinieron Ricardo Calderón Inca, Gerson Ramírez y Rony Vásquez Guevara, quienes además de desarrollar un breve recorrido teórico de esta modalidad textual, también realizaron comentarios sobre la presencia de la minificción en la narrativa peruana y, específicamente, en La Libertad.

 

  1. Libros publicados

 

El año comenzó con la publicación de Historias selladas de Aliza Yanes, un conjunto de siete microrrelatos, en formato artesanal, a la manera de libro objeto, que permite incluir a su autora en el panorama actual de la minificción peruana.

 

Días después, se publicó la octava edición de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana, en marzo, continuando su imparable difusión de la minificción peruana e internacional en sus páginas. Al unísono se presentó Enciclopedia plástica de Ricardo Sumalavia, su segundo libro de minificciones, que además fue el premio Fundación para la Literatura Peruana de 2015. Este libro ha tenido diversas presentaciones en ferias nacionales e internacionales, y probablemente sea el libro que más presentaciones ha tenido. Cabe resaltar el manejo de la prosa de su autor en cada uno de sus textos, sobresaliendo el conjunto de microrrelatos seriales denominado «Los otros ojos de la música», donde narra pasajes de la vida de Carmen y Ricardo, protagonistas de esta sección.

Como se puede apreciar, la presencia de la micronovela en nuestro escenario literario se ha incrementado, tanto con las publicaciones de Intili y Benza, así como con la presentación de la segunda micronovela de la chilena Aguilera y los estudios de Vásquez Guevara sobre esta modalidad textual en la narrativa latinoamericana —conforme se verá más adelante—.

Posteriormente, se publicó Diez por diez. Antología de microrrelatos peruanos de Miguel Ángel Vallejo, cuya presentación se realizó el 24 de junio en la Feria de Libro de San Borja, con los comentarios de José Donayre, Óscar Gallegos y Rony Vásquez Guevara. Este libro recopila las voces mínimas de Ricardo Ayllón, Willy Del Pozo, Ricardo Calderón Inca, José Donayre, Óscar Gallegos, Ricardo Sumalavia, Félix Terrones, Alejandro Susti y Rodrigo Maury, siendo resaltante el rescate de los textos de los dos últimos. Sin embargo, pese al impecable trabajo de selección, resulta alarmante la descuidada «Breve presentación» de su compilador, quien confunde y concibe un artículo de David Roas como si fuera un libro, así como indicar que los textos recopilados son «microrrelatos breves entre los breves» (p. 10), además de comprender que «las parábolas cristianas, los epitafios grecolatinos o los refranes de la Edad Media (p. 9) son microrrelatos»; errores que, sin duda alguna, restan al rescatable trabajo de selección textual y develan a un lector desconocedor de la teoría y tradición de la minificción.

 

Asimismo, en julio, durante la Feria Internacional del Libro de Lima, se presentaron Bioficciones de Benjamín Abram, libro que contiene algunas minificciones cuyos protagonistas son personajes históricos o que pertenecen al conocimiento popular; y 69. Antología de microrrelatos eróticos de Carolina Cisneros y Alberto Benza González, dividido en dos tomos correspondientes a minificción escrita por mujeres y hombres, respectivamente, y cuya presentación estuvo a cargo de Óscar Gallegos y Rony Vásquez Guevara.

 

En setiembre, en la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, se presentó nuevamente 69. Antología de microrrelatos eróticos de Carolina Cisneros y Alberto Benza González, y la micronovela Sarah Ellen de Alberto Benza González, donde se narra los orígenes y vida de su protagonista, reescribiendo la leyenda popular de esta vampiresa arraigada en el sur peruano.

 

Además, también se publicó la micronovela El amor encendió la pradera de Ana María Intili, que reescribe la historia del popular cuento de la caperucita roja. Asimismo, también se publicó Sueños de un índigo de Jomar Cristóbal, su segunda producción literaria después de la micronovela El dos veces nacido (2011).

 

Como se puede apreciar, la presencia de la micronovela en nuestro escenario literario se ha incrementado, tanto con las publicaciones de Intili y Benza, así como con la presentación de la segunda micronovela de la chilena Aguilera y los estudios de Vásquez Guevara sobre esta modalidad textual en la narrativa latinoamericana —conforme se verá más adelante—. Al respecto, resulta necesario destacar Sarah Ellen de Benza González, donde su narrador trabaja cada capítulo (minificción) en relación a la línea novelesca que ofrece el libro, siendo el único narrador que este año reitera su lugar en el canon de la minificción peruana.

 

Asimismo, en este mismo mes se publicó UniVersos del escritor cajamarquino Lúcido Enrique Boy Palacios, un conjunto de microrrelatos de carácter social, donde, sirviéndose de la elipsis y referentes actuales, su autor cuestiona nuestra realidad política y social, incluso en aquellos textos que abordan la ciencia ficción.

