Título: Vidas secas
Autor: Graciliano Rmos
Editoral: CAMINHO

Por:

Gianfranco Hereña

Resaltaba, muy al fondo, entre una pila de libros carcomidos por el tiempo. Con la seguridad propia de los que saben, el librero se acercó hacia mi. Sonreía, quizás como cómplice de mi hallazgo y me  aseguró que había encontrado una verdadera «joyita». El libro no era sino una antología de lujo que llevaba por título : «Narradores brasileños contemporáneos». 

Me hice del ejemplar al módico precio de un sol. Página a página, puedo asegurar que vale mucho más y hoy, dos años después de esa aventura, los cuentos que ahí encontré me siguen deslumbrando como aquella primera noche en que los leí todos de un tirón.


«Perra ballena» es el título del primer cuento. A decir verdad, era solo un extracto de «Vidas secas», la novela de Graciliano Ramos y cuyo esfuerzo por conseguirle me fue el doble que aquella memorable antología. La tuve que pedir por Internet, reptando entre distintos precios. Al final pagué el capricho y comprobé, acaso con deslumbramiento, que la impresión que me había llevado la primera vez no había sido en vano.

Incluso, descubrí que había una versión fílmica la cual comparto a continuación:



«Vidas secas» narra la historia de una familia que radica en nordeste de Brasil. Todos ellos han sido abatidos por la furia de la naturaleza y afrontan una gran sequía en sus campos de cultivo. Es entonces que se verán introducidos en un vaivén de decisiones. Entre ellas, la de huir de su lugar natal en búsqueda de mejores condiciones de vida. 

Sin embargo, el hambre en el recorrido se hace cada vez mayor. La familia pierde de a pocos su humanidad. Ven la necesidad de quitarse de encima a las mascotas que llevaron consigo (el loro y la perra Ballena) hasta que finalmente Fabiano (nombre del «lider» familiar) termina por convertirse en un ánima que vaga resentida por el desierto, sin saber cuál es su objetivo real en la vida.

Uno de los momentos culminantes del relato es el sacrificio de la perra Ballena, que es, como dice el relato, casi una miembro de la familia. Un punto crucial y desgarrador en la novela de Ramos. 

Al respecto, el diario El País de Uruguay menciona: 

Fabiano tiene sus razones para tomar esta decisión. Actúa con sus dudas a cuestas. La necesidad en la que vive, no recorta su angustia moralGraciliano Ramos lleva al máximo su habitual contención verbal, elaborando una expresión reducida a la elipsis, al monosílabo y a los sintagmas mínimos para expresar la sofocación humana del vaquero, circunscrito a los niveles mínimos de supervivencia» («Literatura y subdesarrollo»).

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