 

En octubre, en el marco del Primer Encuentro Iberoamericano de Minificción, celebrado en la Feria Internacional del Libro del Zócalo, se presentó El último dinosaurio vivo. Antología personal de Rony Vásquez Guevara, donde se compila toda su minificción escrita hasta la actualidad. Este autor también publicó en Chile Cuadernos de apuntes: tuiteratura (Ediciones Sherezade), donde realiza un breve análisis de esta modalidad textual de la minificción y señala algunos consejos para convertirse en un narrador de tuits.

 

Posteriormente, en el marco del III Congreso Internacional de Narrativa Fantástica, celebrado en la Casa de la Literatura Peruana, se presentó Yo no canto, Ulises, cuento. La sirena en el microrrelato mexicano de Javier Perucho, antología que rescata la presencia de sirenas en la minificción mexicana. Los comentarios estuvieron a cargo de Alberto Benza González, director de Editorial Micrópolis.

 

Asimismo, en el marco de la Feria Internacional del Libro Ricardo Palma, se presentaron la micronovela Guerrero de Dios de la escritora chilena Gabriela Aguilera, cuya presentación estuvo a cargo de Alberto Benza González y Ricardo Sumalavia, y Aspavientos de Alejandro Susti, cuyos comentarios fueron expuestos por José Donayre y Alonso Rabí. Esta opera prima de Susti en la minificción resulta interesante por el cuidado de su prosa y el ingenio de sus historias, advirtiendo que este libro (dividido en tres tomos) nos presenta a un serio cultivador de historias, de quien ya esperamos —ansiosamente— su próximo libro de narrativa brevísima.

 

Casi al finalizar el 2016 se publicó Enanos que pueden crecer de Carlos Meneses, reconocido escritor peruano que reside en España, quien, después de iniciarse en la minficción con Un café en la luna, sorprende con esta nueva entrega, donde el cuidado de palabras y el ingenio narrativo sobresale en cada texto, además de otras características y cualidades retóricas que, sin duda alguna, lo consagran como el mejor libro del año en la minificción peruana.

 

Por último, y no por ello menos importante, resulta necesario resaltar el trabajo de Editorial Micrópolis, que también apostó por las brevedades narrativas de narradores extranjeros, entregándonos Conversación con las máscaras de Luisa Valenzuela, No ser o ser. Antología personal de Claudia Cortalezzi, El problema de la canilla que gotea de Sandro Centurión, Transego de Alejandro Bentivoglio, Fábulas, fantasmas y fotocopiadoras. Antología personal de Fabián Vique, Las narraciones alternas de Esteban Dublín, Irresponsables de Leandro Hidalgo, Anteología personal de Juan Romagnoli, Aderezos para un tentempié de Martín Gardella, la antología de minificción Yo no canto, Ulises, cuento. La sirena en el microrrelato mexicano de Javier Perucho, y los ensayos de la especialista venezolana Violeta Rojo recopilados en Liberándose de la tiranía de los géneros y otros ensayos sobre minificción.

 

  1. Presencia de peruanos en el extranjero

 

En el plano académico, bajo la dirección de Lucila Herrera, el 17 y 18 de mayo se celebró el II Coloquio de Minificción en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde entre otros investigadores mexicanos, también participó el investigador peruano Rony Vásquez Guevara con la ponencia magistral titulada «La presencia de la micronovela en la literatura hispánica actual».

 

En julio, durante las fiestas patrias peruanas, se celebró en Neuquén (Patagonia, Argentina) el IX Congreso Internacional de Minificción en la Universidad del Comahue, donde por vez primera un grupo de peruanos se presentó para disertar sobre sus investigaciones y mostrar a la minificción peruana al mundo. El equipo peruano estuvo integrado por Carolina Cisneros, Alberto Benza González, Ary Malaver, Óscar Gallegos, Ricardo Sumalavia y Rony Vásquez Guevara.

 

En el terreno creativo, en setiembre, bajo el mando de Valentín Amaro y Pedro Antonio Valdez, se celebró la Feria del Libro de Santo Domingo (República Dominicana), creando el Pabellón del Microrrelato, donde microrrelatistas de Centroamérica y El Caribe leyeron sus creaciones. Además, cabe resaltar la presencia de Alberto Benza González, Carolina Cisneros y Miguel Ángel Vallejo en la tercera edición del evento «Minúsculos caballos», donde acompañados de otros miniaturistas leyeron sus creaciones brevísimas.

Los concursos de la narrativa de corto palabraje en el Perú no son recientes. El primero fue denominado «Primer Concurso Nacional de Cuento Breve, Brevísimo» convocado por El ñandú desplumado. Revista de Narrativa Breve en 1992; su jurado estuvo integrado por Pilar Dughi, Cronwell Jara, César Vega Herrera y Juan Benavente, quienes dieron como ganadores a los textos de Jorge Álvaro Santiago Flores, Carlos Rengifo Rivas y Ricardo Vírhuez Villafane, quienes posteriormente han continuado escribiendo minificciones.

Semanas después, del 14 al 17 de octubre, contando con el especialista Javier Perucho como capitán del navío, se celebró el Primer Encuentro Iberoamericano de Minificción, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Zócalo. En este evento se otorgó el Premio Iberoamericano de Minificción «Juan José Arreola» a la escritora argentina Ana María Shua, en reconocimiento a su trayectoria como escritora y minicuentista, quien además presentó su libro Minificciones. Antología personal. En ese evento también participaron, además del investigador Lauro Zavala con su charla inaugural, diversos mexicanos microrrelatistas como Ethel Krauze, Queta Navagómez, Laura Elisa Vizcaíno, Adriana Azucena Rodríguez, José Manuel Ortiz, Javier Zúñiga, Juan Luis Nute, Luis Alberto Chávez, Marco Antonio Campos, Miguel Antonio Lupián Soto, David Baizabal, Gloria Ramírez Fermín, Juan Pablo Camarena, entre otros. Entre los invitados internacionales estuvieron presentes la colombiana Nana Rodríguez, la chilena Lilian Elphick, los españoles Ginés Cutillas y Manu Espada, los peruanos Alberto Benza González y Rony Vásquez Guevara, el nicaragüense Alberto Sánchez Argüello y los argentinos Ana María Shua y Raúl Brasca.

 

Los últimos días de noviembre, en Buenos Aires (Argentina), se realizó la denominada «Celebración de la Brevedad» en la Universidad Nacional de San Martín, donde se congregaron diversos escritores argentinos de minificción, contando con la presencia de los internacionales Diego Muñoz Valenzuela (Chile) y Alberto Benza González (Perú). En este evento, además de la presentación de libros, se realizaron carruseles de lectura y la dramatización de algunos textos brevísimos. Entre los escritores argentinos participaron Ana María Shua, Luisa Valenzuela, Sandra Bianchi, Laura Nicastro, Claudia Cortalezzi, Mónica Pano, Raúl Brasca, Martín Gardella, Fabián Vique, Eduardo Gotthelf, Antonio Cruz, Juan Romagnoli, Daniel Frini, Leandro Hidalgo, Esteban Moscarda, etc.

 

Comentarios sobre los recientes concursos de minificción

 

Los concursos de la narrativa de corto palabraje en el Perú no son recientes. El primero fue denominado «Primer Concurso Nacional de Cuento Breve, Brevísimo» convocado por El ñandú desplumado. Revista de Narrativa Breve en 1992; su jurado estuvo integrado por Pilar Dughi, Cronwell Jara, César Vega Herrera y Juan Benavente, quienes dieron como ganadores a los textos de Jorge Álvaro Santiago Flores, Carlos Rengifo Rivas y Ricardo Vírhuez Villafane, quienes posteriormente han continuado escribiendo minificciones.

 

Muchos años después, en 2010, la editorial peruana Pilpinta convocó al Primer Concurso Internacional de Cuento Breve «Jorge Salazar», que premió a un libro de microrrelatos, siendo su jurado Mercedes Gómez de la Cruz (Editorial Junco y Capulí, Argentina), Timo Berger (Festival Latinale de Literatura, Alemania), Jocelyn Pantoja de Luna (Editorial Literal, México), David Hidalgo (Revista Etiqueta Negra) y  Elma Murrugarra (Editorial Pilpinta, Perú). En este concurso resultó vencedor el escritor ecuatoriano Marcelo Báez Meza con su libro Bonsáis. Entre las menciones honrosas se ubicaron A la luz del relámpago de Andrés Portillo (España), Diez por cien (Colección de Drabbles) de César Klauer (Perú), Cuentos para gentes sin poderes de Tito Contreras (Colombia), El insecto rojo y compañía de Alberto Zelada (Perú), Lima-Iquitos-Lima de Juan Pablo Bustamante (Perú), y Zoo en diez de Alessia Di Paolo (Perú). Al respecto, corresponde indicar que Alberto Zelada y César Klauer siguen constantes en su creación mínima, pues publicaron sus libros Otoños de bolsillo (2011) y La eternidad del instante (2012), respectivamente.

 

Al año siguiente, en 2011, el suplemento cultural Solo 4 del diario Correo de Huancayo convocó al Primer Concurso Nacional de Microcuento «Solo 4», cuyo jurado estuvo integrado por Carlos Meneses, Ricardo Sumalavia y Rony Vásquez Guevara. En este evento resultaron ganadores Jovana Calderón Llacta, Marlon Caro Ojeda y Marco Alegre Palomino.

 

Además, desde 2014, el Festival de la Palabra, organizado por la PUCP, convoca a concursos de minificciones, siendo este año dedicado a microrrelatos en el formato de Twitter y texto de cincuenta palabras en Facebook. Sus ganadores fueron @luis_angel_2015 y Eduardo Javier Izaguirre Godoy, respectivamente. Aunque se desconoce su jurado, corresponde mencionar que los textos ganadores tienen calidad, advirtiéndose que su final irrumpe en la lectura, generando reflexiones en torno a la historia narrada.

 

Después de una larga ausencia de estos concursos en nuestro panorama literario, en octubre de este año la Casa de la Literatura Peruana lanzó su concurso de microrrelatos «Bibliotecuento», cuyo jurado estuvo formado por Javier de Taboada y Rebeca Urbina (representantes de la Casa de la Literatura Peruana), Lilian Maura (decana del Colegio de Bibliotecólogos del Perú), Ronald Callapiña (voluntario literario de la biblioteca Mario Vargas Llosa) y Dany Doria Rodas (representante de Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana). Sus ganadores fueron Luis Eduardo Vivero Peña (primer lugar) y Emilio Sánchez Lihon Mayorga (segundo lugar), quedando como finalistas Víctor Alejandro Silva Vázquez, Gerardo Figueroa Graziani y Ricardo Javier Calderón Inca, siendo este último uno de los más sobresalientes representantes de la minificción liberteña y del norte del país. Al respecto, resulta necesario indicar que la calidad de los microrrelatos ganadores y finalistas es, sin duda alguna, buena. En lo personal, los textos ganadores debieron ser «Metamorfosis en la biblioteca», «Gafas oscuras» y «Libéreme, por favor»; sin embargo, ello no desmerece el fallo del jurado, pues en los textos concursantes se percibe que sus autores se preocupan por construir, palabra a palabra, un universo mínimo y literario, soslayando el ingenio fugaz del final sorpresivo que constituye un demérito de la minificción en estos tiempos.

 

Casi al mismo tiempo, el diario El Comercio promovió el concurso de minificción «Historias mínimas», cuyo jurado estuvo integrado por Jaime Bedoya (editor de El Comercio), Carlos Reyes (gerente de la fundación BBVA) y los escritores Alonso Cueto, Renato Cisneros y Ricardo Sumalavia. Sus ganadores fueron Miguel Flores-Montúfar, Julio Martín Cáceres y Violeta Jurado Serpa. Después de la lectura de los ganadores y finalistas de este concurso, obviamente no existen mejores textos que lo dictaminado por su jurado; sin embargo, ello no implica que sean textos de calidad. El común denominador de los microrrelatos ganadores es el repetitivo final sorpresivo, característica que actualmente resta la calidad de cualquier texto brevísimo, pues se reduce a mero ingenio lingüístico, carente de todo trabajo literario. En cuanto a su jurado, es rescatable solamente la presencia de Ricardo Sumalavia, escritor de minificciones, cuyo libro Enciclopedia mínima (2004) es un clásico de nuestra narrativa brevísima; sin embargo, respecto a los demás, reservamos nuestros comentarios porque calificar una novela o cuento es diferente a analizar una minificción, como ya lo han señalado diversos maestros de la narrativa brevísima.

Brevísima y necesaria apostilla

Aunque aún son obscuros los estudios sobre esta modalidad textual brevísima que algunos denominan minificción, microrrelato, microcuento, microficción, minicuentos, textículos, entre otros, resulta necesario realizar algunas precisiones. Para algunos estudiosos de este género literario, la minificción contiene toda brevedad literaria, mientras que el microrrelato solamente aquellas que son narrativas. Para otros investigadores, la minificción es esencialmente narrativa y contiene diversas formas de representación, a partir de su estructura (clásica [minicuento], moderna [microrrelato] y posmoderna [minificción]). No obstante, pese a la existencia de esas líneas de investigación, sí existe un consenso en sus características: brevedad, narratividad y literariedad.

Confesiones finales

Consideramos necesario —y con su permiso aclarar— que para la elaboración del presente balance literario hemos investigado y recopilado información de los libros publicados y de la participación de peruanos en eventos de minificción, a nivel nacional e internacional. Así, no nos hemos limitado a esperar que los libros sean obsequiados por sus autores o editores para consignarlos y/o favorecerlos en este recuento; por el contrario, hemos visitado librerías, los hemos adquirido y leído, porque solo de esta manera se puede entregar un verdadero balance, soslayando al «amiguismo» que circunda en nuestra narrativa. Esperamos, pues, desde este extremo, salvaguardar y mantener incólume al microrrelato peruano de esta epidemia contemporánea.

 

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